Historias
Renovaron votos tras 64 años de matrimonio
Cumplir tantos años de matrimonio es un privilegio y un regalo del que no todas las parejas llegan a disfrutar. La historia de Laly y Roberto rompe todas las estructuras en una época en que las relaciones suelen ser efímeras.
En momentos en que todo parece más ligado a lo efímero y pasajero aún existen historias de vida que merecen ser contadas, sobre todo cuando esto tiene que ver con el fortalecimiento del amor entre dos personas a lo largo de la vida.
Es el caso de Roberto Mazzola y Laly Aimaretti, quienes el pasado 17 de septiembre celebraron 64 años de casados y para ello, furon en protagonistas de un momento amoroso al renovar sus votos matrimoniales en presencia de su familia.
El momento, por demás especial, se dio en el hogar familiar, en el corazón de barrio 9 de Septiembre, con la “complicidad” de sus hijas María del Carmen y Patricia Mazzola.
“Fue un encuentro muy lindo que llevamos a cabo acá en casa”, contó Roberto a LA VOZ DE SAN JUSTO y confesó que con este acontecimiento pudo cumplir con un viejo anhelo. “Le regalé a mi esposa un cintillo que nunca le había podido regalar”.
“Cuando nos casamos yo tenía 23 años y ella 21”, y ahora, 64 años después, “nos volvimos a casar”, dijo sobre la renovación del compromiso matrimonial como prueba de la fuerza de su amor con el paso de los años.
“Estaba nervioso”
“Soy muy romántico”, reconoció Roberto, la idea de todo esto “fue mía”. Allí, intervino Laly quien comentó que “el día anterior se lo notaba inquieto, más bien nervioso, porque tenía miedo a que yo le dijera que no”.
Al momento de la romántica propuesta, “estábamos en el comedor y le hablé sobre lo que había vivido en el matrimonio y después le dije que tenía un regalo para ella, pero se lo iba a entregar dependiendo de lo que me contestara. ¿Te volverías a casar conmigo?”, le preguntó Roberto a su amada.
“Es muy romántico, siempre lo fue”, aseguró la esposa, aunque esta vez admitió sentirse algo sorprendida: “Me sorprendió gratamente. No esperaba nada de eso”.
Una idea de película
Amante de las películas, Roberto manifestó que “siempre me gustó la idea” de renovar los votos matrimoniales y más aún cuando veía que esto ocurría en alguna de esas historias de ficción que le gusta compartir con Laly.
“Cada vez que pasaba algo así, pensaba: ‘qué lindo sería’ que podamos hacer lo mismo nosotros”, indicó.
“Tenía todo pensado para llevar a cabo el momento más romántico de la declaración, hasta que me di cuenta que no iba a poder arrodillarme para entregarle el anillo”, contó entre risas. “Igualmente, fue un momento muy lindo, aunque los dos permanecimos sentados”.
Mientras escuchaba el testimonio de sus padres, María del Carmen describió lo que ellos hicieron como “un hermoso ejemplo de amor. Además, ellos creen mucho en la familia, la pelearon mucho y por eso fue muy lindo que hagan esto. Nosotros somos seis hijos, de los cuales mi hermano Roberto falleció y ahora quedamos las cinco mujeres, además de nosotras dos también están María Elena y Laura que viven en Córdoba y Anabella que vive en San Francisco”.
Más allá de la romántica declaración de amor, Roberto y Laly reconocieron que “hemos sobrevivido a muchos momentos difíciles y bravos, pero cada vez que nos vamos a dormir, nunca nos acostamos sin darnos un beso. Eso significa que, aunque haya enojo o el día haya sido duro, ese beso nos conecta con un momento de paz pensando que mañana todo va a estar mejor”. Al día siguiente, “aquel que se levante primero, cuando ve que el otro también se levantó, lo saluda con un beso y un ‘buenos días’”.
“En todo esto no hay magia”
Roberto y Laly demuestran que el secreto para mantener vivo el amor después de 64 años “es un trabajo constante de los dos. Al amor hay que alimentarlo todos los días, pese a que en algunos no se tenga tantas ganas. En ese momento, el carisma de la familia ayuda mucho porque los hijos, en determinadas ocasiones, nos han empujado a renovar nuestro amor y compromiso”.
“A esta altura de nuestra vida vivimos un amor más maduro, somos más selectivos ya que por nuestra edad dejamos de pensar en algunas cosas que a veces poníamos por delante porque pensábamos que eran importantes cuando lo realmente importante entre dos personas como nosotros es el amor”, señalaron.
Ambos reconocieron que “no es muy común” que un matrimonio dure tantos años. “Vemos ahora que las parejas no se tienen tanta paciencia, no hay tanto amor. En nuestro caso, cada mañana le pedimos a Dios que nos dé comprensión, tolerancia y paciencia, tres características que tratamos de aplicar día a día en nuestra vida”.
“En todo esto no hay magia, hay situaciones de vida que te pueden distanciar, pero si todavía existe el amor, te ayuda a recomponer esa distancia. Nosotros estamos convencidos que el amor puede vencer cualquier dificultad”, finalizaron.