“Visibilizar el cáncer de mama es una manera de humanizar la enfermedad”
A diferencia de muchas mujeres que reciben igual diagnóstico, Natalia Barraud no siente que le cambiara la vida para siempre o que no volverá a ser la misma al salir vencedora en su lucha contra la enfermedad, sino que es un paréntesis, "un freno de mano", que le enseñó muchas cosas y resignificó su vocación de comunicadora.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
"¿De dónde vino?". Este fue uno de los primeros pensamientos de Natalia Barraud (49) cuando le diagnosticaron cáncer de mama en agosto pasado, en vez de preguntarse por qué a ella.
El cáncer es una de esas experiencias que deseamos que nos roce por el costado, pero, ¿qué sucede cuando le pasa a uno? Natalia decidió contarlo en sus publicaciones testimoniales y periódicas en Instagram y su cuenta @natybarraud de a poco se convirtió en una suerte de comunidad de mujeres -muchas pacientes- empoderadas y un canal para ayudar a informarse para poder tomar decisiones a tiempo, sobrellevar la enfermedad y efectos secundarios como la calvicie.
"Empecé a hacerlo sin dimensionar lo que podía suceder y la repercusión tan grande que podía tener. No sabía que había tantas mujeres pasando por lo mismo que yo", relató a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"Mi cirugía fue en octubre y el primer posteo lo hice en el posoperatorio, al salir de la anestesia, pensé que eso calmaría los ánimos de mi familia que así, en un video, podía verme y quedarse tranquila. Luego empecé a comunicar sobre la quimioterapia y cuestiones que tienen que ver con el tratamiento en sí", explicó la reconocida locutora y conductora oriunda de Devoto pero radicada en Córdoba desde hace muchos años.
Uno de los objetivos de sus posteos que llegan a miles de seguidores es ayudar a desdramatizar Y desmitificar esta enfermedad. "Cáncer o quimioterapia son palabras que asustan, que generan mucha angustia, y cuando uno está lejos de la gente que más quiere que es la familia, llevar el mensaje de 'estoy viva y sana' es muy importante".
"Visibilizar el cáncer de mama es una manera de humanizar la enfermedad", sostuvo, como desasociarlo de la muerte y encararlo como parte de la vida.
Como locutora, muchas veces Natalia le puso la voz a las campañas rosa en el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama inculcando el autoexamen. Sin embargo, que le tocara vivirlo en carne propia hizo que repensara y la convenció de que no es suficiente, que la detección precoz por diagnóstico por imagen sigue siendo la piedra angular de la lucha.
"Leía textos que decían cosas como por ejemplo: 'si te pica, si te duele, si te tocás un bulto, hay probabilidades de que sea cáncer, andá al médico de inmediato'. Ahí hay un error en el mensaje, porque el cáncer de mama es asintomático, no duele, no pica, si te palpás un bultito es porque ese tumor ya creció y puede expandirse a otras partes del cuerpo. La única manera de enterarnos que estamos enfermas, es con diagnóstico por imagen, no hay otra", afirmó.
Desdramatizar y derribar mitos. Natalia muestra las cruces con las que marcan a los pacientes en las sesiones de rayos.
"En base a mi experiencia personal quiero trasmitir que la ecografía mamaria es clave -insistió-. Hay verdades que son incómodas. Casi ninguna mujer muere por cáncer de mama, sino que muere porque al no diagnosticárselo a tiempo, ese cáncer se ramificó".
"En las campañas hay que ser claros en ese sentido: solo se detecta con diagnóstico por imagen. Es equivocado decir que tenés que autoexaminarte, ¡no!, tenés que hacerte una diagnóstico por imagen, no palparte".
"No hay mastólogos"
Natalia se reconoce una afortunada porque fue operada por un médico especializado en Italia, "no me amputaron el seno, no me quedó un tajo. En la Argentina deberíamos tener la especialidad clínico-quirúrgica de mastología. A la mayoría de las mujeres que les extirpan una mama después tienen que volver a operarlas porque algo no quedó bien. Existe una ley de reconstrucción mamaria gratuita que no se aplica porque casi no hay mastólogos en el sistema de salud argentino y esto es otra cosa que me llamó la atención transitando la enfermedad, que fui aprendiendo".
