Sociedad
Vaya donde vaya, lleva a Malvinas en su corazón
Jorge Racca es un veterano de guerra que nunca se alejó de su pasión por “malvinizar” en cada viaje y en cada acción. Su paso por las islas, su experiencia con el pueblo Mapuche y una reciente experiencia de camaradería en Brasil.
Desde que siendo tan solo un joven de 18 años su vida dio un vuelco rotundo, Jorge Racca se convirtió en un protagonista ferviente de la causa Malvinas. En cada viaje que le tocó emprender compartió su experiencia y destacó la importancia de que las nuevas generaciones mantengan vivo el reclamo por recuperar las islas.
Un diario de guerra y su pasión por la literatura sobre Malvinas lo llevaron a escribir un libro que le abrió la puerta a más lugares, a conocer más gente y a seguir haciendo lo que más le gusta: viajar y hablar de las islas.
“Diario de Malvinas. 77 días entre el miedo y el valor” salió a la luz en 2019 y se convirtió en un motivo más de orgullo para este brinkmanense que también tuvo el honor de ser intendente de su ciudad natal.
Hace pocos días, se dio el gusto de compartir un anhelado viaje a Brasil con compañeros veteranos y –por una vez entre tanto viaje al sur- disfrutar de la playa, donde flameó la bandera argentina, con la inscripción de Brinkmann y las islas bien grandes.
“Nosotros muchas veces viajamos al sur, y siempre que vamos es una semana o 10 días allá. Siempre vamos por algún acto o actividad particular, pero esta vez salió de hacer un viaje de placer y así fue. Fuimos con otro compañero de Brinkmann que vive en Morteros, con uno de Córdoba y otro que se vino de Esquel en avión y de acá fuimos los 4 en auto. Fue una experiencia muy linda”, asegura.
Entre los mencionados viajes al sur, Jorge atesora la posibilidad que tuvo de compartir una ceremonia ancestral con pueblos originarios mapuches. “Yo integraba una patrulla de exploración y estábamos todo el día caminando y en la noche parábamos en el corazón de las islas. Una de esas noches paramos en una casa que por motivos que todavía desconocemos se prendió fuego y murieron tres compañeros. Uno de ellos fue el único muerto descendiente de mapuches. Él era de Esquel y una vez hicieron un acto al que me invitaron para que diga unas palabras por haber estado con él cuando murió. Agarré un avión y me fui. Al tiempo le pusieron su nombre a una escuela en Trelew y también me fui para allá. En las dos oportunidades me encontré con un primo de él y le pregunté si seguían haciendo las ceremonias ancestrales y si yo podría presenciar una. Me dijo que eran cerradas pero como yo había estado junto a Simón cuando murió, podía haber una oportunidad”, recuerda.
Luego llegó la pandemia y Jorge pensó que el primo de Simón Antieco se olvidaría de esa charla. Pero no fue así: “Un día me llamó y me dijo ‘el próximo 9 de mayo que es el aniversario de su muerte, vamos a hacer una ceremonia’. Fue en Puerto Madryn, donde atrás de la terminal hay dos manzanas que se consideran tierra sagrada para los mapuches. Me regalaron una medalla hecha con una punta de flecha, que yo llevo con orgullo a cada presentación del libro, es como una condecoración”.
Hablar de Malvinas
Racca disfruta de contar su experiencia y el libro es una excusa más para hacerlo. “Yo desde que volví nunca dejé de hablar de Malvinas. La contención en los pueblos chicos siempre fue muy grande, a diferencia de las grandes ciudades. Desde siempre disfruté de ir a las escuelas a hablar de Malvinas. Para escribir el libro tuve que leer el diario personal y me encontré cosas que ya no recordaba. Donde me invitan voy, sin cobrar un peso. Lo hago porque me gusta”.
“Nuestro regimiento hizo un libro y el jefe le dio al escritor mi libro para que lo tome de referencia, porque gracias a mi diario hay certezas que ellos no tenían, porque no había registro de nada. Y yo, soldadito de 18 años, escribía todo: hoy martes 7 de abril a las 11 pasó un avión y tiró una bomba”, remarca.
Asegura que no fue idea propia la de llevar un diario de guerra: “Cuando estaba por subir al avión que nos llevaba a Malvinas, un suboficial nos dijo ‘bueno chicos, aprovechen a escribir lo que van a vivir porque el día de mañana les va a servir para contarle a sus hijos y a sus nietos lo que pasó”.
El diario estuvo cerca de no volver a la Argentina porque cuando regresaba al continente como prisionero de guerra, los soldados ingleses les quitaban todas sus pertenencias. Jorge, con su inglés de secundaria, les pidió que no se lo saquen porque se trataba de cartas de su familia.
Racca analizó como se encara la causa según la administración de turno. “Malvinas es una causa que le guste o no le guste al gobierno de turno la va a tener que seguir adelante. Algún día tendremos una política de Estado de verdad que diga que sea quien sea el presidente, la postura no puede cambiar. Menem tendió unos lazos más cordiales, recuperamos el diálogo, los vuelos, pero lo que hay que reconocer que todo lo que se logró fue a favor de ellos”.
El ex intendnte de Brinkmann analizó los dichos de Javier Milei, quien en campaña dijo que admiraba a quien en ese entonces era la líder del Reino Unido: “Para mí Thatcher es una asesina, no la admiro, pero sí me hubiese gustado tener un presidente como ella. Alguien que se puso los pantalones largos y su país, que venía de un desastre, salió adelante. Nosotros no encontramos esa persona todavía. No lo defiendo a Milei, soy radical, pero digo que si alguna vez hubiéramos hecho bien las cosas no tendríamos el país que hoy tenemos y la gente no lo hubiera votado a él. La vicepresidenta (Victoria Villarruel) es hija de veteranos, así que creo la lucha por Malvinas no va a cambiar”.
“Nosotros seremos un desastre, pero las islas son nuestras. Vos podés ser excelente, pero no podés robarme un pedazo de patio, el patio es mío”, agregó.
Las nuevas generaciones
El veterano de guerra valoró la pasión que despierta en los más chicos la causa Malvinas, sobre todo en esta época del año. “Cada vez que voy a una escuela los chicos se sacan fotos, me abrazan, me demuestran mucho cariño. Yo creo que eso se debe también a cuánto cariño le puso la maestra o la profesora al tema. Hoy a los chicos les cuentan sus abuelos, porque sus padres no habían nacido cuando fue la guerra”.
Otro fenómeno que se ve en los más chicos es la presencia de las islas en las remeras de las promo de la secundaria. “El año pasado en Brinkmann les pagamos para que se bordaran las islas a todas las promos. Es algo que está bueno. Nuestro desafío es que haya imágenes de las islas por todos lados. En su momento hicimos una campaña para hacer 5.000 stickers para los autos”.