Sociedad
Una historia de amor y conciencia que transforma Calamuchita con lavanda
Oriundos de San Francisco, Claudia y Rubén lograron integrar su pasión por la lavanda con el turismo, consolidando a su emprendimiento Die Lavendel como un atractivo destacado en la región de Calamuchita. Hoy tienen la vida que soñaban.
En la pintoresca localidad de Villa General Belgrano, Claudia Morano y Rubén Villarruel convirtieron su vida en una historia de conciencia al ser protagonistas de un cambio rural en Calamuchita, alineado con el respeto por la naturaleza. Juntos, desarrollaron el emprendimiento Die Lavendel, especializado en la producción de lavanda y conformaron el "Camino de la Lavanda".
La historia de este matrimonio oriundo de San Francisco comenzó cuando recién casados decidieron mudarse a Santa Cruz, en el '94 y en 2011, a Calamuchita. “Somos los dos bastante inquietos, siempre buscamos un desafío nuevo,” comentó Claudia a LA VOZ DE SAN JUSTO. Su mudanza, inicialmente movida por el deseo de vivir en las sierras de Córdoba, llevó a la pareja a explorar nuevas oportunidades. Ella, anteriormente a cargo de una empresa de transporte de personal de petroleras, y él, kinesiólogo, abandonaron sus profesiones para seguir su sueño.
El emprendimiento de lavanda surgió casi por casualidad, cuando encontraron unos lotes vacíos y decidieron invertir en este cultivo, luego de conocer el “Proyecto Lavanda” junto con el Inta, que promovía un cambio rural en la región. “Fue la mejor decisión que tomamos”, afirmó Claudia, destacando que continúan capacitándose en esta área.
Die Lavendel, que hoy cuenta con 11 variedades de lavanda, es un referente local. “En nuestro establecimiento tenemos más de 2000 lavandas, todas de producción, por lo que florecen una vez al año, generalmente desde noviembre hasta Semana Santa,” explicó Rubén. Además, subrayó que “el clima de la zona favorece la realización de este tipo de producciones” debido a la amplitud térmica, la altitud y las buenas temporadas de lluvia.
Puede interesarte
El emprendimiento no solo se dedica a la producción de lavanda, sino que también ofrece una experiencia turística a través de su showroom, que combina decoración y calidez hogareña. Die Lavendel organiza visitas guiadas y ofrece una variedad de productos derivados de la lavanda, desde gin hasta alfajores, trufas y cosmética.