Análisis
Somos más que el cáncer
Es fundamental un enfoque integral que combine la prevención y el tratamiento adecuado para mitigar el impacto devastador que provoca. Y la cercanía con los enfermos, para aliviar el sufrimiento.
Mañana se conmemora el Día Mundial del Cáncer, una fecha instituida por la Organización Mundial de la Salud con el objetivo de visibilizar la realidad de esta cruel enfermedad y subrayar la necesidad de continuar avanzando con las investigaciones destinadas a encontrar tratamientos efectivos, así como para fortalecer la empatía con quienes la sufren.
Este año, los organismos internacionales de salud han decidido poner el enfoque en las personas que enfrentan el cáncer. Según la Organización Panamericana de la Salud, la enfermedad “afecta millones de vidas de muchas maneras, pero no define quiénes somos. Somos más que una enfermedad, más que una estadística”. El cáncer, resaltan, “es más que un diagnóstico médico; es un asunto profundamente personal”.
En verdad, detrás de cada diagnóstico, de cada situación relacionada con la enfermedad, existe una historia de vida. De dolo y sufrimiento. Pero también de esperanza, amor, compasión y resiliencia. La empatía con el paciente es una de las más efectivas herramientas para mejorar la calidad de vida y avanzar en su curación. Por ello, “la atención oncológica centrada en las personas representa una oportunidad para reorientar, reconfigurar y reescribir nuestra manera de pensar sobre el cáncer, para aceptar las diferencias de las personas y para asegurarnos de que todos sean vistos como realmente son y tengan acceso a la atención que necesitan”, tal como se sostiene en el portal web de la OPS.
En este marco, es fundamental reconocer la importancia de un enfoque integral que combine la prevención y el tratamiento adecuado del cáncer para mitigar el impacto devastador que provoca. Mientras la ciencia avanza en tratamientos y procura, algún día, hallar la cura definitiva para este mal, la prevención y el diagnóstico temprano siguen siendo claves para mejorar la vida de quienes tienen la desgracia de sufrir esta patología. Escuchar, visibilizar y comprender a los enfermos son pasos decisivos para encontrar formas de apoyo que les permitan afrontar tanto los síntomas físicos como los altibajos emocionales que conlleva esta lucha.
En verdad, la cercanía con los enfermos no es un descubrimiento reciente de las organizaciones sanitarias internacionales. Una gran cantidad de instituciones de bien público trabajan con ahínco para aliviar el sufrimiento. En San Francisco, la acción que desde hace años viene cumpliendo la filial local de Lalcec (Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer) es un claro ejemplo. En una nota que se publica en estas páginas, sus responsables detallan el impacto de su labor y las necesidades que aún deben ser atendidas. En especial, se destaca la importancia de que se acerquen más socios para fortalecer a la institución.
Apoyar su digno y elogiable trabajo es una obligación comunitaria que demuestra que somos más que el cáncer, como lo refleja el lema de este año.