Entrevista
Silvia González: “La bicicleta me apasiona tanto como la docencia”
La docente jubilada encontró fuera de las aulas una nueva pasión. A sus 64 años, hace tres descubrió que el ciclismo es su nueva forma de vida y lo disfruta a pleno. Para practicarlo utiliza los mismos valores que pedía en clase: asistencia perfecta, disciplina y estar atenta a las enseñanzas de la profesora.
La docente jubilada dedicada a la enseñanza de Geografía y las Ciencias Biológicas descubrió el ciclismo hace solamente tres años. Desde entonces, ella aseguró que se convirtió en una “alumna perfecta” en el equipo que comanda Daiana Almada. “Soy disciplinada, tengo asistencia perfecta y fundamentalmente respeto y valoro muchísimo a mí entrenadora”, sostuvo la ex profesora.
Este 3 de junio, Día Mundial de la Bicicleta, se celebra la promoción de este medio de transporte sostenible, sano y divertido que a muchos le cambió la vida como el caso de Silvia González.
Un cambio de vida
Después de horas y horas recorriendo las aulas de los colegios donde daba clases, llegó el momento de la jubilación, y con ello, el tan preciado y codiciado “tiempo libre”. Fue en ese entonces que esta docente jubilada se encontró con la actividad física. “Hace cinco años me jubilé y a los 58 años y medio descubrí la actividad física. Caminaba entre los 54 y los 56 años pero no tenía tiempo para la actividad física pero además no me gustaba”, le contó a Posta/LVSJ.
“En mi casa todos son apasionados del deporte o practican alguno. De hecho, mi esposo practica ciclismo desde siempre y reconozco que me daba un poco de bronca cuando se iba con la bici pero jamás me imaginé estar haciendo la misma actividad”.
A los 59, Silvia se encontró con un artículo periodístico de la ciclista y profesora de educación física Daiana Almada quien dijo que todas las personas pueden hacer ciclismo y eso encendió la curiosidad de la docente. “Ella decía que podía enseñarle a cualquier persona y de inmediato pensé en hacerlo. No sabía si me iba a gustar, pero cuando conocí a la profesora Daiana Almada y al grupo, no me fui más”.
Los libros, apuntes y sus famosos afiches con ilustraciones y mapas conceptuales fueron cambiados por calzas, zapatillas y casco convirtiéndola es toda una ciclista. “La profe Daiana logró tentarme para seguir. Siempre nos proponía ir a distintos objetivos como Bauer y Sigel, Miramar, las sierras de Córdoba y luego llegaron las carreras”.
Y en ese torbellino de aprendizaje, Silvia comenzó a competir. “Mi primera carrera fue la Doble San Francisco Miramar. Esa fue la gran sorpresa. Después me fui anotando en otros eventos”.
Este año participó por segunda vez en el Desafío del Río Pinto y logró hacer podio entre las siete mejores de su categoría en esta tan dura competencia.
Silvia se dedica al mountainbike pero hace un año incorporó la bicicleta de ruta que le permite entrenar de otra manera. “Con esa bici, a la que le tenía mucho miedo, es una forma de entrenar en la pista”.
Con el apoyo de la familia
Silvia tiene tres hijos que ya son mayores y que son su gran sostén al igual que su esposo, un apasionado del ciclismo. “Mis hijos sienten mucho orgullo por lo que hago y con mi marido, ahora entiendo y comparto su pasión por el ciclismo”.
“Tal vez a los chicos también le pueda parecer un poco mucho pero siempre les digo que todo es posible”.
Como buena docente, esos valores que la hicieron y la formaron, son sus herramientas arriba de la bici. “Cuando comencé y lo tomé seriamente, me dí cuenta que tenía que ir al gimnasio para ayudar al entrenamiento; ir a la nutricionista para aprender sobre el ´entrenamiento invisible´ y la buena alimentación”.
“Hay cuatro 'pataso que hacen a la bicicleta como el entrenamiento; y por ese motivo voy al gimnasio, pedaleo y practico yoga; la nutrición; el descanso que es fundamental y el aspecto psicológico y emocional”, agregó.
“La docencia me ayuda mucho en todo esto. Primero, no puedo faltar nunca; segundo, es aceptar todo lo que diga la profesora porque confío mucho en su formación y logros, y no se me ocurre cuestionarla; tengo mucha disciplina y estudio todo el tiempo a mi bicicleta. Además, lo más importante es la planificación, algo fundamental antes de cada carrera”.
“Nunca imaginé que podía hacer una actividad física con tanta pasión. Tengo la misma pasión por el ciclismo que por la biología”.
Animarse a los retos
Qué significó participar en el Desafío del Río Pinto. ¿Esta edición fue la primera?
Participar en el Desafío del Río Pinto es un reto que todo ciclista quiere hacer todas las veces que se pueda, es una carrera única por la cantidad y diversidad de participantes, su gran organización, su terreno y el aliento del público. Esta edición fue mi segundo Pinto ya que había participado en 2023.
¿El podio fue importante? Qué pensantes en ese momento….
Yo aspiro a participar y llegar, que la bici y el cuerpo te acompañe. Este año el tiempo (mal llamado clima) y el terreno estuvieron excelentes.
El podio es una sorpresa, no lo esperas pero si te llega te pone muy feliz y pensás en la alegría de tu gente, tu familia, tu entrenadora (Daiana Almada) y en tus compañeras.
Al llevar a cabo una carrera tan exigente como esta, ¿qué lugar ocupa el equipo de entrenamiento?
Para participar de una carrera de esta exigencia se necesita:
1- cumplir con el plan semanal que nos envía la profesora.
2- Entrenar en montaña y además hacer un reconocimiento antes de la carrera (un mes antes hicimos un Pinto)
3- Gimnasio (en mi caso agrego yoga)
4-plan nutricional según demanda. Descanso adecuado.
¿Qué otro desafío te gustaría intentar con la bicicleta?
Otro desafío que anhelo es el “Gran fondo 7 lagos” en la Patagonia.
¿Qué mensaje le daría a personas que les gustaría empezar a entrenar con la bici y no se animan?
Primero te tiene que gustar. Ya sea con la bici u otro deporte. En mi caso no tengo historia deportiva. Empecé hace 3 años (tengo 62 años). Me parece importante empezar con una profesora para aprender con las indicaciones correctas y luego animarse. Quitar los prejuicios si los hay y permitírtelo. El resto llega solo.
Silvia “Rogel”: esa otra pasión de la ciclista
Además del ciclismo, Silvia tiene otra gran pasión: la cocina.
“Me gusta mucho la cocina y de hecho, quiero aprender todo el tiempo. Antes, mis amigas me decían “Silvia Rogel” porque me entusiasmaba hacer muchos postres de ese tipo. En la pandemia, con una vecina, elaborábamos panes y los llevábamos al circo que quedó varado en ese tiempo en la ciudad. Pero ahora lo que prefiero cocinar es salado
“Carnes o verduras al horno, pastel de carnes. Todo lo que tenga muchos colores porque eso es tentador. Es hermoso ver a la gente comer con gusto”, concluyó.