Brarda, salto y precandidatura: Fernandez me convenció”
Luego de su traspaso a las filas kirchneristas, la exlegisladora provincial dijo que el peronismo oficialista cordobés elige los candidatos "a dedo". Manifestó que se reunirá con Romero para unir al Frente de Todos en San Justo. Elogió la gestión de Alberto Fernández y se distanció de Cristina Kirchner.
"Será una campaña electoral muy fuerte", aseguró Graciela Brarda, una de los rostros sanfrancisqueños que competirá con la lista que impulsa el gobernador Juan Schiaretti en las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (Paso) del 12 de septiembre, representando al Frente de Todos.
La dirigente peronista de larga trayectoria en el departamento San Justo explicó los motivos de su alejamiento del oficialismo provincial. "El FdT es el mejor proyecto, el más peronista y cercano a mis ideales y formación justicialista", expresó y adelantó que se reunirá con Andrés Romero, referente del kirchnerismo en la ciudad para unir al partido.
Brarda fue concejal del Partido Justicialista cuando gobernaba la UCR y jugó un papel importante en la elección de 2007 que consagró a Martín Llaryora en la Intendencia. Sin embargo, señalño que 2015 y 2019 fueron "dos quiebres" en su relación con el justicialismo cordobés y que hace un tiempo, "con Llaryora se rompió el diálogo".
Si bien evita hablar del futuro, ve muchas chances para un peronismo unido en Córdoba en el año 2023. Mientras tanto, afirma que "no hay ninguna jugada política" en su precandidatura; ocupa el puesto número 8 de la lista para Diputados del FdT.
-¿Cómo llega Graciela Brarda a ser precandidata a diputada nacional de la lista del FdT?
Me sorprendió que me incluyeran en la lista. Yo venía trabajando desinteresadamente en el departamento San Justo, sin especulación en cuanto a cargos. Lo hice porque realmente estoy convencida que el del Frente de Todos es el mejor proyecto, el más peronista y cercano a mis ideales y formación justicialista.
-A este mismo diario declaró días atrás que en ese partido encontró "el verdadero peronismo militante". ¿Qué militancia ve hoy en el PJ cordobés?
En Córdoba se ha perdido la militancia, tenemos un partido inerte, cerrado, donde las decisiones se toman en una oficina en la que se juntan cinco personas y resuelven quiénes serán los candidatos. Se perdió aquello que era tradicional en el justicialismo provincial, que eran las reuniones tanto de circuito como de departamento o provinciales de las que salían los nombres de los candidatos que elegían las bases. Esos eran los verdaderos candidatos, los que la gente creía que podrían defender los intereses de la provincia y su localidad. Hoy los candidatos son puestos a dedo.
"Nunca me retiré. El que nace político, muere político. En eso no hay discusión".
-¿Y observa lo mismo en San Francisco?
Sí, un partido apagado. No hubo más reuniones, a veces, con la excusa de la pandemia. Sin ir más lejos, el lunes fue un nuevo aniversario de la muerte de Evita y pasó desapercibido, cuando esa es un fecha muy especial para quienes nos sentimos peronistas. Los candidatos se eligen a dedo cuando somos muchísimos los que tenemos mérito para que nuestro nombre entre en la discusión y de allí salgan los mejores.
-¿Qué cree que el Frente vio en usted para convocarla?
Creo que es mi momento, pese a que me había ganado un lugar en San Francisco. Trabajé mucho siendo concejal y también estando en la opción -ese rol me sirvió muchísimo para aprender el ejercicio político-; trabajé junto a Martín Llaryora ocupando durante su gestión el cargo de intendenta en reiteradas oportunidades, todo ello me sirvió para luego ejercer como legisladora provincial. En el último tiempo, con Martín Gill (primer precandidato a diputado) trabajamos mucho. Más allá de las mismas ideas políticas, nos une una amistad. Soy una egresada de la Universidad Nacional de Villa María. La lucha por la continuidad del Centro Universitario de San Francisco (Cusf) me había llevado a hacer muchas gestiones junto a Villa María. De Çarlos Caserio (quien encabeza la lista de candidatos a senadores) también me siento muy cerca.
-Precisamente la lucha por el Cusf fue una bandera que llevó Llaryora cuando fue legislador nacional.
