Patria: una idea en cautiverio
En su cumpleaños 212, el anhelo más ferviente es que la idea de Patria renazca en cada argentino y se consiga abandonar aquel inaudito sometimiento que genera hendeduras dolorosas y que lleva al ocaso.
La Argentina celebra hoy el 212° aniversario de la Revolución de Mayo. Es decir, del nacimiento de una idea de Patria que se mantiene viva, más allá de la horadación y la decadencia que han marcado los agitados últimos tiempos.
Viviremos este 25 de Mayo la alegría del reencuentro patriótico. Hoy retorna la tradición del desfile por nuestro principal bulevar, luego de dos años oscuros, marcados por la pandemia y las restricciones que han pegado duro en nuestras vidas. Vuelven también los actos en cada salón escolar para rememorar el relato de aquellas jornadas en las que vio la luz ese sentimiento especial signado por el amor a esta tierra e impregnar de él a las nuevas generaciones.
Un sentimiento que debería unir voluntades en torno al diseño del destino común. Pero que permanece aletargado y se expresa tímidamente en alguna que otra ocasión, marcando la baja autoestima de un pueblo que alardeó de los "laureles que supimos conseguir". Pero que, aun en medio del desasosiego, que no se resigna al desgaje cruel del árbol común, al tironeo permanente, a la soberbia de algunos que se adjudican el rol de patriotas y deciden que quienes piensan distinto no lo son. Un pueblo que lucha a diario contra las inclemencias del tiempo que le toca vivir y es cautivo de las disputas del poder.
Hace casi dos décadas, en el Tedeum oficiado en la catedral de Buenos Aires, el hoy Papa Francisco había advertido sobre esta condición que degrada la dignidad nacional. El arzobispo Bergoglio expresó en aquella ocasión que "cuando la cautividad proviene de nuestras sangrantes heridas y luchas internas, de la ambición compulsiva, de las componendas de poder que absorben las instituciones, entonces ya estamos cautivos de nosotros mismos. Una cautividad que se expresa -entre otras cosas- en la dinámica de la exclusión. No sólo la exclusión que se hace a través de las estructuras injustas, sino también las que potenciamos nosotros, esa otra forma de exclusión por medio de actitudes: indiferencia, intolerancia, individualismo exacerbado, sectarismo."
Cautivos de esta realidad angustiante, suena difícil de alcanzar aquello de que "la patria es el otro". De que la patria es "con el otro". Porque es una gran empresa colectiva. Sin ella, todo se desgaja, se pierde la fe en el destino común y aquel sentimiento tan noble termina siendo fagocitado en el fango de la disgregación, en la acentuación de los resentimientos, haciéndose estéril el esfuerzo por lograr el Bien Común. Por eso, es hora de asumir que el verdadero sentimiento patriótico tiene que salir del cautiverio.
En las próximas semanas, los próceres volverán a aparecer en nuestra devaluada moneda. Entre ellos, alguien que no ahorró calificativos para advertir sobre las consecuencias de la división y de la ambición de los que detentan el poder. Desde un billete que a diario pierde valor, el general San Martín seguirá combatiendo a los "maturrangos quenos amenazan". Y advirtiéndonos que "el verdadero patriotismo exige sacrificios".
En su cumpleaños 212, el anhelo más ferviente es que la idea de Patria renazca en cada argentino y se consiga abandonar aquel inaudito sometimiento que genera hendeduras dolorosas y que lleva al ocaso.