“Uno no trabaja de juez, sino que es juez”
"Para un abogado, ser juez federal es lo que para un rugbier significa jugar en Los Pumas", confiesa Pablo Montesi, descendiente de una de las familias que habitaron primero estas tierras donde hoy vuelve a impartir justicia y donde llevar el rugby a la cárcel dejó de ser una utopía que solo existía en su cabeza para lograr inclusión social.
Fotografías familiares sobre el escritorio. Dos sillones, sillas y una biblioteca completan el mobiliario. El anfitrión, Pablo Montesi (57), se dispone a la chala con POSTA con una combinación de amabilidad y formalidad.
Tras el acto de juramento como juez federal de San Francisco -al que asistieron numerosas autoridades municipales, provinciales y nacionales, entre ellos el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Juan Carlos Maqueda-, Montesi habló sobre los desafíos a partir del nombramiento oficial, ya que durante dos años estuvo a cargo de ese despacho como subrogante.
Asegura que no hay un manual que ayude a ser buen juez pero es categórico sobre la integridad moral: "Uno no trabaja de juez, sino que es juez", alega. Siempre supo qué juez quería ser y cuál no quería ser. Buen juez y mejor ciudadano.
"La Justicia tiene el gran desafío de integrarse desde otro lugar a la sociedad". Lo dice quien debe resolver expedientes, más allá del pensar social, y cuya función no es muy simpática o no siempre encuentra empatía en la sociedad, pese a que es un servicio a ella.
"Para un abogado, ser juez federal es lo que para un rugbier significa jugar en Los Pumas", comparó Montesi el anhelo máximo logrado en su carrera judicial y el sueño que siempre tuvo de integrar el seleccionado argentino de rugby. De hecho, en su primera gestión en nuestra ciudad, llevó este deporte a la cárcel, convocó a un DT amigo y se embarcaron en el desafío de la reinserción de los presos, aunque él prefiere llamarlo inserción.
De regreso
Montesi ya se desempeñó como juez federal subrogante en San Francisco tras la jubilación del entonces juez Mario Garzón. Ocupó el cargo entre 2018 y 2020 y luego fue reemplazado por el juez Roque Rebak, de Villa María. Ahora de vuelta, comentó: "Me reencontré con un ciudad hermosa, radiante, con gente contenta que trabaja, que valora el trabajo como una virtud; gente que respeta las instituciones, y San Francisco tiene instituciones fuertes".
"Decidí postularme para juez federal de San Francisco porque esta ciudad a mi familia le brindó mucho. Siempre me sentí muy cómodo aquí". Su abuelo, Pedro Montesi, por 1890 llegó a estas tierras desde Italia y fue de los primeros en habitar Plaza San Francisco, donde formó una familia. Hijo de sanfrancisqueños, Víctor Montesi y Marta Bischoff, Pablo siente un enorme orgullo por esta ciudad en la que pasó los veranos de su infancia.
Un juez de bajo perfil y causas de fuerte impacto. "Ser juez federal, más que nada, es un honor y una responsabilidad enormes. Es una posición en la cual uno puede hacer mucho. Me considero una persona bastante empática, con mucha vocación de servicio, entonces, desde ese lugar me siento agradecido de ocupar este cargo y hacer lo que uno tiene que hacer", describió una función que goza de gran prestigio.
"Para un jugador, el anhelo más grande es jugar en Los Pumas; para un estudiante de Abogacía, ser juez federal", se recordó en su época de estudiante de la Facultad de Derecho de la UNC y de rugbier.
Llevar el rugby a la cárcel
Montesi es de los que entiende que la potestad de impartir justicia no se agota en una sentencia condenatoria. El deporte que practicó durante 30 años y hasta jugó en la primera del Club Jockey de Córdoba, fue la base del proyecto que en agosto de 2018 les presentó a las autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Córdoba quienes decidieron apoyarlo.
"Colaboré en lo que pude para realizar un programa deportivo en la Unidad Penitenciaria N°7 de San Francisco, aportado desde mi experiencia en el rugby, un proyecto que había tenido bastante éxito en otras cárceles como Buenos Aires o la ciudad de Córdoba, aunque luego llegó la pandemia (de coronavirus) y tuvimos que interrumpirlo, pero la idea es retomarlo", contó.
