Educación
“Tener una escuela técnica en el barrio para los chicos es una gran oportunidad”
El Ipet 264 es un fiel reflejo del valor y el rol que cumple la escuela secundaria técnica en el sistema educativo, que permite darles su primer trabajo a muchos jóvenes. Combina la enseñanza de un oficio, la asistencia y contención en un contexto socioeconómico bastante complejo.
Las escuelas técnicas tienen una la larga historia y tradición en la Argentina. Tras el su resurgimiento luego de la década del ‘90, se convirtieron en un oasis de ascenso social en todo el territorio y más aún en sectores socioeconómicos desfavorecidos.
En este sentido, en San Francisco se destaca el Ipet N° 264 “Teodoro Asteggiano”, ubicado en calle Resistencia al 1080 de barrio Parque, cuya función principal es promover la cultura del trabajo, dándoles un oficio a sus estudiantes, pero sobre todo este establecimiento posee un distintivo especial por cuestiones de índole social.
“Tener una escuela en el barrio para los chicos es una gran oportunidad y que sea técnica es lo que enriquece aún más sus trayectorias, porque les permite a ellos salir con un oficio el día de mañana”, destacó la vicedirectora de la institución, Sabrina Ríos, en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO.
El Ipet 264 cuenta con una sola especialidad, que les otorga a sus estudiantes el título de Técnico en Equipos e Instalaciones Electromecánicas. Si se tiene en cuenta la población educativa que asiste, la institución brinda una ampliación de oportunidades educativas a sectores socioeconómicos desfavorecidos proveyendo a sus egresados mayores posibilidades de inserción en el mercado laboral.
De acuerdo con la vicedirectora, en las pasantías que realizan los estudiantes de séptimo año, muchos de ellos al finalizar siguen trabajando en la empresa donde hicieron sus prácticas. “Hay chicos que salen con trabajo una vez que egresan de la escuela. Esto es muy importante para la vida de los chicos e incluso de las familias, porque transforman su realidad”, relató.
La ilusión de las familias que envían a sus estudiantes al Ipet se puede apreciar en la insistencia de que sus hijos terminen el secundario. Existe un sinfín de anécdotas en las que familiares acuden a la institución con sus hijos para que continúen con sus estudios en momentos de crisis y deserción escolar. Es interesante observar la importancia y el prestigio que tiene la escuela tanto en el barrio como en zonas aledañas. Cabe resaltar que la población estudiantil no es exclusivamente de barrio Parque, sino que también asisten jóvenes de San Cayetano, e incluso de Santa Fe, específicamente de barrio Acapulco (Josefina) y Frontera.
La exigencia horaria en las escuelas técnicas es significativa. A partir de tercer año, hay doble jornada (mañana y tarde) y en séptimo, a la mañana tienen pasantías y por la tarde, clases. Si bien este es uno de los factores de deserción o cambio de colegio, la Teodoro Asteggiano se convirtió en una segunda casa para muchos estudiantes, ya que no sólo aprenden a usar tornos, impresoras 3D y circuitos eléctricos, sino que también es un espacio de contención y esparcimiento.
La institución cuenta con 235 estudiantes, un número que le permite a directivos, docentes y a toda la comunidad educativa tener un vínculo personalizado.
“El comedor es lo mejor que hay”
Otra particularidad de la Teodoro Asteggiano es que forma parte del programa provincial Paicor, que provee desayuno, almuerzo y merienda.
Para Brian Herrador y Alan Niz, miembros del centro de estudiantes, “el comedor es lo mejor que hay”. Este servicio es uno de los más requeridos, incluso es el primordial, porque sin nutrición no hay educación. Brian y Alan le contaron a LA VOZ DE SAN JUSTO que muchos compañeros que salen antes de clases, se quedan afuera de la escuela esperando para “comer bien”.
Un 90% de los estudiantes asiste a este espacio y es uno de los más demandados. De hecho, muchos de ellos eligen la escuela por este servicio. En tanto, cuando comienzan a transitar sus años allí y se percatan de que sus compañeros, una vez egresados, consiguen trabajo, permanecen para obtener este título que le abre las puertas al mundo del trabajo.
El establecimiento también cuenta con un centro de estudiantes comprometido que asesora a aquellos que, por necesidad, requieren anotarse a beneficios estatales, tales como el plan Progresar. Además, implementan proyectos relacionadas a cuestiones ecológicas. La más difundida es la de la construcción de ecoladrillos. Por otro lado, en esta época están organizando eventos deportivos para celebrar el Día del Estudiante.
Los miembros de esta organización vienen formando parte del Foro de Centros de Estudiantes que organiza la Municipalidad de San Francisco donde se encuentran con distintas realidades. Discuten y dialogan sobre necesidades de las escuelas, al tiempo que proponen soluciones.
Las necesidades de los estudiantes del Ipet 264 van más allá de equipamiento para las materias técnicas, también deben cubrirse necesidades básicas. Anteriormente, se mencionó el comedor, pero también existe un ropero solidario para alumnos que no posean indumentaria. “Es un contexto de mucha vulneración en cuanto a lo social y económico”, remarcó la vicedirectora.
Directivos y profesores además de garantizar la educación de sus estudiantes deben intervenir dentro y fuera del aula con situaciones de conflicto y problemas económicos. “Algunos no tienen zapatillas o no tienen pantalón para venir o tienen pantalones rotos. Entonces, nos piden porque saben que hay un roperito en el que juntamos ropa para la escuela”, indicó Ríos.
Maquinaria e insumos
En cuanto al equipamiento técnico, la escuela funciona a través del Instituto Nacional de Educación Tecnológica con el programa N°39 que envía fondos para que se pueda mantener toda la parte técnica. La escuela cuenta con tornos, impresoras 3D, insumos para construir circuitos eléctricos y equipos de computación que les permiten a los estudiantes iniciar sus primeros pasos en programación.
Las computadoras son muy requeridas tanto para la parte práctica y de taller como en lo que tiene que ver con software y demás programas relacionados al diseño y la representación gráfica. En este momento, la escuela cuenta con alrededor de 60 computadoras entre notebook y netbooks.
Historia
El Ipet N° 264 tiene una larga trayectoria en la ciudad. En sus comienzos se inició como escuela de capacitación obrera, fundada por Teodoro Asteggiano, luego se convirtió en la Enet N°1, hasta el año 1993 que fue transferida a la provincia de Córdoba e intentó conservar su formación de operarios. En 1996, mediante una reforma educativa quitaron su especialidad y sólo se dictó a partir de allí el ciclo básico, incorporando luego en 1999 el ciclo para adultos.
A partir de 2001 adquirió su edificio propio, y en su planificación institucional contó con dos ciclos, el básico y el de especialización, hasta que logró mediante el compromiso y sentido de pertenencia de profesores, maestros y la comunidad educativa, recuperar su identidad completamente técnica. Se emprendieron modificaciones, gestiones de recursos, se restauraron maquinarias y en 2015 se recibieron los primeros técnicos luego de tantos años.
Lo que Teodoro Asteggiano y su grupo de gente comenzó desde cero, hoy no sólo se encuentra reivindicado, sino que también se le suma un factor social fundamental en un momento muy particular de la Argentina.