“Es un momento de florecimiento de todo lo que es cultural”
El dramaturgo y cineasta local Javier Mitchell habló sobre sus múltiples actividades, entre las que se cuentan también el taller municipal de cine y el próximo estreno del documental sobre Oscar Francia.
Por Manuel Montali | LVSJ
Javier Mitchell llega a la Tecnoteca San Francisco, nuestro punto de encuentro, sin equipaje ni guión. Todo está en su cabeza, que proyecta y vive un día de métrica diferente al del resto de los mortales. Los años y las horas parecen pocos al considerar la larga trayectoria y las múltiples iniciativas en las que este artista local está inmerso. Nacido en San Francisco, fanático del cine, formado también entre Córdoba y Buenos Aires, con estudios de lengua inglesa en Inglaterra, título de abogado, posgrado en relaciones internacionales y varios años de experiencia en Estados Unidos, es una palabra autorizada para reflexionar sobre la escena cultural.
- ¿De qué se trata "Subterráneo: arte y vida de Omar Serra", que acaba de ser seleccionada por "Pulsar"?
Es un proyecto de largometraje documental, sobre este personaje que fue uno de los precursores del movimiento under de la cultura en Buenos Aires. La diferencia es que muchos de los que integraron este movimiento pasaron a lo "mainstream", a lo comercial; él no, se quedó en el under, y se mudó de Buenos Aires a Rosario, por varios temas: adicciones y otras cosas. Ahí fundó una compañía de teatro y empezó a laburar ininterrumpidamente como actor y director, sin parar. Acaba de ser declarado "artista distinguido" de la ciudad de Rosario.
-¿En qué etapa se encuentra este proyecto?
Ahora está en etapa de desarrollo. La idea es empezar preproducción cuanto antes. Fuimos elegidos en el mercado de cine "Pulsar" de Santa Fe porque muchos de los integrantes son de esa provincia. El proyecto nace ahí a partir de una especialización que hicimos en la universidad de Rosario, porque no paro de estudiar, es como un combustible. Y surgió y tuvo muy buena acogida. Empezamos a trabajarlo y ahora estamos por empezar a filmar algunas cosas. Íbamos a hacerlo en noviembre pero seguramente lo haremos en enero y algo de febrero con todo el grupo, que son de distintas localidades de la provincia de Santa Fe.
-El "no paro" parece ser una cualidad que te distingue: no dan los años para la cantidad de cosas que hiciste... ¿Cómo fueron tus comienzos en San Francisco?
Viví hasta los 17 años acá. Me fui a estudiar primero inglés a Inglaterra y luego, a Córdoba, abogacía. Acá en San Francisco se dio mi primer acercamiento con el cine, porque mi viejo era muy fan. Yo iba todo el tiempo. Mi penitencia era no ir. Después, cuando me voy a Córdoba a estudiar, descubro con los cineclubes el otro cine que no había podido ver porque las películas eran para mayores de 18: (Federico) Fellini, (Ingmar) Bergman y todos estos grandes directores. Cuando me recibo de abogado paso a Buenos Aires: había una maestría en relaciones internacionales y yo quería ser diplomático. Trabajaba como abogado y además paralelamente producía teatro.
-Viviste entonces en primera persona esa época de incursión de Serra en el under...
Cuando explotó el movimiento under empecé a ir a esos lugares y me fascinó, era otro tipo de teatro y locura, rompía con todos los códigos, era una fiesta. Por eso me resulta interesante su figura, primero porque lo viví, y porque es alguien que de alguna manera no cedió ante el sistema, que siguió en la suya con sus propios conceptos. Por ejemplo, adapta clásicos, clásicos que se han perdido las copias y las ha terminado. Además de hacer sus propias versiones de teatro de autores malditos, como Sade. Ahora está haciendo "Las tres hermanas" de (Antón) Chéjov, y otra obra por la que tuvo tres nominaciones de teatro independiente de Rosario, sobre la vida de Paco Jamandreu, el modisto de Eva Perón.
El
artista analizó la escena cultural local, en una entrevista en el espacio de la
Tecnoteca San Francisco. "No
recordamos otra época en donde se hicieran tantas cosas a nivel cultural".
Entre el under y Estados Unidos
Mitchell hizo luego un salto al norte del Río Bravo, con una larga incursión en Estados Unidos. Se fue a partir de dos propuestas para ser corresponsal extranjero de dos empresas (argentina y chilena) del negocio de la TV por cable y satélite, las cuales no prosperaron. La mudanza le sirvió de todas maneras para dedicarse al cine independiente, además de muchos otros proyectos en publicidad y series, llegando a ser presidente de Nalip (Asociación Nacional de Productores Latinos Independientes, por sus siglas en inglés), una suerte de "Incaa" latinoamericano. Fue incluso nominado como "Hombre del año" en 2011 y 2012 por el "American Biographical Institute", de Estados Unidos, en la categoría de "Independent Filmmaker & Producer".
