Salir de las adicciones
“Un día a la vez”: Diego, un adicto recuperado que hoy ayuda a otros
Diego Escobares no imaginaba que iba a poder ayudar a otros jóvenes a salir de las adicciones que lo atraparon durante gran parte de su juventud. En esta Navidad vive el milagro de haber salido y trabaja en un grupo conteniendo y orientando a jóvenes con problemas.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Hace poco más de cinco años, Diego Escobares contaba a LA VOZ DE SAN JUSTO su decisión de salir del oscuro mundo de las adicciones que lo llevó a perder todo: su familia y hasta casi su vida. En esta Navidad, vive el milagro de trabajar en lo que le gusta, ayudando a personas con problemas de adicciones y también a las familias que sufren las consecuencias de este flagelo.
Diego es acompañante terapéutico (AT) y operador en adicciones, con 44 años pudo ver la luz, después de un pasado duro, encontró el amor junto a su esposa Yanina Gómez –quien también es AT y operadora en adicciones- y formó una familia.
Juntos en su casa de Frontera, llevan adelante el grupo “Un día a la vez”, recibiendo todos los jueves a partir de las 21, a jóvenes y adultos que quieran romper las cadenas de la droga. Forman un equipo que trabaja territorialmente y en red.
Diego y Yanina –que asisten a la iglesia Nueva Vida- dejan un mensaje de esperanza y la buena noticia que se puede salir de las adicciones. “El primer paso es pedir ayuda, es mejor regalo que se puede hacer”, afirmaron.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO comentaron que su espacio se llama “Un día a la vez”, “porque de eso se trata, del día a día, en el consumo no hay plazos y se puede recaer. Por eso todos los jueves a las 21 horas en calle 102 N° 139 hacemos una reunión en donde abordamos la problemática, brindamos contención y escucha a varones y mujeres que tienen problemas de adicción, los orientamos y les brindamos la posibilidad si lo necesitan de acceder a atención terapéutica con psicólogos, psicóloga social o psiquiatra”.
Diego añadió: “Abrimos nuestra casa para que vean cómo vivimos, la gente puede venir y escuchar el testimonio de otros chicos que dejaron de consumir, se les muestra una realidad más sana y se sienten contenidos. Se puede cambiar, pedir ayuda es la base del tratamiento, les mostramos a las personas los dos caminos para salir, el terapéutico y el espiritual”.
Devolver la esperanza
“Hago esto porque quiero devolverle la esperanza a jóvenes que se pierden en la droga y devolver un poco de lo que Dios me dio, yo no sé dónde estaría si Dios no me hubiera encontrado. Él estuvo en las dos etapas de mi vida, cuando estaba pasando por ese valle oscuro adquiriendo experiencia, sosteniéndome y ahora de este lado. Costó muchas pérdidas y no estoy arrepentido, a partir de lo que viví empecé a construir cosas buenas para mi vida. El que ha pasado por esta problemática tiene empatía”, aseguró Diego.
Al recordar su paso por las adicciones, advirtió que en la vida “las malas decisiones tienen su consecuencia y se van pagando, es muy duro mi pasado, pero hoy me sirve para para el trabajo que hago para ayudar a construir el futuro de muchos jóvenes que se pierden en ese mundo”.
“Tenía 18 años y ya estaba pagando las consecuencias de la droga. Entrar en ese mundo fue un antes y un después, empecé por las malas juntas, el dinero y la rebeldía. Se abrieron las puertas a un montón de problemas con el consumo, la venta, perdí muchas cosas. Gracias a Dios pude salir de ese pozo y nunca pensé que iba a tener otra oportunidad de ayudar a personas”, afirmó.
Reconoció que cuando uno es joven “le advierten que ese camino, el de la droga, trae problemas, especialmente la familia, pero uno es desobediente, parece fácil, pero tienen razón, trae muchas dificultades. Hoy hay más acceso al consumo con las redes sociales”.
“Doy gracias que pude salir y contar esta historia para ayudar, ya se van a cumplir siete años que estoy recuperado. Muchos de los que estuvieron conmigo hoy ya no están. Creo que hay un propósito y lo tengo que aprovechar para el bien y dar algún tipo de respuesta hacia los jóvenes que vienen”, manifestó Diego.
