Entrevista
Stefani Curró: florecer en el teatro
Es la protagonista de Las del Barranco, la nueva obra de teatro dirigida por Adrián Vocos.
Por Stefanía Musso | LVSJ
Simpática, amable y algo tímida. Esa es la primera impresión que trasmite Stefani Curró. Sin embargo, hace un año afloró en ella una actriz que rompe con todas las estructuras.
Con su profesión como odontóloga y el rol que más le gusta, el de mamá; la mujer aseguró que el teatro un lugar donde fluir sin condiciones, expresando todas sus emociones y rompiendo con las estructuras de sí misma para permitir que la vida la sorprenda.
En 2022, se animó a cumplir con un deseo que siempre tuvo, el de la actuación y se sumó a las filas del Estudio Teatro del director Adrián Vocos. Ese lugar que ella hoy considera como una casa, le permitió abrirse por completo a la formación artística y esto le valió su primer protagónico.
Ella encarnará a Doña María de Barranco, la madre exigente y sobreprotectora de tres hermanas en épocas de mandatos estrictos y exigentes, y demostrará todo su talento el próximo 20 de agosto en el Centro Cultural, ya con localidades agotadas en su primera función.
En este florecer de una nueva Stefani, nace un nuevo talento oculto en San Francisco.
Una mujer completa, con distintas profesiones…
Primero soy mamá y después, odontóloga.
¿Y el rol de actriz en qué puesto está en tu vida?
Cuando empiezo a pensar en la actuación, creo que siempre estuvo, pero ahora llegó una etapa de la vida en la que me toca disfrutar de algunas cosas. Hoy puedo decir que soy mamá, odontóloga y actriz.
¿La maternidad es muy importante en tu vida?
Sí y lo que tiene más prioridad en mi vida. Lo deseé muchísimo y es lo que más disfruto. Desde chica era un deseo. Cuando me preguntaron de chica qué deseaba, era ser mamá, porque así me imaginé ser de grande. Fue un proceso quedar embarazada, pero todo lo que viví me dejó enseñanzas en la vida. Esperé mucho a Jacinta.
Tiene un nombre poco convencional.
Cuando me hice la ecografía que reveló su sexo, lo miré a mi marido José en la camilla y le dije que Jacinta llegó a mi vida. Cuando salimos del consultorio, a todos le dije que así se iba a llamar. Jacinta es un nombre vintage, simple, dulce y se relaciona con la flor del Jacinto, y soy amante de las plantas.
Floreciste como mamá, como profesional…Y ahora, actriz ¿Cómo llega el teatro a tu vida?
El teatro siempre estuvo presente en mí. Cuando terminé el secundario, tenía claro que me gustaba mucho la salud, pero también el arte como la moda y el teatro, algo que experimenté en mi adolescencia en la escuela y me sentí como pez en el agua, ya que podía ser yo y fluir. En un momento pensé en ir a estudiar a Buenos Aires teatro, pero finalmente me incliné por la odontología. Recuerdo cuando caminaba por la ciudad de Córdoba con mi amiga santiagueña camino a la facultad de Odontología y le decía que tenía que hacer teatro, que lo necesitaba en mi vida.
Y el momento llegó ahora después de tanto tiempo.
Ahora llegó el momento de hacerlo. Una siempre prioriza otras cuestiones como el trabajo, la profesión y cumplir con otras cuestiones. Terminé una especialización en la Universidad de Buenos Aires, fui mamá y ahora llegó el momento de ver qué pasaba con eso que tenía dentro mío y no sabía qué era. Eso sí, si iba a empezar teatro, tenía que ser en un lugar que tenga un sustento, que tenga un por qué y para qué. El estudio de Adrián Vocos era el lugar para sentirme segura y contenida, pero con las licencias que permite el teatro.
Cumplís un año como alumna y ya llegó tu protagónico.