Con Martín tenemos toda un historia política vivida que empezó juntos siendo oposición en el Concejo Deliberante de San Francisco, pero en el último tiempo se rompió el diálogo y ahí quedamos. También con Juan Schiaretti.
-¿Ya cuando era parte de la Unicameral tenía diferencias con el oficialismo al cual pertenencía?
La Legislatura me costó muchísimo. Nosotros habíamos hecho una interna, en ese momento gobernaba José Manuel de la Sota. Me sentía aislada dentro der la Legislatura, por haber participado de esa interna. Luego vinieron los otros cuatro años de Schiaretti en el que tuve cargos importantes, pero era como que yo no encajaba en la idea de que tuviéramos que defender al gobierno nacional (gestión de Mauricio Macri); no poder hablar de la gestión, cuando veíamos que estaba en crisis.
"En cada localidad del departamento San Justo hay una obra financiada por el gobierno nacional y eso a veces no se ve, o no se dice mucho".
-Caserio le critica a Schiaretti haber estado más cerca del macrismo que del PJ nacional en las últimas elecciones. ¿Usted le cuestiona lo mismo?
Conmigo se dieron dos quiebres con el justicialismo cordobés: uno fue en 2015, en la campaña electoral y las elecciones generales, con la postura que tuvo en la campaña de Macri. Otro quiebre fue en 2019. Caserio rompe con el Schiaretismo, nos invita a participar de una reunión, la que fue muy buena, en la que todos pudimos hablar. Yo venía de mi segundo período como legisladora, había que dejarles lugar a otras personas. Mientras tanto, siempre seguí trabajando, no me retiré. El que nace político, muere político. En eso no hay discusión.
-¿Tiene diálogo con el presidente Alberto Fernández?
Antes de la pandemia, Fernández nos convocó a una charla con él -duró unas dos horas y tomamos un café- y durante la misma nos expresó cuál era su plan de gobierno. Fue un mano a mano, éramos pocos dirigentes justicialistas. Lo vi muy conciliador, para nada crítico con Hacemos por Córdoba. A mí me convenció y empezamos a trabajar.
-Pero de eso se sabía poco hasta el domingo, cuando se oficializaron las listas y su nombre sorprendió a varios.
Junto al FdT fue un trabajo silencioso, en el anonimato. Hacíamos reuniones por Zoom ante la imposibilidad de juntarse por la pandemia. Nos reunimos con dirigentes peronistas del departamento San Justo que comparten las mismas ideas que nosotros, y que son muchísimos y cada día se sumaron más.
-Dentro del Frente hay distintas corrientes, por así decirlo. De hecho, dijo que no tenía diálogo con su referente en la ciudad, Andrés Romero.
Con Romero nos vamos a reunir para que el Fdt sea un partido unido. Él venía trabajando en una rama del Frente y yo en otra, pero si los dos tenemos los mismos ideales, ¿por qué no unirnos? Sabemos que no es una elección que será fácil, hay un aparato muy grande en Córdoba y en el departamento hay tres dirigentes fuertes como Manuel Calvo, Martín Llaryora e Ignacio García Aresca. Será una campaña electoral muy fuerte.
-¿Vislumbra una carrera prometedora para Martín Gill?
Lo veo muy formado, muy preparado y el rasgo principal que rescato de él es una gran humildad y capacidad de escucha. En cada localidad del departamento San Justo hay una obra financiada por el gobierno nacional y eso a veces no se ve, o no se dice mucho. Este gobierno no discrimina, es abierto a todos los municipios y en eso está Martín Gill operando, para llegar con obras a todos lados, más allá del signo político.
-¿En 2023 es posible una unión del peronismo en Córdoba?
Yo creo que sí. Además se dan varias cuestiones: un recambio de figuras y la mayoría de los intendentes, por ley, no podrá volver a postularse. Al proyecto que hoy represento le dicen "el ala dura" del peronismo, pero no es más que el justicialismo en práctica. Y para ello, hay que abrirse y oír todas las posiciones.
-Con los nombres sobre la mesa, surgen los análisis de territorios, personalismos e internas. Desde algunos sectores dicen que su precandidatura "divide guas" y eso termina beneficiando a Hacemos por Córdoba.