Con resultados positivos a la vista, Montesi rescató que los presos que participan evidencian menos violencia interna, se van alejando de las adicciones, adquieren buena condición física y se sienten estimulados. También la experiencia revela que los reclusos que practicaron rugby tienen un bajo nivel de reincidencia.
"Creo que mucha de la gente que termina en un establecimiento penitenciario merece tener la posibilidad de insertarse en la sociedad y acceder a este tipo de programas que puedan ayudarlo a interpretar lo colectivo, el valor del esfuerzo, obtener resultados, el significado de ganar y perder, en definitiva, las reglas de la vida, porque de todo eso se trata esto".
La ovalada, a la cárcel. Montesi impulsó un proyecto de inclusión social en San Francisco. (Archivo)
"Uno en el rugby vive esos valores. Yo tuve la suerte de jugar en uno de los equipos más importantes de Córdoba, lo que te da cierta responsabilidad. Se trata de formar, ser buenas personas y hacerse amigos", siguió.
Montesi se resiste a hablar de "reinserción", para él es
"inserción".
"Cuando llevamos a cabo el proyecto del rugby, en el penal de San Francisco la mitad de la población carcelaria tenía menos de 25 años de edad y estaban allí por primer delito, y muchos de ellos por narcoenudeo. A quienes no han tenido oportunidad de hacer otra cosa, brindarles asistencia les permitirá insertarse en la sociedad, porque quizá nunca tuvieron la posibilidad estar insertos en ella, de sentirse parte".
Justicia: una mirada hacia adentro
Hay buenos jueces, pero a los ojos ciudadanos falta justicia, celeridad procesal o fallos ejemplificadores. El Poder Judicial suele recibir más críticas que elogios y la necesidad de apertura de su sistema es un reclamo siempre vigente. Sin embargo, Montesi plantea una reflexión más comprensiva sobre lo que la justicia hace y ha hecho para hacer su función más abierta, transparente, participativa y colaborativa.
"Todos vamos entendiendo que tenemos que tirar para el miso lado y trabajar en conjunto. Si bien cada uno debe cumplir su rol,la Justicia tiene el gran desafío de integrarse desde otro lugar a la sociedad y colaborar desde cualquier lugar que le corresponda y desde cualquier otro en que pudiera ser útil", indicó.
"Creo que hoy el mayor reclamo de la gente a la justicia pasa por el tema de la seguridad, que tanto los abruma. Pero la inseguridad es un reclamo que no solo se le hace a la justicia, sino a todos los estamentos del Estado", agregó.
No obstante, sostuvo que "San Francisco es una zona bastante segura, sobre todo si la comparamos con otras ciudades con un índice de criminalidad muchísimo mayor que acá. Está dotada de muchas fuerzas de seguridad como Policía Federal, Gendarmería, Eter, Policía de Córdoba, FPA. Tenemos los medios y la intención para hacer de esta una ciudad segura".
"En nuestro juzgado iniciamos una etapa de trabajo constante con mucho tiempo de dedicación. Realizamos muchos procedimientos, antinarcóticos, de trata de personas..., y la idea es continuar con eso que se empezó, trabajando de la misma forma para tratar de darle a la sociedad la respuesta que espera", señaló el magistrado.
"Tuve la oportunidad de conocer y presenciar el sistema judicial de Estados Unidos. Allí conversé con el juez federal de Riverside y pude asistir a dos proceso penales y fue como estar ante un juicio federal en la Argentina, no encontré muchas diferencias, tal vez un poco más de formalismos y rituales, atuendos o en cómo se llevan adelante determinadas cuestiones en la audiencia".
"La Justicia de nuestro país tiene muchas personas capacitadas y comprometidas, que le dedican mucho tiempo, esfuerzo y trabajo. Ese es el camino -aseveró-. El ejemplo lo debe dar cada uno, desde el lugar que ocupa. Creo que uno no trabaja de juez, sino que es juez".
"Mi familia es mi gran apoyo. Me acompañan mucho y se sienten parte también de esta carrera judicial".
"El equipo es necesario y en el Juzgado de San Francisco me encontré con un equipo muy bien formado, con experiencia y preparación, están a la altura", continuó.
Montesi egresó en 1987 de la Universidad Nacional de Córdoba, es especialista en Derecho Administrativo y Civil y litigó durante más de 30 años. Y aunque esté lejos del retiro, confiesa que una justicia en la que "la sociedad sea protagonista" es el legado que quiere dejar.