Empecé hace un año y recuerdo aquel momento como si fuera hoy. Lo llamé a Adrián y le pregunté cómo era el grupo porque me daba vergüenza. Sabía que si había alguien conocido no iba a poder ser yo. Vi en redes sociales cuáles eran mis compañeros y fui. Cuando crucé la puerta, sentí en mi pecho que en el Estudio Teatro puedo ser yo. Me acuerdo aún hoy el primer ejercicio que hice y con quién. Desde ahí, pude dejar todo lo mío sobre el escenario sin licencias, sin pensar lo que los otros digan.
En el Estudio Teatro las cosas son serias, porque tal como dice el nombre, se “estudia”. ¿Qué proceso atravesaste para que llegues a demostrar la actriz que hay en vos?
Esto tiene que ver con lo que es Adrián como maestro y director. Me impresiona la capacidad que tiene para ver todo eso que uno lleva dentro y no sabe lo que tiene. Él puede hacer aflorar todo lo que uno lleva dentro como son las emociones y eso es el teatro. Todo el contexto y marco que encontré hizo que me sienta segura para fluir sin condiciones, pero sabiendo que soy una madre y esposa que contiene a su familia; como así la odontóloga que sostiene y atiende a un paciente. El teatro es un espacio donde sentís, tenés que sacar afuera tus emociones y que permitan que en escena pasen cosas impensadas.
¿Cómo tomó tu familia esta “nueva” Stefi?
Ellos fueron los primeros en apoyarme y permitirme seguir adelante con esto. Al principio, fueron las clases y mi familia me acompañó en el disfrute de tomarlas los días sábados que generalmente eran de otros planes. Después, cuando llegó la oportunidad de ser parte del elenco de Las Del Barranco, los ensayos ocuparon más tiempo, pero mi familia siempre me dio toda la ayuda posible.
¿Cómo llega el protagónico?
Hice el casting como todos. Cuando Adrián nombró el elenco, me emocioné mucho porque simplemente quería participar de una obra de teatro y que él me dirigiera. Cuando me dijo que sería Doña María al principio no caí, pero con el paso de los ensayos entendí lo que tocó y empecé a componerlo a partir del personaje y lo que Adrián buscó del personaje.
¿Cuál es tu rol en la obra?
Soy Doña María de Barranco, la viuda del capitán, la protagonista de la historia. Ella es una madre muy exigente con sus tres hijas. La obra habla mucho sobre la lucha de las mujeres y el rol que cumplían en esa época, en que eran reducidas a procrear y a parir hijos, y a las tareas domésticas.
En este deseo enorme de ser actriz, ¿el teatro también se va a casa?
El espejo del baño es un buen lugar para ensayar (risas). Algo que me sucede con el teatro y no así con el estudio o con mi trabajo es que, al finalizar el ensayo, logro llegar a mi casa y con distintas herramientas como escuchar la voz de mi hija, tomar un baño o escuchar música, logro relajarme y evaluar la clase, pero puedo desconectarme fácilmente.
Volviendo al papel, ¿hay algo de Doña María en vos?
Hay una cuestión de mandatos no tan rígidos ni violentos porque uno tiene que ocupar un lugar en la sociedad, pero tengo una familia y una vida que no lo cambio por nada del mundo.
¿Tenés alguna meta con el teatro?
Para la estructura que tengo y la profesión que ejerzo, fui aprendiendo a dejar que la vida me sorprenda. Espero que lleguen nuevos personajes, nuevas obras. Hoy estoy feliz con el equilibrio que logré en mi vida como darle la prioridad que siempre quise a la maternidad y que el teatro se amalgamara con mi vida de la mejor manera posible. Estoy muy contenta.
La odontóloga
Stefani se especializó en prótesis en la Universidad de Buenos Aires, lo que siempre deseó en su vida, pero también es odontopediatra. Sin embargo, su nueva especialidad le permite desarrollar la faceta más “artística” de la profesión bucal. “Es un costo artístico de la odontología y estoy disfrutando este trabajo que demanda ese costado mío”.