El peligro del tabaco
Qué le hace el cigarrillo al cerebro y cuerpo de los niños y adolescentes
Fumar es malo para todos, causa desde problemas en la piel, enfermedades cardiovasculares, hasta cáncer de pulmón, pero en los niños y adolescentes es peor, ya que se encuentran en pleno desarrollo.
Por Isabel Fernández | LVSJ
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los años 2000 y 2022 la población adulta que consumía tabaco se redujo del 33% al 20%; sin embargo, en la mayoría de los países, los adolescentes de entre 13 y 15 años consumen tabaco o productos con nicotina.
El 31 de mayo se celebró el Día Mundial Sin Tabaco bajo el lema: “Proteger a los niños de la interferencia de la industria tabacalera”, apuntando de esta manera al cuidado de las nuevas generaciones y garantizar que el consumo de tabaco siga bajando.
¿Cuáles son las consecuencias del cigarrillo en los niños y adolescentes?. ¿Por qué empiezan a fumar a edades tempranas?. ¿Qué hacer para que no caigan en ese hábito?. ¿Cómo ayudarlos a que lo dejen?. El médico especialista en Neumonología, Miguel Cuesta Mesa (CE-5901) respondió todos estos cuestionamientos a LA VOZ DE SAN JUSTO y reflexionó sobre la importancia de que se abandone el dañino hábito de fumar.
Fumar durante la adolescencia, tanto activa como pasivamente, puede tener consecuencias graves e irreversibles en la salud física y mental de los jóvenes. El doctor Cuesta Mesa explicó que algunos de los principales pueden ser “daños pulmonares, cardiovasculares, en el cerebro y el sistema nervioso y otros riesgos como infertilidad, cáncer, etc.”.
Destacó que las consecuencias de fumar en la adolescencia “no solo se ven a largo plazo, sino que también pueden manifestarse de inmediato. Los adolescentes que fuman pueden experimentar tos frecuente, fatiga, falta de aliento y un mayor riesgo de enfermedades respiratorias agudas”.
Cuesta Mesa afirmó en cuanto a los daños pulmonares, que los jóvenes que fuman “tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares crónicas: como la bronquitis crónica, el enfisema y el cáncer de pulmón. También pueden ver disminuida la función pulmonar que puede provocar dificultad para respirar y hacer ejercicio, además de aumentar el riesgo de infecciones como neumonía y bronquitis”.
Por otro lado, agregó que también “tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardíacas: como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, aumento de la presión arterial lo que puede dañar los vasos sanguíneos y otros órganos. Puede haber disminución del flujo sanguíneo lo que afecta el rendimiento físico y la salud general”.
En el cerebro y el sistema nervioso de los niños y adolescentes también provoca daños. Cuesta Mesa dijo que fumar puede “causar dificultades de aprendizaje y memoria ya que la nicotina y otras sustancias químicas del tabaco pueden interferir con el desarrollo cerebral y las funciones cognitivas. Además, pueden aparecer problemas de atención y concentración y tienen mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad y esquizofrenia”.
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Otros riesgos
El neumonólogo agregó que entre otros riesgos que pueden sufrir “se encuentra la infertilidad ya que fumar puede dificultar que las mujeres queden embarazadas, además del cáncer de pulmón, también cáncer en la boca, garganta, laringe, esófago, estómago, páncreas, riñón y vejiga”.
“En los adolescentes también puede producir debilitamiento del sistema inmunológico lo que hace que sean más propensos a enfermarse. Aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas, envejecimiento prematuro ya que la piel de los fumadores se arruga más rápido y tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el envejecimiento”, amplió.
Por qué empiezan a fumar
Son muchos los factores que impulsan al tabaquismo en niños y adolescentes: las influencias sociales, los factores psicológicos, biológicos y de accesibilidad. El médico aseguró que la presión de grupo “el deseo de encajar y ser aceptados por sus pares puede llevar a los jóvenes a probar el tabaco, incluso si no lo desean realmente. También pueden comenzar a fumar solo por ver a familiares, amigos o personas influyentes fumando ya que normalizan el comportamiento”.
La publicidad de las empresas tabacaleras también influye. “Las tabacaleras utilizan estrategias sofisticadas para dirigir su publicidad a los jóvenes, creando imágenes atractivas y asociando el cigarrillo con ideas de libertad, rebeldía y estatus social”, dijo.
Entre los factores psicológicos, Cuesta Mesa recordó la búsqueda de identidad. “Durante la adolescencia, los jóvenes experimentan cambios emocionales y buscan definirse a sí mismos. El tabaco puede verse como una forma de expresar independencia, rebeldía o madurez. Por otro lado, algunos recurren al tabaco como forma de lidiar con el estrés, la ansiedad, la depresión o el aburrimiento”.
