Análisis
Reponer los árboles, una necesidad
El arbolado urbano ha sufrido un golpe duro. Tras el temporal, se impone la necesidad de reforestar y de asumir el compromiso de mantenerlo.
El viento huracanado del último temporal devastó algunas zonas de la ciudad, dejando numerosos daños. Entre ellos, la caída de más de 200 árboles y miles de gajos despedazados que terminaron desperdigados por plazas, veredas y calles.
Como siempre sucede, el trabajo de las cuadrillas municipales es intenso. El objetivo de devolver la normalidad a la ciudad lo más pronto posible se ve demorado por la magnitud de los destrozos y la dificultad para retirar los añosos troncos que han sido derribados por la furia de la naturaleza.
Al mismo tiempo, se extiende la pena por el deterioro que provocó la tormenta en el arbolado. La mayoría de los vecinos comprenden la importancia que tiene el árbol para la vida de nuestra comunidad. De cualquier población, en definitiva, puesto que ha cumplido siempre un rol esencial para garantizar una buena calidad de vida. Un papel que adquiere cada vez mayor relevancia en virtud del cambio climático.
Al respecto, en un estudio publicado por la prestigiosa revista científica Science, científicos de la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, afirman que los árboles son una solución para combatir y mitigar los efectos de la crisis. Según los cálculos de esta investigación, añadiendo 1 billón de hectáreas de árboles se reduciría en un 25% el dióxido de carbono de la atmósfera. “La reforestación de bosques es la mejor solución disponible en la actualidad contra el cambio climático disponible y brinda pruebas sólidas para justificar la inversión. Si se actúa ahora, se podría reducir el dióxido de carbono en la atmósfera hasta en un 25%. Así se alcanzarían los niveles vistos por última vez hace casi un siglo”, aseguran.
Estas conclusiones reafirman la trascendencia que siempre ha exhibido el arbolado en la protección y mejoramiento del ambiente urbano. Proporciona gran parte del oxígeno que respiramos, protegen el suelo de la erosión del agua y el viento, permiten la retención de agua en el subsuelo, brindan protección contra las temperaturas extremas tanto en invierno como en verano, atenúan los ruidos, benefician la estética urbana y elevan el valor económico de las propiedades, entre otros beneficios. Como si esto fuese poco, sus ventajas también ingresan en los ámbitos comunitarios y sanitarios.
En anteriores eventos climáticos similares al que sufrió la ciudad el pasado miércoles 20 de marzo, hubo reclamos por las demoras en retirar los ejemplares caídos y también por la falta de reposición. En esta última tormenta, la ciudad perdió 200 árboles y otros miles tuvieron daños severos. El arbolado urbano ha sufrido un golpe duro. Tras el temporal, se impone la necesidad de reforestar y de asumir el compromiso de mantenerlo. Más árboles en más sitios debería ser una premisa permanente para realzar la estética ciudadana, mejorar la calidad de vida y aportar –aunque más no sea en grado mínimo- a la lucha contra el cambio climático.