Se refiere a la ley 26.872 que garantiza la cobertura de la cirugía reconstructiva y las prótesis en los hospitales públicos, las obras sociales o prepagas. "En nuestro país son los ginecólogos y no cirujanos generales los que operan las mamas, y eso es algo que quedó atrasadísimo en el tiempo si vemos lo que ocurre en Europa y otras partes del mundo".
"Año tras año, hay en la Argentina 22 mil mujeres diagnosticadas con esta patología y no hay especialistas, no hay servicios destinados al cáncer de mama en sí", advirtió.
"El seno es una parte del cuerpo visible, entonces puede entrar en juego la autoestima, la seguridad de la mujer. No se dimensiona el impacto que puede causar en ella de golpe verse amputada. Hay una ley para contrarrestar ese efecto con el acceso a la cirugía mamaria que debería realizarse en todo el territorio nacional, pero no se aplica. La suerte que tuve yo, deberían tenerla todas las mujeres, desde La Quiaca a Ushuaia".
Natalia llamó a "invertir en recursos para la salud", porque "las distancias pueden ser muy odiosas cuando uno está enfermo. En la ciudad de Córdoba tengo a mi alcance toda la tecnología necesaria, pero a veces escucho el peregrinar de mujeres que vienen de otros lugares y enoja e indigna".
Preguntas con respuestas
Natalia confesó que nunca se preguntó ¿por qué a mí?, pero sí se preguntó "¿de dónde me pesqué esto?", "¿de dónde vino?", ya que en su familia no hay antecedentes de cáncer de mama, aunque "no necesariamente tiene que haberlos", aclaró.
"Clínicamente, no me tendría que haber enfermado, tuve partos naturales, di de mamar, hago gimnasia, como bien, no fumo, realizo los chequeos ginecológicos anualmente...", pensó cuando le confirmaron que tenía un carcinoma ductal invasivo (IDC), el tipo más común de cáncer de mama.
"Felizmente, hoy la medicina está teniendo una mirada más holística, no solamente científico-analista o relacionada a conductas alimentarias, además se tiene en cuenta conductas emocionales. Hoy puede ser que se considere como factor de riesgo haber pasado por duelos, por pérdidas, por mucho dolor... No está separado lo emocional de lo físico y allí también encontré muchas respuestas".
"Cada mes de octubre, las mujeres van casi en patota a hacerse los controles, pero no estaría mal que cada cumpleaños lo hagan, como un autoregalo en su día, como un compromiso con su salud".
Desdramatizar
Natalia no percibe como un mandato impuesto sostener una actitud positiva frente al cáncer, sino que el optimismo siempre fue parte de su estilo de vida. Podría decirse que se plantó con humor y cierto sarcasmo ante una de las circunstancias más difíciles de atravesar durante la enfermedad: la caída del cabello.
"Transitar el cáncer en compañía es muy importante para mí. Hay que dejarse acompañar y saber por quién. Con las personas con las que uno convive todos los días, con mis hijos (de 15 y 18 años) recorremos esto de la misma manera que llevábamos la rutina en casa antes de mi diagnóstico: nos disfrazamos, improvisamos obras de teatro, nos reímos de mis pelucas, cantamos y bromeamos. Desdramatizamos mucho el tema".
Tampoco la enfermedad la llevó a celebrar cada día como un motor para seguir. Para ella, esto nunca se trató de sobrevivir. "No me pasó eso de empezar a valorizar cosas que antes no valorizaba, yo ya venía de trabajar interiormente un montón de cuestiones, tenía una vida súper ordenada, sin problemas, feliz, venía de hacer una película ("Recursos humanos"). A veces te dan un diagnóstico en un momento de tu vida que decís ¿quéee?, si está todo perfecto. Fue como un freno de mano que hizo detenerme pero al mismo tiempo, tomar una actitud activa, porque fue tanta la información que obtuve en charlas y respuestas, que me hicieron tomar conciencia de la necesidad de comunicar correctamente sobre la enfermedad".
