Numismática
Valdemarín presentó y agotó su libro en un día
El numismático sanfrancisqueño presentó en sociedad su publicación sobre “Los cruponíqueles de la Ley N° 3321” en el encuentro más importante a nivel nacional que se realizó en Santiago del Estero y la respuesta fue sorprendente.
La emisión monetaria conocida como cruponíqueles fue la más longeva de la historia argentina, ya que se implementó en 1896 y estuvo vigente hasta 1942. Su importancia para nuestro país abarca aspectos no solo económicos sino también históricos y culturales.
El referente numismático de nuestra ciudad, Edgardo Valdemarín, le dedicó 6 años de investigación a un libro que repasa la historia y las curiosidades de la moneda y su recepción fue un éxito. La publicación fue presentada en las Jornadas Nacionales de Numismática que se realizaron el pasado fin de semana largo en Santiago del Estero y en cuestión de horas la primera edición se agotó.
El sanfrancisqueño, que es docente del Ipet 50 Emilio F. Olmos, se mostró satisfecho por la respuesta de sus pares y anticipó que ya trabaja para una segunda edición.
“Fue un trabajo de investigación de varios años, en los que miré más de 7.000 monedas. Con la información y la documentación fui armando ese enorme rompecabezas que es la emisión monetaria que más perduró en el tiempo en Argentina. Las monedas empezaron a acuñarse en 1896 y eso se terminó en 1942. Fue un período muy amplio, no hay moneda en la historia que haya durado tanto. Pasó por muchas situaciones muy importantes a nivel nacional como las dos guerras mundiales, la crisis del 30, el golpe de estado del 30. En el libro hago una relación entre lo numismático con lo histórico”, contó el especialista.
Sobre la relación de nuestro país con el cruponíquel, contó: “Nosotros comprábamos el cospel (la fichita para hacer la moneda) en Austria Menor, lo que era el Imperio Astrohúngaro. Cuando empezó la Primera Guerra Mundial nos quedamos sin proveedor. Fuimos a comprar a Estados Unidos, era otro material, hubo fallas. Ni hablar todo lo que pasó con la Segunda Guerra Mundial. El hito que marca la culminación de esta monedación fue el hundimiento del barco norteamericano Tucson que nos traía los cospeles a manos de un submarino alemán, cerca de Cuba. Argentina se quedó sin cospeles y hubo una crisis, porque la gente acopiaba monedas, no hubo circulante y se tuvo que salir a buscar una alternativa”.
Luego, vino una nueva etapa: “Se pasó a la moneda dorada que ya se hacía acá en el país, en Fabricaciones Militares. Cuentan que la gente seguía esperando a los cruptoníqueles y no quería usar esa moneda, porque creían que era falsa. Entonces, se hizo circular el rumor de que Perón había puesto oro en las monedas. Fue una estrategia para que la moneda tenga aceptación y comience a circular normalmente”.
¿Qué es el cruponíquel?
El cruponíquel es una aleación de cobre y níquel, inventada por Arthur Krupp, un integrante de la familia propietaria de un gigante consorcio industrial que -entre otras cosas- fabricaba cañones como el que luce en el sector céntrico de nuestra ciudad conocida como la “esquina de Rigar’s”.
Krupp llegó a esta aleación en su búsqueda de un material que no se oxidara, que no se desgastara y que garantizaba durabilidad. El cruponíquel reemplazó a la plata en muchos aspectos, como en la cuchillería y en la cubertería de plata. “En su momento fue como el acero inoxidable ahora, porque era un material muy noble. Fue tal la aceptación que comenzó a utilizarse también en las monedas”, cuenta Valdemarín.
Con el paso del tiempo, los interesados por coleccionar las distintas monedas de curso legal fueron aumentando. “El coleccionismo tuvo una etapa en la Argentina que coincidió con la presidencia de Mitre, donde hubo un auge importante. Hasta ese entonces no era muy común coleccionar este tipo de cosas”.
Cuando le preguntan a Valdemarín cuántas monedas tiene en su colección suspira y se sincera: “Ya perdí la cuenta. Muchas veces hay conocidos que viajan al exterior y me traen una bolsa con monedas. Entonces selecciono lo que me interesa y el resto lo llevo al Centro Numismático para quienes quieren iniciarse. Estimativamente, debo tener 800 o 900 monedas nacionales e internacionales tendré un poco más. Tendré unas 2000 monedas, todas de circulación, porque hay monedas que son hechas para coleccionistas. Yo diría que son fabricadas exclusivamente para inversión”.
Sobre las monedas que se adquieren para inversión ejemplificó: “Si te comprás una moneda de plata del Mundial 1978, tiene su valor como metal pero también tiene su valor porque Argentina ganó ese mundial. Como sucede con la moneda que hicieron para el Mundial de Qatar. Hay gente que colecciona ese tipo de monedas. Siempre que hay hechos importantes, salen estas monedas alusivas, generalmente son grandes y tienen su valor como inversión”.