Asegura que cada mañana trata de alentar a otro joven a que no tome las decisiones que tomó él en el pasado, porque sin dudas con el tiempo, son devastadoras. “No conseguís trabajo, quedás marcado para toda la vida. Entrás muy fácil, pero salir es difícil. Uno tiene que proponerse construir su historia, pero teniendo un final feliz”.
“En mi caso fue un final feliz y lo que pasé sirve para que muchos jóvenes tomen conciencia que se pueden divertir bien sin necesidad del consumo –indicó-. A veces buscan llenar vacíos con la droga pero el sentirse bien dura como el agua entre los dedos, se engañan pensando que van a cerrar ciclos, pero no es así”.
Hay esperanza
Diego asegura que siempre “hay esperanza porque no tan solo yo pude superar mi adicción, sino que hay muchos muchachos, que han podido pasar la barrera de uno, dos, tres años sin consumo. Por supuesto que hay otros que no pueden pasar esa barrera, les cuesta, porque siempre pueden aparecer problemas que tiran abajo”.
“La adicción es una enfermedad crónica, se tiene para toda la vida, por eso todos los días elijo decirle que no a la droga, al alcohol y a sustancias que puedan provocar adicción. Soy muy consciente de que soy un ser humano, soy débil y evito mucho también la tentación, ciertos lugares y cosas que no edifican”, dijo.
Añadió que para salir “me ayudó mucho la parte terapéutica, los profesionales de la salud mental, es un pilar importante, igual que la fe y la familia. Lo ideal es tener todos esos pilares, pero si no están, también se puede salir con voluntad y el acompañamiento de los que quieren ayudar”.
“Yo era mi mal”
Recordó: “Cuando quise salir del pozo, me di cuenta que yo era mi propio mal, no lo tenía que buscar en ningún lado, sino que yo era mi mal. Un día me dio asco lo que estaba viviendo y me dije: como entré, seguramente voy a salir. Me lo propuse y mucha gente me ayudó, fueron parte fundamental en mi vida en ese tiempo”.
“Fue instantáneo el querer salir, estuve tantos años en un pozo, pero comencé a darle significado a la vida, a ver los colores y fue una linda propuesta porque después, a medida que yo iba avanzando, haciendo nuevas amistades, teniendo propuestas de trabajo, estudiando sacar el pie del pedal y dejar que las cosas fluyan pude encontrar todo”, comentó.
Diego remarcó que a la hora de salir “hay que ponerse firmes y pensar en positivo, porque nadie va a poner la voluntad por uno, cada uno es el que debe salir adelante, tomar las decisiones, si habrá muchos que te van a ayudar y acompañar. La voluntad es fundamental, hay que tener conducta y evitar las malas juntas, el refrán ‘dime con quién andas y te diré quién eres’ tiene mucho de verdad”.
Afirmó que actualmente “existe mucha ayuda de profesionales, trabajamos en red con gente de todos los sectores, la iglesia Evangélica, Católica, el Hospital “J. B. Iturraspe”, los profesionales de la salud mental. Hay un cierto camino para cada persona porque la adicción afecta a todos de manera diferente”.
Aclaró que hay muchos jóvenes “que no están metidos en la droga y que no se acercan, pero hay otros más vulnerables que caen. Hoy la droga no afecta solo a sectores sino a chicos de todas las clases sociales”.
La desesperación de la familia
Las adicciones no solamente dañan a quienes las sufren sino también a las familias y los seres queridos, que muchas veces no saben qué hacer o no se animan a pedir ayuda.
Diego aseguró que los familiares “son los que más desesperados están porque no entienden porque su hijo o su hija o su nieto se están destruyendo, se está metiendo en un lugar donde peligra su vida, su libertad y su generación”.
“Hay muchos lugares para pedir ayuda y no hay que bajar los brazos porque es una lucha en la que todos tenemos que estar comprometidos, instituciones, profesionales y las mismas personas . Es importante pedir ayuda, porque se puede salvar la vida de un ser querido, a veces el adicto no puede ver la salida, por eso es importante no bajar los brazos”, finalizó.
Quienes quieran “darse o dar el regalo de pedir ayuda” pueden comunicarse con Diego al teléfono 3564 369846. También pueden encontrar asistencia en la Comunidad Terapéutica Intendente Mariano Juan Planells, ubicada en calle Rufino Varela, teléfono 3564-513333 y en la Asociación Nazareth, teléfono 3564-517807.