Sociedad
Un ecosistema natural en barrio Las Rosas
Fernando Benito transformó su hogar en un refugio natural único. Con pasión y esfuerzo, creó un estanque con cascada que alberga plantas acuáticas, peces y una biodiversidad asombrosa, demostrando cómo un rincón de naturaleza puede traer vida y armonía a la ciudad.
Fernando Benito, odontólogo de nuestra ciudad, nos comparte la fascinante historia de cómo transformó su hogar en un refugio natural. En su vivienda de barrio Las Rosas, construyó un estanque que alberga una cascada, plantas acuáticas, peces y una variedad de fauna, creando un ecosistema único.
"Es un estanque con una cascada, con plantas de agua flotantes y arraigadas", describe Fernando, quien ha observado cómo este espacio cobra vida. “La verdad que se forma un ecosistema increíble, la vida que genera es espectacular”.
La idea surgió de su amor por la naturaleza y el agua, algo que lleva dentro desde siempre. "Soy medio loco de la naturaleza de toda la vida, me gusta mucho la pesca", cuenta. Vivir en un lugar con espacio amplio le dio la posibilidad de soñar con un estanque. Durante años fue recolectando materiales y, tras un viaje a Europa en 2023, donde vio fuentes de agua en distintos lugares, decidió finalmente darle forma a su proyecto. "Volví y dije, este es el momento", recuerda con entusiasmo.
El proceso no fue sencillo, pero Fernando lo hizo casi todo por su cuenta. "Tuve la ayuda del jardinero Aldo Barrera para la excavación, porque el trabajo más duro es excavar, ya que el estanque tiene el tamaño de una piscina", explica. Con la excavación lista, se encargó del resto: desde la instalación de la geomembrana hasta la colocación piedra por piedra de la cascada. "Cada piedra tiene un motivo especial en su lugar", dice, mostrando el cuidado y detalle con el que abordó el proyecto.
La biodiversidad es uno de los aspectos que más disfruta de su estanque. "Está lleno de pájaros que vienen a bañarse, tomar agua y comer insectos", cuenta con una sonrisa. La vida del estanque no solo se limita a las plantas y peces; "las mojarritas mantienen el estanque limpio de insectos, son los limpiafonderos", añade.
El diseño de su estanque refleja su visión de la naturaleza. "A mí siempre me gustó algo agreste, bien natural, que parezca las orillas de un río", explica, y agrega que muchas de las plantas que lo rodean son autóctonas. “Traje florcitas lilas de la vía, plantas que crecen en la vereda, verbenas que nacen solas, y muchas otras que se adaptan muy bien al entorno”.
La fauna acuática es otra parte esencial del proyecto. "Fui a buscar peces de tanques australianos y también traje de Estación Clucellas", menciona. Los peces cumplen una función vital: "Mantienen el agua limpia, eliminan las larvas de mosquito", destaca.
El estanque de Fernando es un proyecto que nunca dejará de evolucionar. "Es un proceso eterno. Los nenúfares, por ejemplo, necesitan cuidados especiales, y hay que ir rotando las plantas", afirma. También disfruta de compartir las plantas con quienes aprecian este tipo de ecosistemas: "A veces, regalo las plantas a gente que tiene fuentes", dice, con la satisfacción de ver cómo otros valoran su esfuerzo.
En cuanto al disfrute, Fernando vive rodeado de la vida que su estanque atrae. "Lo disfruto las 24 horas", asegura. Desde la calma de la mañana, cuando desayuna junto al estanque, hasta las noches iluminadas por las luces que instaló. "Es increíble, la vida nocturna que trae es casi igual al día", señala, destacando la presencia de ranas, sapos, y hasta culebras. "El ecosistema que genera un charco de agua es increíble".
Así, el estanque de Fernando Benito no es solo un proyecto estético, sino un testimonio de su amor por la naturaleza, un espacio donde la vida se renueva constantemente.