Vergüenza ajena
Se vivieron horas de muchos rumores, informaciones falsas, desmentidas y otro tipo de detalles que hicieron dejar de lado el fútbol, algo que no queremos.
POR LUCIANO OLIVERO
No llegamos a este país para escribir páginas bochornosas y promiscuas que le quedan mejor a Lucho Avilés o Jorge Rial, que a Enrique Macaya Márquez (premiado por Conmebol y Guinness por la cobertura del mundial nro. 16) o Ariel Scher, que está aquí en Moscú escribiendo una crónica borgeana de la pasión absurda por este deporte.
Los que formamos parte de una clase media en trayectoria y formación, volamos casi 14.000 km. para asistir una vez más, a un evento colosal que reúne una síntesis de nuestro planeta en costumbres y lenguas y también, para renovar el mapa deportivo del fútbol, algo que como un ciclo inexorable, sucede cada 4 años.
Esos son los nobles propósitos de la gran mayoría de los periodistas del interior que estamos aquí, periodistas absolutamente alejados del consumo de "periodismo chatarra", pero también están como a hurtadillas, los inconfesables y los desagradables periodistas "porteños", los que hacen y desasen como quieren la información, los que contaminan la realidad, los más beneficiados, los dueños de todo, los culpables de la discriminación hacía nosotros.
Mentiras y verdades colisionan por estos días en un país, que no entiende bien de que se trata esa tendencia a autoflagelarnos, pero que sospecha, que no se trata de una evolución, ni de una virtud, es solo una manera errónea que elegimos los argentinos para vivir.
No estamos cómodos con estas reglas y en algún punto, quisiéramos manifestar un grado de rebeldía no demagógico, que ayude a escapar a la tentación de sumarnos al coro de los rumores y la frivolidad que los medios de comunicación, están ejerciendo en nombre de lo que "hoy vende".
Yo por estas horas, he sentido vergüenza e impotencia a la vez. Vergüenza porque este periodismo absurdo de la capital porteña, no me representa en absoluto. Impotencia, porque los mismos que arruinaron todo, son luego los más beneficiados por una AFA con cero federalismo. Triste, muy triste.
Solo esperamos que este momento nefasto termine a la brevedad y que se deje de hablar de que "todos" los periodistas son iguales o culpables, nosotros con LA VOZ DE SAN JUSTO y AM 1050, tenemos otra actitud, otro pensamiento, vinimos hasta Rusia para vivir la fiesta del fútbol y mostrar el color de este maravilloso evento, no para ser parte de una procesión de inadaptados, que solo saben divertirse con el dolor o el mal momento de los demás, a base de falacias.
Es una pena que este grupo de jugadores que una vez, en tiempos de José Pekerman y Hugo Tocalli, se subieron a una ilusión mínima de consagrarse con la camiseta albiceleste, una década después, estén parados ante el abismo del descrédito y la manipulación. A merced de estadísticas nefastas y memes humillantes, una nueva manera de catarsis que desde el anonimato, se manifiesta con buena recepción en nuestro mercado, pero amenaza con llevarse puesto todo.
Ya poco importa qué fue verdad o qué fue mentira, importa la realidad y esta melancolía por un tiempo que se nos escapó de las manos, con más penas que gloria, aquí solo importa que nos unamos y comulguemos por el bien de nuestra selección, cada uno desde su lugar. A mí, todo esto, me ha dado vergüenza ajena, por suerte el medio para el que trabajo, está lejos de esta nefasta realidad periodística. Perdón señores lectores, pero solo hablaremos de fútbol y sepan ustedes, que sus ojos lo agradecerán.