Análisis
Universitarios extranjeros: “Está perfecto” reabrir la polémica
El gobierno nacional reavivó el debate sobre arancelar la educación y atención médica para extranjeros no residentes, buscando recuperar terreno político. La medida tiene apoyo en sectores, pero enfrenta críticas académicas.
Por Fernando Quaglia | LVSJ
La cuestión del arancelamiento de la educación universitaria y la atención médica a extranjeros le permitió al gobierno nacional retomar la iniciativa en la discusión de los asuntos de interés público. El apoyo a estos proyectos se supone mayoritario, pero la nueva edición de este debate tiene todos los condimentos de una estrategia comunicacional para recuperar terreno en el escenario político
“Está perfecto”. Dos palabras lanzadas por muchos argentinos durante la semana. Con esa frase, algunos sectores sociales dieron la bienvenida al anuncio oficial de que se arancelará la universidad pública para los extranjeros que no tienen residencia en el país y se cobrará su atención médica en los hospitales estatales. Por cierto, desde otros ámbitos, especialmente académicos, los cuestionamientos no tardaron en llegar.
Según el vocero presidencial, el cobro de aranceles busca generar recursos para las universidades, apuntando especialmente a carreras como Medicina, donde, según datos oficiales, en algunas instituciones hasta el 30% de los estudiantes son extranjeros. Sin embargo, cifras precisas indican que solo el 4% de los estudiantes provienen de otros países, y la mayoría cumple con el requisito de residir en la Argentina.
Además, algunas universidades ya aplican tasas para extranjeros no residentes. De acuerdo a lo publicado cuando se debatía el tema de los fondos para las casas de altos estudios, en la Universidad Nacional de Córdoba, existe una tasa por servicios no educativos que los estudiantes no residentes deben pagar si provienen de universidades extranjeras sin convenio de reciprocidad. No obstante, la cantidad de estudiantes foráneos es pequeña y no impactaría de modo relevante en el presupuesto universitario, se afirma.
El anuncio reavivó un viejo enfrentamiento entre el gobierno y las universidades. La polémica ideológica y la confrontación retórica han vuelto al centro del debate público. Para algunos, esto parece ser un objetivo deliberado de quienes diseñan las estrategias oficiales. “Está perfecto” pensarán.
La salud
En cuanto a la atención médica, la situación varía significativamente entre las provincias. Regiones limítrofes como Salta, Santa Cruz, Mendoza y Jujuy ya cobran por los servicios de salud a extranjeros no residentes. El gobierno destacó la experiencia de Salta como un posible modelo, señalando un ahorro de 60 millones de pesos y mejoras en la atención para residentes locales, al eliminar lo que llamaron "tours sanitarios".
En Córdoba el panorama es diferente. Según el ministro de Salud provincial, los pacientes extranjeros representan solo el 1% de las atenciones hospitalarias. La mayoría de ellos provienen de Paraguay o Bolivia y buscan tratamientos específicos por problemas graves. Agregó que gracias al “sistema de reintegros” prestar atención médica a personas de otros países no representa un problema económico para la salud pública.
Por cierto, la temática merece mucho profundo análisis, especialmente cuando la reciprocidad fuera de nuestras fronteras es algo inexistente. Pero en la actual coyuntura no aparece como prioritaria, en medio de las transformaciones constantes que afectan –en uno y otro sentido- la vida de los argentinos.
El eco del “está perfecto”, que se supone mayoritario, refleja el clima polarizado de una época en la que las ideas tienden a extremarse. Quizás conocedores de que la respuesta ciudadana iba a ser en gran parte positiva, los estrategas oficiales reabrieron este debate. Y probablemente consigan recuperar terreno tras el porrazo sufrido con la ley de “Ficha Limpia” en el Congreso.
En definitiva, si bien el cobro de aranceles en educación y salud a extranjeros plantea cuestiones legítimas, la discusión parece diseñada más para reforzar el dominio del escenario político que para resolver problemas estructurales. Estaríamos, entonces, frente a una estrategia calculada para mantener en movimiento el agitado amperímetro de la realidad nacional.