Solidaridad
Estudiantes solidaros: Ludmila, una joven comprometida con un mundo mejor
Cuando sale de la escuela, ella colabora en un comedor solidario de barrio La Milka que brinda un plato de comida a unas 90 personas. Su historia.
En el marco del Día del Estudiante Solidario, LA VOZ DE SAN JUSTO entrevistó a Ludmila Farías, una joven de 18 años que culmina sus estudios secundarios en la escuela ProA de barrio La Milka. Todos los días, con amor y dedicación, ayuda a personas en situación de vulnerabilidad en su comunidad, una acción solidaria que ha crecido en el seno de su familia. “No me muevo por ningún interés, solo por el deseo de ayudar”, afirmó.
Ludmila colabora dos veces al día en el Comedor Solidario Los Pequeñitos, iniciativa familiar que atiende a aproximadamente 90 personas. “La necesidad del día a día, especialmente de los niños, es lo que me motiva. Cada vez hay más gente que no tiene su plato de comida”, contó. Según ella, la demanda ha crecido: “Ahora hay muchos niños que no tienen qué comer. Creo que cada niño debería tener al menos un pedazo de pan en la mesa”.
La joven también expresó su deseo de que más personas se sumen al compromiso social. “Todos deberíamos ponernos una mano en el corazón y ayudar”, instó, enfatizando que en cualquier momento uno podría estar en la misma situación de necesidad. “El día de hoy somos una familia; mañana, nadie sabe si seremos nosotros quienes necesitemos ayuda”.
Desde su gesto solidario, Ludmila busca impactar vidas con un simple plato de comida. “Ver a los niños felices con su comida, que puedan irse a la escuela con la panza llena, es muy gratificante”, expresó. Sin embargo, también manifestó su frustración al escuchar a políticos que, en su opinión, no comprenden la realidad. “Me da bronca escuchar sus comentarios; ellos nunca pasarán la necesidad que enfrentan los que realmente la sufren”, dijo.
Además de ofrecer alimentos, Ludmila subrayó la importancia de brindar apoyo escolar a los niños. “Si necesitan ayuda con la escuela, los ayudaré. Todos los niños deben aprender”, aseguró. Su mensaje para otros jóvenes es claro: “Sean más solidarios. No sabemos si mañana necesitaremos un plato de comida o calzado. Y nunca juzguen a las personas por su forma de ser, porque la vida da muchas vueltas”.
Ludmila Farías se ha convertido en un ejemplo inspirador de empatía y acción solidaria, mostrando que, a través de pequeños gestos, se pueden generar grandes cambios en la comunidad. Su dedicación y compromiso son un llamado a todos a contribuir y ayudar a quienes más lo necesitan.
El recuerdo de una tragedia convertido en solidaridad
El Día del Estudiante Solidario se conmemora cada 8 de octubre en Argentina, recordando el trágico accidente de 2006 que costó la vida a nueve alumnos y una docente del Colegio Ecos. Este año se cumplen 18 años de esa tragedia, que ocurrió cuando una delegación del colegio regresaba a Buenos Aires tras realizar acciones solidarias en Chaco. En la Ruta Nacional 11, un camión embistió el micro que los transportaba; las pericias revelaron que el conductor del camión estaba alcoholizado.
La tragedia dejó un total de 12 muertos, lo que llevó a familiares y amigos a formar la “Asociación Conduciendo a Conciencia”, una ONG que sigue activa. En su portal, se aclara que uno de sus principales objetivos consiste en “invitar a la reflexión sobre el cuidado de la vida en lo que hace a la seguridad vial y la solidaridad”.
Todos los 8 de octubre, padres, familiares y amigos de las víctimas de la tragedia organizan un recital “con fines solidarios, para homenajear y continuar con la tarea” que llevaban adelante los chicos, y también para brindar información y consejos en materia de seguridad vial. Esta y otras iniciativas ponen en evidencia que, en el Día del Estudiante Solidario, el legado y la memoria de las víctimas de la tragedia del Colegio Ecos se mantienen más que vigentes. Además, se sigue el trabajo para la concientización sobre la seguridad vial y se le da continuidad al trabajo solidario que ellos iniciaron.