Análisis
Seguridad vial: una urgencia que no admite más excusas

Ya son cuatro los muertos por siniestros viales en lo que va del año. Las motos, otra vez protagonistas de una tragedia que exige acción urgente.
El deceso de un joven motociclista que sufrió un accidente en la esquina de Falucho y Cervantes hace pocos días se suma a una estadística dolorosa: ya son ocho las víctimas fatales por siniestros viales en lo que va del año en nuestra ciudad. En todos los casos, las motos fueron protagonistas y sus conductores vieron segada su vida.
La historia reciente demuestra que las estadísticas no son reflejo de episodios aislados o hechos del destino. El elevado número de fallecidos en accidentes de tránsito constituye un problema de salud pública que exige conciencia social y respuestas efectivas. En especial, los motociclistas -muchos de ellos jóvenes- deben asumir que cada vez que salen a la calle lo hacen con una responsabilidad vital: la de preservar su vida y la de los demás. Circular sin casco, exceder los límites de velocidad o desatender las normas de tránsito no son actitudes inofensivas, sino actos de riesgo que pueden costar vidas.
A nivel nacional, los datos oficiales reflejan un leve descenso en la tasa de muertes viales respecto del año pasado, pero la dimensión del problema sigue siendo abrumadora: 3.539 personas murieron en siniestros viales en 2023, casi el doble que los homicidios dolosos (1.803). El informe más reciente del Sistema Nacional de Información Criminal (SNIC) vuelve a confirmar lo que ya se sabe desde hace años: la principal causa de muertes violentas en Argentina no es la inseguridad urbana, sino el tránsito.
En este marco, la provincia de Córdoba exhibe cifras preocupantes. Con una tasa de 9,7 fallecidos por cada 100 mil habitantes, supera ampliamente a Buenos Aires (5,2) y a provincias vecinas como Santa Fe (7,3) o Entre Ríos (7,8). Solo San Luis (11,4) presenta una peor estadística en el centro del país. En promedio, muere una persona cada cinco días en las calles cordobesas. El 79% de las víctimas son hombres, y casi la mitad de los siniestros ocurren durante el día.
Estos números esconden un agravante: mueren más motociclistas y son cada vez más jóvenes. Estudios recientes, como el realizado por la Universidad Johns Hopkins, muestran que en la ciudad de Córdoba el 62% de los motociclistas excede los límites de velocidad y apenas el 59% utiliza casco (el porcentaje baja al 42% entre acompañantes). Aunque el estudio se centra en la capital provincial, realidades similares se observan en muchas localidades del interior, incluida San Francisco.
La toma de conciencia de este problema es una obligación. Ninguna muerte por tránsito es aceptable. Naturalizar el saldo trágico es un signo de alarma que no puede ser minimizado. No cabe otra que insistir en la implementación de políticas públicas que tiendan a garantizar la seguridad en las calles y rutas, que sostengan controles de las normas que deben cumplirse, que enfaticen en la responsabilidad de cada uno de los actores del tránsito y profundicen la educación vial de niños y jóvenes.
Las dolorosas circunstancias que sufren hoy varias familias de la ciudad impelen a que se actúe con urgencia. No puede haber más excusas. Nada es superfluo o exagerado cuando la vida está en juego.