Residuos: carencia de política ambiental
Un reciente informe publicado en estas páginas ha vuelto a poner sobre la mesa la problemática de su recolección. Algo habrá que hacer para devolver al ex relleno sanitario su condición de tal. Porque la política ambiental es fallida si no existe separación domiciliaria y se mantiene la disposición final a cielo abierto.
Un reciente informe publicado en estas páginas ha vuelto a poner sobre la mesa la problemática de la recolección de residuos. De acuerdo a las cifras que se pudieron conocer, los sanfrancisqueños generamos más basura que la media nacional por habitante y no hacemos prácticamente nada para separarla. Lo mismo ocurre con el tratamiento posterior en lo que fue un relleno sanitario hace casi 3 décadas y que hoy es un enorme predio a cielo abierto.
Los datos que se pudieron observar en una infografía destacada, demostraron la inexistencia de avances en la política ambiental. La declamación de la protección del ambiente, en este caso, no tiene correlato en la realidad. En este marco, no se cumple cabalmente la premisa que habla de que un gobierno local tiene posibilidades importantes de actuar en el cuidado del ambiente. El tema de la basura domiciliaria deja al desnudo esta circunstancia.
Los sanfrancisqueños generamos 1.200 toneladas de residuos al mes. Y muy poco hacemos para separar la basura en los domicilios. Lejos quedaron algunos intentos promovidos por los distintos gobiernos municipales. Si bien es una tarea que puede llevarse sin mayores complicaciones en cualquier hogar, la falta de una política definida en la materia genera un atraso notable respecto de otras poblaciones de la región. Por ejemplo, Porteña, Freyre, Las Varillas y otras localidades desde hace años implementan tareas de separación de residuos domiciliarios con efectos variables, pero con el objetivo de insistir en que la ciudadanía tome conciencia de que es necesario hacerlo para lograr estándares ambientales acordes a los tiempos que se viven.
Se ha señalado en reiteradas ocasiones en esta columna que separar los residuos hogareños no es una tarea difícil de realizar. Simplemente basta con organizar un esquema de recolección que permita que los vecinos saquen los residuos secos (papeles, plásticos, latas, vidrios, etc.) una vez a la semana. Y que las demás jornadas sirvan para recoger la basura orgánica. Si existe voluntad no es para nada complicado llevar adelante esta práctica. Pero para ello se necesita un puntapié inicial. Y lo deben dar las autoridades de turno. Vale recordar lo que se expresó en esta columna en enero pasado: "Ningún plan de separación de residuos tendrá posibilidades de perdurar en el tiempo si no se promueve la participación de los vecinos y no se encuentran alternativas imaginativas para involucrar también en el plan a las empresas. Los beneficios de tratar los residuos de esta manera se reflejan de manera rápida en todas las localidades que los han implementado".
Al mismo tiempo, algo habrá que hacer para devolver al ex relleno sanitario su condición de tal. Porque la política ambiental es fallida si no existe separación domiciliaria y se mantiene la disposición final a cielo abierto.