"Puedo contarles a las mujeres sobre los derechos que tienen, adónde dirigirse, alertarlas sobre la información peligrosa que abunda en Internet, que está en contra de la quimioterapia, de la oncología y la medicina tradicional", agregó.
“No lo mismo sentirse el bicho raro que está pelada en medio de una sociedad que tiene pelo, que estar en un grupo donde todas se ven como una”.
Empatía y dejarse acompañar
"En estos momentos, abrirles la puerta a personas que viven situaciones similares, aún siendo desconocidas, ayuda. Yo me acerqué a una fundación (Corazón de Mujer) donde todas estaban atravesando un cáncer. Pude encontrar una compañía y un entendimiento distinto. Intercambiamos consejos, fotos en un grupo de WhatsApp. No es lo mismo sentirse el bicho raro que está pelada en medio de una sociedad que tiene pelo, que estar en un grupo donde todas se ven como una", expresó Natalia, que actualmente, tras finalizar la etapa de quimioterapia, se somete a rayos y a medicación por boca.
"Es muy difícil dar consejos, porque al cáncer cada uno lo enfrenta como puede. Yo, en mi rol de comunicadora, me vi en la necesidad de informar, porque todavía hay mucha tela para cortar en la comunicación respecto a esto, pero soy una convencida de que hay que ser muy respetuoso de cómo cada persona decide transitar la enfermedad", acotó.
"Uno no conoce cómo puede sentirse esa persona, cuál es su entorno. A veces te topás con mujeres que te cuentan que sus parejas empezaron a tratarlas de una forma diferente a partir del cáncer o al revés, se acercaron más. Es muy bueno frente a una situación traumática, sumarse a grupos de ayuda; abrirse a personas que estén pasando por lo mismo", instó.
"La fuerza de grupo hace que uno deje de sentirse el raro y pases a ser parte de una comunidad que habla en un mismo idioma. Tal vez esa persona no se atreva a hablar en grupo, pero se sentirá entendida y perteneciente. No transitar el cáncer en soledad es una de las claves para salir adelante".
"No es fácil andar calva por la vida, el sol te puede lastimar mucho, el frío te golpea, hay que protegerse con pelucas, turbantes..., como una forma de cuidarte, no de ocultarte. Me pasó estar en la cola del supermercado con apenas 'pirinchitos' en mi cabeza y mujeres se acercaron a decirme que ellas no se animaban a salir a la calle peladas. Pero por suerte, estamos evolucionando. Hay en las nuevas generaciones una aceptación que está buena. Estamos abriendo la cabeza, abrámonos también para el cáncer".
En la docta
Natalia Barraud nació en Devoto hace 49 años. "Mi pedacito de mundo está allí y en San Francisco (donde viven sus padres y hermana). Por cosas de la vida, me mudé Córdoba y hoy gradezco estar acá, pero no dejo de pensar en aquellas mujeres que viven en poblaciones rurales, en localidades más alejadas, lo difícil que debe ser para ellas cursar una enfermedad como esta que requiere de tratamientos con tecnología y atención especializada".
Tras cursar las carreras de locución y periodismo, se ganó un lugar en la televisión y forjó una trayectoria en el medio que trascendió la pantalla chica.
Maru, otro duro golpe
Además de todo lo dicho hasta acá, Natalia es tía de Mariana Ellena (22), la profesora de Educación Física sanfrancisqueña que en septiembre de 2011 fue embestida por un auto que corriendo una "picada" cruzó el semáforo en rojo y la mató. "¿Qué padre o qué madre que envía a su hijo a estudiar a Córdoba no se identificó con el caso de Maru? Mi familia pasó por tanto dolor, que mostrar que uno está vivo, que salió de una operación, que está bien, era muy importante y necesario", reflexionó sobre el trasfondo de sus posteos.