Sociedad
Taxis y remises: bajó la actividad un 50% y aumentaron los costos
El rubro atraviesa un momento complicado. En este diagnóstico coinciden propietarios y choferes.
Con el recrudecimiento de la crisis económica, el avance de la recesión y el incremento constante de precios se genera un profundo impacto en distintas actividades de la vida diaria que se encuentran virtualmente paralizadas.
En nuestra ciudad ese fenómeno se advierte, entre otras cosas, en la actividad de remises y taxis, un servicio de transporte otrora esencial pero que en este momento está atravesando por una crisis terminal producto, precisamente, de la profunda recesión y paralización de la actividad económica.
Lo que en otros tiempos fue un sostén económico para cientos de familias de nuestra ciudad, hoy se ha convertido en un puñado de vehículos que resisten un inexorable destino de escasa actividad.
En este momento, San Francisco cuenta con dos agencias de remises y un puñado cada vez más reducido de taxis que tienen su parada principal en la Estación Terminal de Ómnibus de San Francisco. Actualmente el servicio de remises en nuestra ciudad tiene un costo unificado entre las dos empresas existentes. En ambos casos la bajada de bandera cuesta $ 650 mientras que cada 100 metros recorridos se cobra 50 pesos.
Por su parte, para los taxis la tarifa comprende $ 1.000 por la bajada de bandera y $ 50 por cada cuadra recorrida.
En todos los casos, con diferentes matices, los remiseros y taxistas reflejan una angustiante preocupación por el panorama por el que les toca atravesar marcado por una peligrosa combinación de gastos fijos cada vez más altos y una pronunciada caída en la actividad. Como resultado de esa desigual combinación se profundiza mes a mes la crisis en el sector.
Marcelo Marino es el propietario de la agencia de remises ‘Los + Rápidos’, dijo que “en los últimos tres meses la actividad cayó un 50 %”.
Esto se tradujo además en una notoria disminución en la cantidad de móviles disponibles. De hecho, antes de la pandemia de Covid 2019, la empresa disponía de 128 unidades mientras que actualmente esa cifra apenas se ubica en 88 vehículos, es decir, sufrió una disminución del orden del 31%.
Marino rescató que en este momento “la mayoría de nuestros clientes son jubilados que no pueden esperar el colectivo y chicos que van a la escuela” aunque en este último caso advirtió que “la cantidad va cayendo día tras día”.
Hasta el año pasado a esta altura, a poco de iniciar el ciclo lectivo 2024 “ya teníamos muchas consultas” de parte de familias que buscaban el servicio de remises para llevar y traer a los chicos de casa a la escuela mientras que este año “no nos está llamando nadie, no tuvimos una consulta”.
En este caso, cada familia que decida contratar el servicio de transporte de un niño desde la casa a la escuela y viceversa debe pensar en un promedio de $ 1.700 por viaje para cubrir un trayecto de 20 cuadras, lo que implica que por día el costo asciende a $ 3.400. Si ese número se traslada a una semana son $ 17.000 mientras que por mes es un promedio de $ 68.000 sólo en remises.
Igualmente, Marino explicó que “se cayeron los viajes a otras localidades”, debido a que antes de esta situación “solían salir viajes a la zona, sobre todos los fines de semana cuando se reunían entre dos o tres personas, pero ahora eso no se hace más”.
Otro elemento que cambió en la rutina de la actividad diaria de los remises es que las unidades ya no circulan por la ciudad buscando ocasionales pasajeros. “Los coches están estacionados, generalmente frente a la central, a la espera de algún llamado porque no pueden afrontar el costo que implica el combustible y ni que hablar de la reposición de las cubiertas que tienen un costo mínimo de 150 mil pesos cada una mientras que un cambio de aceite y filtros cuesta entre 60 y 70 mil pesos”.
Pablo: “Todo están muy parado”
Según explicó Pablo, propietario de un vehículo al servicio de Remises ‘El Obrero’, “todo está muy parado a raíz de cómo está el país en general” para luego agregar que los clientes que en su mayoría utilizan el servicio “son gente de menores recursos que ni siquiera cuentan con una bicicleta o una moto para desplazarse por la ciudad”.
En este caso reconoció que prestar el servicio para esta franja de población en la ciudad “es caro” porque “se trata de jubilados o vecinos que no tienen otra forma de llegar a una clínica o un banco para cobrar sus haberes y esto provocó una disminución muy notoria de la actividad”.
Igualmente comentó que “la actividad hoy no es rentable porque el costo que tenemos como remiseros para mantener las unidades son muy altos” lo que hizo caer en “alrededor de un 30 % la cantidad de móviles en la calle” y en caso de continuar por un tiempo más este nivel de inactividad económica “sin dudas se va a profundizar porque muchos remiseros se van a ver obligados a dejar de trabajar”.
Carlos: “El bajón laboral se siente mucho”
Desde hace mucho tiempo, la Estación Terminal de Ómnibus es el lugar de trabajo para Carlos como también para otros 25 taxistas más que, como él, intentan encontrar en este medio de transporte una fuente de recursos que la realidad se encarga de mostrar que es cada vez más escasa.
De hecho, un viaje promedio en taxi tiene un costo estimado entre $ 1.800 y $ 2.000 aunque cada día que pasa se siente más el crecimiento de la inactividad. “El bajón laboral se siente mucho” explicó el taxista quien estimó que la caída de la actividad en los últimos meses “se ubicó en un 70 %”. A modo de ejemplo explicó que “si hacés cuatro viajes por día considerate afortunado”.
Con una mayoría de clientes que surge de los pasajeros que arriban a nuestra ciudad, aunque también es un servicio que utilizan vecinos de San Francisco, Carlos explicó que “antes había una diferencia marcada entre taxis y remises pero eso ahora no ocurre más”.
De hecho, una de las situaciones que emparenta a taxis y remises está vinculado con la misma crisis. “Hoy es muy difícil hacer un viaje largo con el taxi. Es muy común que pasemos varias horas con el coche parado mientras que los colectivos siguen llegando, pero eso no nos asegura más pasaje. La gente se va a pie o bien algunos los vienen a buscar para que se ahorren el viaje en taxi. Todos cuidan la moneda y eso no está mal”.