-¿Qué comparación puede hacerse entre las artes audiovisuales estadounidenses y las nacionales?
Son dos cosas diferentes. El teatro tiene mucha más vida en Argentina que allá. En Estados Unidos es Broadway; Los Ángeles casi no tiene teatro, pese a ser una ciudad impresionante. Es Nueva York, pero incluso allí no hay tanto teatro independiente. En el cine es todo industria, y te diría que el productor o cineasta independiente tiene muchísimas más oportunidades en Argentina que en Estados Unidos. Allí, si no es comercial, no sirve. Segundo, si sos latino, solamente podés hacer tres tipos de proyectos: droga, inmigración o problemas de fronteras. Otro proyecto no les entra. Es surrealista. Hay muchas más posiblidades acá, pese a que sea muy difícil.
-¿Cómo fue tu vuelta a estas latitudes del interior del interior?
Regreso hace unos diez años por temas de salud de mi padre, que ya falleció. La idea era irme a Buenos Aires, porque es como mi ciudad en el mundo, pero había dos proyectos que tenían que salir, justamente en una época de cambio de gobierno en donde lo cultural se cayó todo, y me terminé quedando acá. Empecé a dar seminarios y talleres para formar gente para filmar. Este año empezamos con el taller municipal de cine en el Centro Cultural, y talleres de actuación para cine, siempre laburando a full. De hecho, hay cortos que se han hecho en los talleres que han recorrido el mundo.
-Estando aquí surgió el documental sobre la vida de Oscar Francia, que de alguna manera marca un punto de partida para el proyecto actual sobre Serra, abordando personajes que lograron imponer su vida y su obra por encima de prejuicios y estigmatizaciones...
Cuando surge este otro proyecto, lo vi muy similar. Cuando se decidió que yo iba a hacer el guión y dirigirlo, vi que son personajes similares. De lugares diferentes, de movimientos culturales diferentes, pero tienen una cierta similitud. El documental de Francia ya está filmado íntegro, estamos editándolo. Queremos hacer una especie de preestreno para septiembre-octubre de 2023, así que estamos trabajando duro en ese muy lindo proyecto.
El abogado cineasta
Además de su vasta trayectoria detrás de cámaras, Mitchell tiene un currículum muy destacado en el terreno de las leyes, siendo abogado, con posgrado en relaciones internacionales y experiencia en puestos cercanos a las primeras líneas legislativas.
-¿En qué punto se pueden conciliar estas dos facetas en principio lejanas como la del abogado y el cineasta?
Está como todo globalizado y asimilado, y todo se utiliza. Como productor, el manejo de leyes y contratos es fundamental. Soy muy rígido en eso, que es muy importante para no tener problemas: hacer las cosas como hay que hacerlas. Y la investigación también es algo fundamental que he hecho tanto en relaciones internacionales como en abogacía. De hecho, en la primera obra de teatro que hice, que era una especie de music hall donde se representaba un club norteamericano de los años cincuenta, durante la celebración de su trigésimo aniversario, se veían sobre el escenario los mejores números musicales que habían pasado en esos treinta años, pero también lo que había pasado en el mundo, desde la primera posguerra hasta la segunda. Todo tiene que ver.
Otros proyectos sin pausa
-¿En qué otros proyectos vas a estar participando antes del cierre de año?
Este domingo es la última presentación del año de "Desde el bar", una obra que produzco, protagonizada por Pedro Ordoñez y Mario Alberto, dirigida y adaptada por el primero, basada en cuatro cuentos de Roberto Fontanarrosa, y que está auspiciada además por el Instituto Nacional de Teatro. Estamos laburando en la edición del documental de Francia y el proyecto de Omar, en etapa de investigación. Y terminando también lo del taller de cine, donde vamos a hacer un corto documental sobre el Palacio Tampieri.
-Tu día sigue teniendo como 72 horas...
Pero me gusta, soy como multitasking, hago muchas cosas al mismo tiempo, no me cuesta porque lo he hecho toda mi vida, y cuando hacés lo que te gusta lo disfrutás, no lo padecés.
-¿Cómo encontrás actualmente la ciudad, después de tanto recorrido por el mundo?
La ciudad la encuentro bien. Esta actual administración también está dándole mucha importancia a la cultura. Gabriel Quaranta, que aparte es gestor cultural, le da una impronta muy particular, y lo escuchan, porque en otras administraciones puede haber habido gente con muchas propuestas y ganas pero a la que de arriba le decían que no. Ahora lo escuchan y las cosas se hacen. Yo estoy híper conforme y feliz. No recordamos otra época en donde se hicieran tantas cosas a nivel cultural. Antes había que ver si había algo para hacer, y ahora tenés que elegir qué ver y qué no, y lamentarte por descartar cosas. Es un momento de florecimiento de todo lo que es cultural. Esperemos que siga.