Pierce, la enfermedad porcina que pone en alerta a los productores argentinos
Productores porcinos y entidades del agro aseguran que la apertura del mercado argentino a la carne porcina estadounidense podría generar riesgos a la producción nacional ya que "Estados Unidos tiene una enfermedad que no tenemos nosotros".
Productores porcinos y tres de las cuatro entidades del agro rechazaron la apertura del mercado argentino a la carne de cerdo estadounidense (que permanecía cerrado desde hace 25 años) por afectar la producción local y sus riesgos sanitarios, a diferencia de la Sociedad Rural, que reafirmó su vocación por un "comercio abierto".
La apertura del mercado argentino, anunciada el jueves por la Casa Blanca, generó el rechazo de la Asociación de Productores Porcinos (Aapp) y de las entidades Federación Agraria, Confederaciones Rurales Argentina (CRA) y Coninagro.
"No sólo es un problema porque suma una competencia a la producción argentina, sino Estados Unidos tiene una enfermedad que no tenemos nosotros y se puede propagar enseguida", advirtió Juan Uccelli, titular de la Aapp.
Se trata de Pierce, una enfermedad de carácter reproductivo y respiratorio, de la que cual la Argentina es un país libre.
Al respecto, el especialista Jorge Torelli, de la Unión de Industrias Cárnicas Argentina (Unica) aseguró que "a nivel internacional, las mayores preocupaciones sanitarias de los porcinos pasan por el mal de Pierce, un virus que no se ha diagnosticado aún en la Argentina".
Asimismo, detalló que la Argentina, en la última reunión de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) -con sede en París, Francia- firmó un documento bastante crítico respecto al tratamiento de esta enfermedad al oponerse con otras naciones a que sea considerada "común".
"Realmente es considerada una enfermedad bastante importante, bueno muchos países lo firmaron y nosotros también", expresó.
Fuentes del Senasa, ratificaron que "el síndrome respiratorio reproductivo porcino (Prrs) es una enfermedad viral considerada la de mayor impacto en la producción mundial del sector, aunque es importante destacar que no afecta a las personas ni altera la calidad de la carne".
"En los países donde se encuentra presente, ocasiona grandes pérdidas económicas por el perjuicio en la sanidad de los animales y los costos necesarios para su control", determinó.
El impacto en el empleo
Por el lado de los trabajadores, desde la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne dijeron a Télam que "hay que esperar a ver qué pasa cuando ingresen los primeros lotes, pero nunca una importación es buena para los trabajadores".
"Ya tuvimos problemas cuando Paladini importaba carne desde Brasil", recordaron.
El rechazo de las entidades del agro
Desde FAA consideraron que con esta medida "en lugar de ser supermercado pasaremos a ser el depósito donde Estados Unidos meta las cosas que no puede ubicar en otros lugares".
"El Gobierno dice querer fomentar la producción nacional y el agregado de valor, pero atacar de esta manera a la producción porcina nacional implica desconocer el rol que ésta cumple en las economías del interior del país, el empleo directo e indirecto que genera a través de muchísimas actividades anexas", dijeron los federados.
La postura federada fue similar a la de Coninagro, que consideró "negativa" la decisión del Gobierno argentino.
"Esto se dio sin previsión, y así los productores y las empresas no saben cuándo invertir", destacó su presidente, Carlos Iannizzotto a Télam.
En una posición similar se expresó el presidente de CRA, Dardo Chiesa, quien cuestionó la medida: "La Argentina prácticamente no consume carne fresca, sino procesada en jamón o embutidos; y ellos nos van a vender pechito y bondiola, que son los cortes de más valor y los que te deprimen los precios; entonces, te entra mucho volumen y compiten con los precios y genera un sobrestock", afirmó.