El campo y la lluvia
Santa Rosa no alcanzó para cambiar el curso de una campaña difícil para el maíz
La caída en la intención de siembra de maíz sigue sin mostrar señales de recuperación. “Deberíamos tener una lluvia de 60 milímetros para que el suelo esté en condiciones”, advirtió Juan Grangetto.
En medio de este panorama desalentador, había una esperanza de mejora: la tormenta de Santa Rosa. Sin embargo, lo llovido hasta ahora por el tradicional fenómeno climático no alcanzó para paliar la difícil situación que atraviesa el campo en nuestra región en la precampaña maicera.
De acuerdo con los expertos, las precipitaciones se mantendrán pero son necesarios al menos 60 milímetros para unas excelentes condiciones para el agro.
Según un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la caída en la intención de siembra de maíz en la Región Núcleo sigue sin mostrar señales de recuperación, con una disminución del 30% en el área proyectada para la próxima campaña. Este retroceso, impensable hace un año, contrasta con la tendencia al alza que el cultivo de maíz había mostrado en los últimos diez ciclos, donde se había consolidado como una opción preferida frente a la soja. Sin embargo, la combinación de factores como la falta de agua, el impacto de la plaga de la chicharrita y la baja de los precios internacionales han provocado una fuerte retracción en la superficie dedicada al maíz.
Una voz autorizada del campo, Juan Nicolás Grangetto, miembro de la Sociedad Rural de San Francisco e integrante de la Cooperativa Agrícola y Ganadera de Freyre, explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO: “Cuando comienza la siembra del maíz, a fines de agosto y principios de septiembre, se necesita de una base de humedad importante, la cual en este momento no la tiene. Como lógica, deberíamos tener una lluvia de 60 milímetros para que el suelo esté en condiciones para la implantación del maíz. Además, los productores están temerosos de la chicharrita”, una severa plaga que amenaza al maíz argentino.
Grangetto comentó que “la chicharrita causó un deterioro tremendo, salvándose solo algunas zonas del sur donde no llegó ese daño, pero la cuenca central fue muy afectada”. Este insecto de apenas 4 milímetros de longitud ha encontrado en el cambio climático el vehículo ideal para multiplicar su población y amenazar futuras cosechas.
“Venimos de una temporada de poca lluvia, una sequía importante, lo que hizo que el suelo haya perdido su perfil de humedad, necesario para cualquier sembradío, en especial para el del maíz”, añadió el entrevistado.
El trigo espera
Las lluvias previstas también juegan un papel fundamental para el cultivo de trigo, que en algunas áreas está soportando la falta de agua con expectativas de rendimientos ajustados.
Sin embargo, también se advierte sobre la necesidad de que las temperaturas se moderen, ya que una helada en este período crítico podría perjudicar gravemente la producción.
En este sentido, Grangetto expresó que “están esperando otra lluvia para tener capacidad de espigar y mantenerse activo, pero la zona de buenos trigos es escasa porque desde Devoto hacia Córdoba no hay nada y al norte, la situación es espantosa, porque no hay trigo, pasturas y los tambos están en una situación terrible por la falta de crecimiento de la alfalfa. Si no cayó agua entre el viernes y este sábado, la situación será crítica”.
Miran al girasol
Ante el escotaron planteado por Grangetto, el girasol se convirtió en una variable de cultivo que en la zona de Freyre tuvo resultados interesantes con buenos rindes. “Es un cultivo que se implanta ahora y de rápida cosecha lo que le permite al productor obtener divisas, que es lo que más necesita”, concluyó.