Acá no hay ninguna jugada política. Tengo 33 años de trabajo en docencia y una extensa trayectoria política. Hoy me siento identificada con el Frente de Todos, empecé a trabajar junto a este partido pero sin ninguna ambición de cargo, no lo necesito. Lo hago por mi pasión por la política y por el justicialismo.
-¿En qué rol político se imagina en los próximos años? ¿Podría ser usted la "amalgama" para la unión del PJ a nivel local?
No me imagino dónde estaré. Aún estoy sorprendida por esta nominación para las legislativas de 2021.
-¿Tuvo aspiraciones de ser intendenta de San Francisco?
En un omento sí, sentía que me encontraba capacitada para hacerlo. En las oportunidades en que reemplacé a Llaryora en la Intendencia realmente sentí que estaba preparada para asumir ese rol, ahora ya no creo lo mismo. Es algo que no analizo por ahora.
-¿Qué país cree que viene?
Después de hablar con los grandes referentes del Frente de Todos, quienes dirigen los destinos de la Argentina, no tengo dudas que ya en septiembre vamos a estar saliendo no solo de la emergencia sanitaria, de la pandemia, sino también económicamente. De a poquito se va reactivado la economía. En tanto, hay dos problemas muy grandes: la inseguridad y la educación. En la provincia de Córdoba la educación está estancada. En la nación también hay que trabajar mucho en educación. Tenemos una gran crisis social, pero ésta en gran parte viene de la falta de educación.
-¿Qué le critica al Gobierno de Alberto Fernández?
No le hago ninguna crítica, porque todavía no lo vimos gobernar. Por la crisis del coronavirus no se pudo poner en práctica el plan que él nos esbozó cuando nos reunimos, que realmente es muy bueno, que se elaboró junto a los ministros. La pandemia postergó todo.
¿Y a Cristina Kirchner?
Nunca tuve trato con Cristina. Sigo sosteniendo que cuando se dio el conflicto con Córdoba por los recursos coparticipables y la pelea con la Anses, hubo dos egos muy importantes -el de Cristina Kirchner y el de De la Sota, que era gobernador-. En cambio, a Alberto Fernández lo veo como un hombre de diálogo y capacidad de escucha.
"No le hago ninguna crítica a Alberto Fernández, porque todavía no lo vimos gobernar. La pandemia postergó todo. Los veo como un hombre de diálogo y capacidad de escucha".
-¿Qué opinión tiene de la precandidatura de García Aresca?
Yo siempre fui una convencida de que si a uno el pueblo le da un mandato por cuatro años, debe cumplirlo, ese es mi pensamiento.
-Podría ser una candidatura "testimonial", es una opción, aunque no si sigue el ejemplo de su amigo y mentor político, Llaryora...
Este tema yo lo hablé siempre con Llaryora. Si la gente te vota para estar cuatro años y te vas, sabrá después en las urnas si te castiga o te vuelve a elegir.
-Lleva 30 años la Ley de Igualdad que impulsó Olga Riutort -segunda candidata a diputada por el FdT- , que establece la igualdad de género obligatoria en la conformación de las listas. ¿Sufrió en carne propia esa situación?
Al hombre le cuesta reconocer que sea la mujer la que tome decisiones. En LA Legislatura la teníamos que pelear para ocupar un lugar de escucha dentro de las reuniones de comisiones, porque todavía había privilegios para los varones. Sin embargo, hago una autocrítica: las mujeres somos muy corporativas y tal vez nos cerramos, pero si queremos trabajar con una perspectiva de género, tenemos que abrir el diálogo a todos, escuchar y aprender de la crítica. Llevo kilómetros y kilómetros recorridos en San Justo, tengo una relación fluida con los intendentes, pero no me encerraba en el escritorio a hablar solo con él, hablaba con las instituciones y con la gente, me interiorizaba de los problemas de los vecinos.
En mi carrera política pude comprobar que la apreciación del intendente con su equipo sobre las necesidades a veces dista mucho de las necesidades reales del pueblo. Entonces, ese diálogo me enriqueció mucho y me enseñó que la militancia nunca debe dejarse de lado. La gente necesita que la escuchen y eso hoy se perdió en el justicialismo de Córdoba.