Análisis
Plazas: carencia de cultura cívica
"No damos abasto, hay un montón de plazas. Hoy todo es más costoso y no paramos de reparar los juegos, nos encontramos que arreglamos un juego el lunes a la mañana y el martes ya está roto”, dijeron desde el municipio.
Hace pocas semanas, en esta columna se hizo referencia a la nueva realidad que se observa en los espacios verdes de la ciudad. Refuncionalizadas y embellecidas, muchas plazas sanfrancisqueñas invitan a las familias en el tiempo de ocio y recreación, al tiempo que permiten el encuentro fraterno y amical con los vecinos. Se escribió en esa ocasión que “el nuevo paisaje que muestran es una invitación al solaz y al esparcimiento. Así también, implica la responsabilidad cívica de su cuidado y conservación”.
Desafortunadamente, esta última reflexión cobró vigencia notable luego de que el secretario de Servicios Públicos de la municipalidad, junto a otros funcionarios del área, reclamaran cambios en las conductas de quienes disfrutan de estos espacios. “No damos abasto, hay un montón de plazas. Hoy todo es más costoso y no paramos de reparar los juegos, nos encontramos que arreglamos un juego el lunes a la mañana y el martes ya está roto”, aseguraron. Además, la falta de conducta cívica se observa en que, como afirma la referida nota, “botellas de plástico y papeles de tirados por cualquier lado, juegos rotos, bebederos trabados, son parte del escenario que suele verse frecuentemente, especialmente después de algún evento”.
El desinterés por el patrimonio que es de todos queda en evidencia. No se toma conciencia de la importancia de preservarlo. Tampoco se cuestiona el mal uso de juegos y otros implementos. Por ejemplo, los funcionarios municipales relataron que “al caminar por las plazas nos encontramos con adolescentes que se suben a los juegos que son para niños de 3 años, no se respeta ni se cuida, porque esos juegos son para un determinado peso y nivel de utilidad”. Y agregaron que esto se agrava después de algún evento: “La plaza se llena de residuos que la gente tira sin tener en cuenta los cestos que existen para eso. Tenemos que convocar gente de otras actividades para reforzar la limpieza y dejar la plaza en condiciones. En los eventos hay tambores de 200 litros destinados a los residuos, bolsas, personal que recambia las bolsas, la misma gente que limpian los baños químicos. Pero el gran descuido que hay hace que no se pueda dejar la plaza en condiciones”.
¿Todo vale a la hora de la recreación? ¿Incluso el vandalismo? ¿Y la conciencia social sobre el cuidado de lo que es de todos? ¿Dónde quedó arrumbada la cultura vecinal que exhibía orgullo por sus plazas? Interrogantes que deberían mover a la reflexión.
Cabe, entonces, renovar el llamamiento que se hizo días atrás en relación a la preservación de estos espacios: “Su belleza, la armonía de sus diseños, los renovados juegos infantiles, los elementos históricos que se halla en su interior, el arbolado, las obras de arte y las esculturas que albergan han sido revalorizados. El nuevo paisaje que muestran es una invitación al solaz y al esparcimiento. Así también, implica la responsabilidad cívica de su cuidado y conservación”.