Añadió: “La nicotina produce una sensación de placer temporal que puede ser atractiva para los jóvenes, especialmente aquellos con mayor predisposición a la impulsividad o la búsqueda de sensaciones”.
En tanto la accesibilidad también influye. El doctor Cuesta Mesa advirtió que el “bajo costo en algunos países los hace más accesibles para los jóvenes con menos recursos económicos. Los cigarrillos pueden ser fáciles de obtener en tiendas, máquinas expendedoras e incluso a través de amigos o familiares. Aumentar el precio de los cigarrillos es una estrategia eficaz para disuadir a los fumadores, especialmente a los jóvenes.”.
“La falta de leyes o regulaciones efectivas que limiten la venta y el consumo de tabaco a menores de edad puede facilitar el acceso al mismo”, afirmó.
Entre los factores biológicos el médico se refirió a “la predisposición genética ya que algunos tienen mayor predisposición a la adicción a la nicotina, lo que las hace más vulnerables a iniciar y continuar fumando. También los cambios hormonales que se producen durante la adolescencia pueden aumentar la sensibilidad de los jóvenes a los efectos placenteros de la nicotina”.
Alergia y cigarrillo: un combo peligroso
En los jóvenes alérgicos el hábito de fumar es un doble peligro. El neumonólogo advirtió que fumar, tanto activa como pasivamente, “puede tener consecuencias particularmente graves para los jóvenes que ya padecen alergias ya que puede agudizarlas porque el humo contiene una gran cantidad de irritantes y sustancias químicas que pueden desencadenar o empeorar los síntomas del asma, rinitis y eccema”.
“Además puede causar dificultad para controlarlas al interferir con la eficacia de los medicamentos y aumentar la susceptibilidad a desarrollar nuevas alergias, especialmente en el sistema respiratorio. Los jóvenes alérgicos que fuman tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades pulmonares crónicas como la bronquitis crónica y el enfisema. Es crucial evitar fumar como estar expuesto al humo de segunda mano”, explicó.
¿Cómo enseñarles a que digan no al cigarrillo?
Enseñar a los jóvenes a decir "no" al cigarrillo es una tarea crucial para proteger su salud y bienestar. “Los padres juegan un papel fundamental en este proceso, ya que pueden ser modelos a seguir y brindar apoyo y orientación a sus hijos”, remarcó Cuesta Mesa.
Afirmó que lo que podemos hacer como padres “es ser un buen ejemplo. Si los padres fuman, es más probable que sus hijos también lo hagan. Se debe hablar con los hijos sobre los peligros del tabaco desde una edad temprana es esencial. Se puede utilizar un lenguaje sencillo y adecuado para su edad para explicarles las consecuencias negativas del tabaquismo”.
“También es importante crear un ambiente donde los hijos se sientan cómodos para hablar sobre cualquier tema, incluido el tabaco. Los padres deben escuchar activamente las preocupaciones de sus hijos y brindar apoyo sin juzgar”, afirmó.
Destacó: “Enseñar a los hijos a decir ‘no’ de manera asertiva a la presión de grupo o a las situaciones en las que se les ofrece un cigarrillo es importante. También ayudarlos a comprender los beneficios de no fumar, como una mejor salud, más energía y un mayor ahorro de dinero”.
Finalmente dijo que fomentar actividades y pasatiempos saludables como deportes, música o arte “puede proporcionar a los hijos una alternativa positiva. Ayudar a los jóvenes a decir "no" al cigarrillo requiere un esfuerzo continuo y una comunicación abierta”.
¿De qué manera ayudarlos a que dejen?
Dejar de fumar es un desafío difícil, pero con el apoyo adecuado, es posible.
Consejos para ayudar a los jóvenes a dejar de fumar:
1. Expresar la preocupación por su salud y el impacto negativo que el tabaquismo puede tener en su vida.
2. Escuchar sus razones para fumar, ésto puede ayudar a encontrar estrategias más efectivas para dejarlo.
3. Comunicar que no apruebas el tabaquismo.
4. Asegurarle que estás allí para apoyarlo en su proceso de dejar de fumar, brindando aliento, comprensión y ayuda práctica cuando la necesite.
5. Es importante respetar sus decisiones, incluso si no estás de acuerdo con ellas. Forzarlos a dejar de fumar puede ser contraproducente y generar más resistencia.
6. Dejar de fumar es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo. Ser paciente y celebrar sus pequeños logros en el camino. Como padres somos modelos a seguir, si fumamos, el mejor mensaje es dejar de fumar.