Una multitud celebró los 55 años de trayectoria de La Mona Jiménez en el Obelisco
El ídolo cordobés calentó la tarde del domingo con un recital gratuito en Diagonal Norte y 9 de Julio. Pese a las bajas temperaturas, miles de personas se reunieron para bailar al ritmo de sus mejores temas.
Una multitud cantó y bailó al ritmo del cuarteto cordobés en el centro porteño de la mano del máximo referente del género, Carlos La Mona Jiménez, quien este domingo desde las 18.30 ofreció un recital gratuito a espaldas del Obelisco.
El cantante y compositor, de 71 años, actuó con una remera transparente sin mangas y un pantalón negro con arabescos amarillos mientras la temperatura en la Ciudad de Buenos Aires era de menos de 10 grados.
La Mona con su camiseta traslúcida y el calor de su público.
El espectáculo organizado para celebrar los 55 años de trayectoria de Jiménez en la música, incluyó una banda de 13 instrumentistas con vestimentas rojas y negras que lo acompañaron y dos enormes pantallas verticales flanqueando el escenario.
"Se fue", "La agujita de oro", "Laura" y "Me mata" fueron parte del primer tramo de un show que se extendió por unos 90 minutos y que fue inaugurado por la banda cordobesa Laboratorio de Cuarteto Digital.
La pasión de la música popular de Jiménez en el centro porteño.
Antes de este recital, La Mona se había mostrado muy emocionado. El cuartetero solo había tenido oportunidad de cantar junto al mítico monumento porteño en 2007, cuando interpretó Balada para un loco en la despedida de Julio Bocca. Pero esta era la primera vez que iba a cantar la música típica de su provincia natal, acompañado de los 13 músicos que integran su banda. "Estoy feliz, tengo contento el corazón, salta de alegría. El domingo la gente me va a dar tanta felicidad que quizás se me escapa un lagrimón", había asegurado.
La Mona lo dio todo arriba del escenario.
Además de los fanáticos de la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, estuvieron presentes los seguidores cordobeses de la Mona que llegaron a la Capital Federal en unos 60 micros. Lo bueno, sin embargo, fue que aunque los mismos llevaban banderas y camisetas de Belgrano y de Talleres, no hubo ningún tipo de disturbio entre ellos. Y es que, en esta oportunidad, los hinchas de ambos clubes estaban unidos por lo mismo: la música.
Para evitar que las banderas que obstruyan la visión del show, la Mona inventó una serie de señas que le permiten identificar a los distintos barrios de su provincia y otros lugares desde donde viene su público y así poder nombrarlos. Durante este recital, que le dedicó especialmente a su esposa, Juanita, estuvo mencionando a Carito, Gordo, Huesi, La Rioja, Merlo, Soldati, Tigre, Salta, Mendoza, San Juan, Albatro, Maldonado y Güemes entre otros.
Feliz de la vida, La Mona se despidió de su público.
Así, entre vendedores ambulantes que promocionaban vinchas, remeras, banderas y todo tipo de merchandising, y fanáticos que se trepaban a árboles y postes para poder ver mejor a su ídolo, trascurrió el ansiado recital de La Mona. Como era de esperar, no faltaron los vasos de fernet ni la euforia. Pero la fiesta se vivió sin ningún tipo de contratiempo y, al cabo de una hora y media de cuarteto, todos pudieron volver a sus casas felices.