Amor que trasciende
Un padre adoptó legalmente a su hijo de crianza 20 años después
Claudio Montecchia adoptó al hijo de su pareja, Ignacio, que hoy lleva su apellido.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Cuando lo bueno ocurre hay que contarlo. Y si viene de la mano del valor de la familia devuelve la esperanza.
Este es el caso de Claudio Montecchia quien adoptó legalmente a su hijo de crianza de 27 años. Este joven, fruto de la pareja anterior de su pareja Alicia Graneros y su papá biológico de apellido Villarreal, hoy es Ignacio Montecchia Villarreal.
El deseo de este padre se hizo justicia gracias al trabajo de los doctores Ada Graciela Lucantis, MP: 5-596 y Emiliano Daniel Oyola, MP: 5-862, quienes trabajaron a destajo para que este padre y este hijo se unan mucho más, ahora por el apellido Montecchia.
Ante la demanda de los abogados, la jueza en primera instancia, la doctora Gabriela Noemí Castellani resolvió dar la adopción plena a Claudio Montecchia cuando en realidad, los representantes de los Montecchia fueron por el proceso de integración, una figura casi desconocida en la jurisprudencia local.
“Todo el deseo de ser su papá adoptivo tardó 20 años y se cumplió mi sueño. Es una bendición de Dios”, dijo Claudio Montecchia emocionado.
La historia de “Nacho”
En el año 2002, la mamá de Ignacio “Nacho” Villarreal comenzó una relación con Claudio y un año después, se casaron. Desde chico, “Nacho” siempre lo consideró su figura paterna y establecieron un vínculo inquebrantable. “Siempre fue un deseo, desde que era chico, adoptarlo; pero lo tenía guardado porque Ignacio era muy chico y no sabía si se podía hacer o era el momento pero hablé con Alicia 20 años después”.
“La idea estuvo siempre guardada en mi corazón, pero por respeto a su padre biológico, los miedos y el desconocimiento ante la ley, dejé que el tiempo pasara”, agregó Claudio.
Vueltas en bicicleta, buscarlo en el colegio, llevarlo a fútbol, compartir momentos con él; toda una relación padre e hijo. “Inmediatamente se convirtió en su papá, desde el primer día que formamos pareja”, contó Alicia Graneros.
El papá biológico de Nacho, en tanto, padecía una grave enfermedad y aunque tenía relación con él, nunca fueron cercanos. Sin embargo, Claudio nunca quiso reemplazar su figura. “Siempre fui muy respetuoso de su papá. Lo llevaba a su casa, le hablaba de él”, contó el hombre.
Ignacio tiene dos hermanos, Valentina y Agustín “que están felices por la decisión de la Justicia porque también era un anhelo de ellos”, dijo la madre.
Para Ignacio, el otro gran protagonista de la historia, “siempre esperé el momento en que me diga que quería adoptarme. El apellido es todo para una persona y es muy importante para mí”.
“El no solo me acompañó a mí sino también cuando ´mami ´necesitaba ayuda”, contó Ignacio.
Dos años para volver a nacer
El proceso legal de adopción de Nacho comenzó hace dos años y este lunes pasado obtuvo la sentencia esperada.
La doctora Ada Lucantis junto al también abogado Emiliano Loyola fueron los que llevaron el caso adelante. “El derecho muchas veces acontece luego de los hechos, pero este es el caso es visibilizar el amor que ya existe, es decir, un padre que quiere legalizar el amor que tiene por su hijo”.
“Ese niño que transita una vida con esa familia, como papa afín, se siente en una situación de bienestar total porque nadie puede decir de afuera que no es hijo de esa persona pero comienzan a surgir ´ruidos internos´ porque nacen hermanos y desde ese momento, comienzan las dudas y la inquietud del apellido”.
“En este caso en particular, Ignacio y sus papás vivieron el proceso. Este joven tuvo la dicha que su papá tenga la inquietud de darle el apellido y terminar de legalizar esta relación que llevan desde hace más de 20 años”.
En el expediente, los testimonios de sus tías y abuelos mostraron el amor y el afecto entre padre e hijo.
También fotos de cumpleaños de niños, momentos de vacaciones, todo fue material de prueba fehaciente del amor entre este papá y su hijo. “Hay toda una familia que apoyó a Claudio y desde que Alicia e Ignacio entraron a su vida, es parte de ellos”.
“Una nueva persona”
Ante el nuevo apellido, Ignacio comienza una nueva vida legal. A partir de ahora, es Ignacio Montecchia Villarreal. “Llevar el apellido del padre adoptivo fue una decisión de Ignacio, dándole la preeminencia a Claudio”.
“La identidad biológica nunca se le negó a Ignacio. Él siempre supo quién era y a quién debía sus orígenes, por lo que siempre tuvo derecho a la identidad porque no se trata con esta adopción dar por tierra el pasado sino que es un hermoso caso donde el amor y la familia, suman”, contó la abogada.
De todos modos, “estamos ante el nacimiento de una nueva persona pero que conserva su número de documento”.
“Este caso marca un precedente que nos demuestra que la justicia y el derecho deben escucharlo que pasa en la realidad, debe estar al servicio de la gente, especialmente en cuestiones de familia. No existe sentencia alguna que pueda ordenar a Claudio e Ignacio que son padre e hijo por eso, la Justicia debe acompañar esta decisión que está hecha desde el amor”, agregó Lucantis.
“La Justicia respondió rápido y son de esos casos que nos pone felices de llevar adelante. Es hermoso poder ser parte de una historia donde las partes se eligen, despojados de cualquier tipo de interés”, concluyó la abogada.