Análisis
Siniestralidad vial en la picota
Varios fueron los fallecidos en accidentes de tránsito en el primer fin de semana de agosto. Urge que se tome conciencia. Y que se refuercen las acciones para que este flagelo no siga azotando.
Varios fueron los fallecidos en accidentes de tránsito en el primer fin de semana de agosto. En la provincia, también en nuestra región, el saldo luctuoso de distintos siniestros viales –tanto en las rutas como en los centros urbanos- fue remarcado por los medios de comunicación y acrecentó la preocupación social frente a esta “epidemia” silenciosa que, desde hace mucho, nos aqueja.
No existen aún estadísticas completas de este 2024, pero la impresión dominante es que crece el número de víctimas fatales respecto de años anteriores. Con ello, la preocupación va también en aumento ante la posibilidad de que la desgracia se haga presente en cualquier momento y en cualquier camino o ruta de la provincia. Es una problemática que en el 2023 se llevó 4.369 vidas en el país, es decir, 12 personas murieron por día en siniestros viales, según las estadísticas elaboradas por el Observatorio Vial de la Agencia Nacional de Seguridad Vial.
Para nuestra Córdoba, los datos dan cuenta de un incremento de aproximadamente el 6% respecto de 2022. En la provincia hubo 398 víctimas fatales el año pasado y 357 siniestros fatales, superando los índices del 2022: 377 y 345 respectivamente. Alta velocidad, falta de respeto de las señales y normas de tránsito, ingesta de alcohol y el uso del celular son las causas siempre determinantes de hechos que se denominan accidentes, pero que bien podrían ser calificados de otro modo.
En este marco, una importante proporción de víctimas fatales se trasladaba en motocicletas. Quienes viajan en estos vehículos son los más expuestos a sufrir graves lesiones si no se adoptan los recaudos que exigen una adecuada comprensión de los riesgos y el respeto irrestricto a las normativas de seguridad en el tránsito. En San Francisco y en varios otros puntos de la región, ninguno de los dos requisitos se cumple cabalmente. Por el contrario, la falta de conciencia, de educación vial y de cumplimiento de la legislación se hacen evidentes. En especial, durante los fines de semana.
El casco protector es un elemento que no siempre se utiliza. La circulación temeraria, incluso atravesando semáforos en rojo, es habitual. Los vicios de una conducción de este tipo se muestran a diario, sin que se tome conciencia de la gravedad que podría tener un choque. Así, las estadísticas no tendrán alivio. Continuarán exponiendo de modo crudo la inobservancia de las reglas del tránsito y la impericia de numerosos conductores.
La difusión de los resultados de los controles que regularmente se efectúan permite comprobar la realidad descrita. Un panorama dominado por la anomia y en el que, por momentos, prevalece la irracionalidad. En este marco, no cabe otra cosa que aguardar el incremento negativo de las estadísticas. Urge, entonces, que se tome conciencia. Y que se refuercen las acciones para que el flagelo de la siniestralidad vial no siga azotando.