Análisis
Tragedias en los ríos y lagos serranos
La sucesión de estos hechos tan lamentables obliga a retemplar los esfuerzos, las estrategias de prevención y patrullaje.
El fallecimiento de una joven de 17 años en el lago Piedras Moras de Almafuerte se constituyó en la quinta muerte ocurrida en los ríos y espejos de agua de las serranías cordobesas en la primera quincena de enero. Anteriormente, un hombre murió en un acueducto de La Calera, otro desapareció en Villa Rumipal, un tercer hombre fue hallado sin vida en el balneario El Fantasio, sobre el río San Antonio y un turista falleció tras golpearse su cabeza al arrojarse al río en Cuesta Blanca.
Se puede pensar que la irresponsabilidad o el desconocimiento de muchos bañistas los lleva a adoptar conductas temerarias que ponen en riesgo su vida. La realidad demuestra que es así en algunos casos. A veces, el drama se desencadena cuando una persona no ha tomado debida nota de la peligrosidad del sitio en el que se encuentra, cuando ingresa al agua con ropas no adecuadas o afronta irresponsablemente riesgos que no sabe si puede sortear. En otras ocasiones, los más pequeños se desvían de la atención de los mayores y no reparan –por su corta edad- en el peligro que el agua supone. Pero adjudicar a este tipo de actitudes la totalidad del problema sería simplificarlo. Estas circunstancias ameritan la puesta en marcha de todos los mecanismos comunicacionales y los controles pertinentes para garantizar la seguridad de los turistas.
Es que esa seguridad es un elemento central en el éxito de cualquier política de promoción de los destinos que ofrece nuestra Córdoba. No es novedad, entonces, que las estrategias de prevención y patrullaje de los ríos y lagos, la presencia extendida de guardavidas y modalidades de difusión de mensajes protectores son medidas esenciales para evitar que las muertes sigan enlutando el verano cordobés.
Porque está claro que los bellos ríos y lagos cordobeses pueden ser escenario de dramáticos sucesos si no se toma nota de los peligros que también encierran. Quienes trabajan en Defensa Civil o son miembros de cuerpos de bomberos voluntarios, por ejemplo, tienen experiencia en rescates y auxilios que se producen, en buena parte de los casos, por negligencia o irresponsabilidad de quienes no reparan en los obstáculos que deberán sortear en el agua frente a cualquier imprevisto. Al mismo tiempo, es posible que la situación empeorase si no hay advertencias o presencia de policías, bomberos o guardavidas.
Que hayan muerto cinco personas en los primeros días del año es un dato doloroso que se da de bruces con el verdadero significado de paz, solaz, alegría, recreación y descanso que debe imperar en cada verano. La sucesión de estos hechos tan lamentables obliga a retemplar los esfuerzos para que las sierras cordobesas sigan siendo uno de los destinos más importantes de esta parte del mundo.