Entrevista
Liliana Ruffino, una vida junto a las danzas españolas
Liliana Ruffino lleva 40 años al frente de la Escuela Municipal de Danzas Españolas. Su historia, en esta nota.
Liliana Ruffino, directora de la Escuela Municipal de Danzas Españolas de San Francisco, dedicó más de cuarenta años de su vida a la enseñanza y difusión de este género y habla con pasión cuando repasa las experiencias vivida durante su carrera.
"Empecé a dar clases desde los 16 años, cuando apenas había terminado mi formación inicial", contó a POSTA en una de las salas del Centro Cultural, donde a pesar de estar en receso invernal, se pone al día en sus tareas.
Su pasión por la danza comenzó a una edad muy temprana. "A los 4 o 5 años, mi mamá me mandó a clases de danza clásica, pero después de mis clases llegaban las de danzas españolas", recuerda Liliana con una sonrisa nostálgica. "Yo probé unas cuantas clases de danza clásica, pero cada vez que terminaba mi clase, veía llegar a las chicas de danzas españolas y me decía a mí misma, 'no, yo quiero esto, quiero dedicarme a la danza española'. Fue entonces cuando decidí cambiarme".
Liliana confiesa que, en su infancia, no imaginaba que dedicaría toda su vida a la danza, aunque ya mostraba señales de su pasión desde muy pequeña. "Cuando mi mamá me pedía que le mostrara lo que había aprendido en la clase, yo decía que no, pero luego salía a la vereda con mis zapatitos y mi ropa de baile y practicaba lo que la profesora me había enseñado", relata. Esta misma pasión y dedicación se reflejaron más tarde en sus hijas, quienes también se vestían y bailaban en casa para mostrar lo aprendido. "Es que para mí no era lo mismo practicar sin estar vestida como en clase", añade Liliana. "Lo mismo les pasó a mis hijas, sin que yo les dijera nada. Cada vez que venía alguien a casa, se vestían y mostraban lo que habían aprendido, igual que yo".
El camino de la enseñanza, según Liliana, es muy diferente al de aprender a bailar. "Es lindo enseñar, pero es un desafío porque hay pasos que hay que desmenuzar, porque no todo el mundo aprende de la misma forma", explica. "Hay que tener mucha paciencia, especialmente con los niños muy pequeños que aún no van al jardín y no entienden las consignas de la señorita. Con los adultos también hay que tener mucha dedicación, porque algunos nunca han hecho danza antes y les resulta difícil. Pero siempre les digo, 'quedate tranquila, que te va a salir, yo te prometo que vas a aprender'".
La danza española se divide en cuatro ramas: danzas regionales, danzas estilizadas, la Escuela Bolera y el flamenco, cada una con su propio sentimiento y técnica. "Las danzas regionales son las folclóricas de cada región, como Andalucía, Aragón, Extremadura y Valencia. Transmiten la historia y las fiestas de cada pueblo a través de su ropa y sus pasos", explica Liliana. "Las danzas estilizadas son una combinación de influencias italianas y francesas con las regionales, creando una danza más moderna y orquestal. La Escuela Bolera es una técnica más clásica, similar al ballet pero con castañuelas. Y el flamenco, claro, tiene una fuerte influencia gitana y de los distintos pueblos que han pasado por Andalucía. Es una danza muy rica y compleja, que requiere de un cantador, guitarrista y bailarines para formar un verdadero tablao flamenco".
Reconocimientos
Liliana Ruffino destaca los numerosos premios y reconocimientos obtenidos a lo largo de su carrera. "La Copa Challenge en Tucumán, la medalla de oro legítima en Cosquín, y premios en Buenos Aires y Capilla del Monte", enumera con orgullo. "Cada año que pasa, cada cinco años que se cumple en la escuela, recibo una distinción. También he sido reconocida como mejor profesora y mejor maestra preparadora. He participado como jurado en Bell Ville y Rosario. Cada premio es un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación".
El sueño de viajar a España también se cumplió para Liliana. "Fui a España y aunque no bailé en un tablao profesional, sí bailé en las plazas", relata emocionada. "Allá se acostumbra que en las plazas pongan un pequeño tablao, donde alguien canta y se arma un poco el espectáculo flamenco. Bailé en la plaza de Sevilla, me metí en un tablao y bailé una sevillana con una bailaora. También hice una rumba en un comedor donde había alguien cantando. Fue una experiencia inolvidable. Además, tuve el placer de que me recibiera el alcalde de Sevilla. Le llevé presentes de San Francisco y me dieron presentes de allá. Fue un honor enorme que no esperaba".
Para Liliana, la danza española no solo es un arte, sino una forma de vida que ha impactado profundamente a sus alumnos. "Tengo alumnas que ahora traen a sus hijas", dice con orgullo. "Para mí es un orgullo enorme ver cómo la pasión por la danza se transmite de generación en generación. Mis hijas, Macarena y Candela, también bailaron desde muy pequeñas, y Candela sigue perfeccionándose conmigo y con otras profesoras. Mi nieta Julia también muestra interés en la danza, aunque aún es muy pequeña. Pero le gusta bailar y me pide música para practicar".
A pesar de los años, Liliana no piensa en la jubilación. "No sé cuándo dejaré de bailar y enseñar", confiesa con una sonrisa. "Sigo estudiando y perfeccionándome, siempre encuentro cosas nuevas. Traje una profesora de Rosario para dos días intensivos de flamenco y fue una experiencia maravillosa. Los alumnos quedaron contentos, los padres también, así que valió la pena el esfuerzo. Para mí, seguir aprendiendo y enseñando es algo que no tiene fin".
Liliana, con sus 56 años, sigue dedicando su tiempo y energía a su pasión por la danza española, demostrando que el amor por el arte no tiene límites ni fecha de caducidad. "Entre tantas cosas que amo están las castañuelas", concluye. "El primer día que una alumna llega, le enseño cómo colocárselas y cómo usarlas. Porque cada detalle cuenta y es parte de lo que hace especial a la danza española".
UN PREMIO
“Cuando me entregaron la medalla de la Cruz del Sur a la docencia en Capilla del Monte. Fue muy emotivo, muy lindo”.
UN LUGAR
“Me gustó mucho Santiago del Estero. Porque ahí me quedé varios días porque me traje todos los premios. Era una cosa que subía y me entregaban un premio e iba bajando las escaleras y me volvían a llamar otra vez. Se me caían las lágrimas”.
UNA RAMA DE LAS DANZAS ESPAÑOLAS
“El flamenco, porque el flamenco te lleva a meterte bien adentro tuyo. Está muy en auge hoy, pero siempre es importante tener bien en claro las cuatro ramas”.