Feria del Libro 2023
Sergio Lapegüe: “Soy un apasionado de mi trabajo”
El periodista pasó por la Feria del Libro y habló de la importancia de darse un tiempo a uno mismo para disfrutar de cosas como la familia y los seres queridos.
Uno de los autores más esperados por el público sanfrancisqueño en la jornada del sábado de la Feria del Libro fue Sergio Lapegüe. Reconocido por su labor periodística, tanto en la televisión como en la radio, es una cara que le resulta familiar a muchos.
El periodista estuvo en la Feria del Libro de San Francisco y habló de su pasión por el trabajo y de cómo le costó hacerse un tiempo para disfrutar con su familia cuando ya sentía que el día no le alcanzaba y su cabeza nunca paraba.
De eso se trata un poco su libro “Parar: tocar fondo, resetear, y volver a empezar”.
Ante la consulta de si esa pausa es necesaria, contestó: “Todo depende de cómo estás vos en ese momento de tu vida. Vivimos en una sociedad muy loca, en medio de una vorágine. Ahora está el famoso ‘multitasking’. Estamos todo el día con el bendito teléfono. Atendemos muchas cosas al mismo tiempo. A medida que va pasando la vida, ese tiempo es cada vez más escaso. Yo siempre le decía a mujer que necesitaba que el día tuviera 28 horas. Dormía, una o dos horas, arriba de un auto, de un remis. Ella me dijo, sabiamente como toda maestra jardinera, ‘¿y si hacés menos cosas para que te alcance el día?’. Ese fue el disparador del libro Parar. Libro que escribí sin haber parado. A mí me termina parando el covid”.
Y agregó: “Soy un enfermo del trabajo, porque amo mi trabajo, porque soy un apasionado, porque vivo creando cosas todo el tiempo. Mi cabeza no para. Me estoy duchando y estoy pensando qué voy a decir en la radio. Soy así. Pude dejar un noticiero, el del mediodía, en pleno éxito. ¿Quién deja un noticiero en pleno éxito? Me dolió. Estuve casi un año y medio sin verlo. Ahora ya lo miro, porque lo extrañaba. Ahora a ese tiempo lo aprovecho para visitar a mi mamá que tiene Alzheimer. Ese tiempo que antes lo pasaba trabajando ahora lo disfruto con mi familia”.
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Sobre esa especial relación con una madre que está pero no está, aseguró: “Yo me doy cuenta que tal vez a veces me reconoce, porque sonríe. Ella no habla. Esta semana cuando la fui a ver, me mira y me dice ‘¡Sergio!’. Hacía mucho que no me nombraba. Las cuidadoras le ponen la tele cuando estoy yo y de vez en cuando desliza mi nombre. Cuando estoy con ella no”.
“Cuando mis amigos me preguntan por qué voy todos los días si no me conoce, les digo que yo sí la conozco. Es mi mamá. Yo llego, le doy la mano y te puedo asegurar que no me la suelta. Como cuando era chico. Trato de sacarlo algunos temas. Pero es una enfermedad muy dañina. Muy fuerte para ella pero creo que más fuerte para el resto de la familia. Es como estar muerto en vida. Estás frente a una persona que no te responde, está íntegra físicamente pero no está”, añadió.
Hoy el periodista disfruta de hacer un programa con su hija Micaela. “Es hermoso. Yo por ahí soy muy cargoso y le preguntó ‘qué tenés hoy’ y ella siempre me sorprende. Mi sueño era hacer un programa con mis amigos de la vida, que son mis compañeros de la banda, porque yo soy músico antes que periodista. Durante 30 años no hicimos nada y ahora volvimos a tocar. Tener un programa juntos es impresionante. Y también está mi hija. Es hermoso, disfruto mucho ver su crecimiento. Ella se fue hace rato de caso y es volver a verla. Ahora sé que el jueves la veo, antes ya no la veía tanto”.
Sobre la experiencia de viajar para presentar su libro, contó que “cuando voy a cualquier lado, con la música o con el libro, lo que siento es el amor de la gente. Vos pensá que yo soy periodista, y me reciben como si fuera un actor, una superestrella. Yo soy un tipo de barrio, vivo en la misma casa, a la vuelta de mi mamá, a media cuadra de mi hermana. Lo que recibo de la gente es cariño. Cuando alguien me cuenta que leyó un libro mío es algo hermoso, vos pensá que es como meterte en la cabeza de alguien. Los dos libros que escribí los hice en vacaciones y en las tandas de la radio. Que alguien pueda leer y sí pueda parar, es una bendición”.