Análisis
Vetando ando
En una semana hiperbólica, el gobierno celebró la ratificación del veto a la ley jubilatoria y en la aprobación de la boleta única electoral. Festejó a medias el índice de inflación y recibió un par de sacudones con el rechazo del DNU de fondos para inteligencia y la sanción de la ley universitaria.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
La política argentina está plagada de frases grandilocuentes, exageraciones y lenguaje bélico. No hay término medio. Las hipérboles se repiten. Los diputados que mantienen un veto son “héroes”. Los otros “degenerados fiscales e irresponsables”. Los “conversos” son “traidores”.
La lucha por los vetos dominó la semana.
El gobierno respiró aliviado un día y al siguiente se agarró la cabeza. Mantuvo el veto sobre la ley de movilidad jubilatoria y lo celebró como un triunfo. Intentó lo mismo con el índice de inflación, aunque el festejo se amesetó, al igual que el porcentaje difundido por el Indec. Recibió otras dos bofetadas. Por primera vez se rechazó un DNU en las dos cámaras: no hubo inteligencia ni para disponer ni para defender los fondos reservados para la Side. Y la cuestión de los recursos para las universidades abre la puerta a otra disputa marcada por vetos y “contravetos”.
Además del caos en los aeropuertos, se presagian nuevas movilizaciones por el tema universitario, quizás mucho más numerosas que las que generaron disturbios por el tratamiento de la cuestión jubilatoria. De paso, las autoridades deberían vetar los intentos de desinformar sobre algunos episodios y prohibir el envío de videos falsos a los medios. Así también, el veto debería abarcar los ataques que recibe la prensa en nombre de la libertad. Vaya paradoja.
No obstante, la ajetreada agenda parlamentaria le permitió al gobierno nacional gozar de la aprobación de la ley que establece la boleta única electoral, un logro que traerá mayor transparencia. La oposición kirchnerista sufrió un revés importante. Es posible que se acaben prácticas incompatibles con la seriedad de los procesos electorales. No podía seguir admitiéndose que los votantes tuviesen que navegar entre cientos de boletas sábana, para no encontrar la que tenían intención de depositar en la urna porque los “vivos” se las habían robado.
Mientras Cristina repitió ayer una de sus clases magistrales, el presidente Milei concurrirá mañana al Congreso para presentar la ley de presupuesto para el próximo año. Ambos se sienten a sus anchas hablando de lo que “les gusta”. Una culpando de los males a la “economía bimonetaria, estúpido”. El otro prendiendo velas en el altar del superávit fiscal y ¿guardándose alguna sorpresa?. No son de aceptar consejos ni reprimendas, pero deberían reparar en que “todo lo exagerado es insignificante”, según sentenció el político francés Charles Maurice de Talleyrand hace más de dos siglos.
Así, mientras un Beto se alivia de que poco se habla de sus tribulaciones judiciales, oficialismo y oposición andan de veto en veto.