Pandemia, economía e inseguridad, un combo que disparó el consumo de psicofármacos
La población padeció primero los efectos secundarios del Covid-19, pero a eso se le sumaron la inflación y el miedo a andar por las calles. En Santa Fe se incrementaron exponencialmente las consultas por crisis de salud mental.
Con los cuadros más graves de coronavirus ya superados, la sociedad sigue padeciendo los efectos que la pandemia generó en la salud mental. Y a esa problemática se le suman la crisis económica y los niveles de inseguridad, que conforman un combo que disparó el consumo de psicofármacos.
Laura Racagni, coordinadora del Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad de la Confederación Farmacéutica Argentina, graficó con una descripción estadística el aumento del consumo de ansiolíticos, antidepresivos, sedantes e hipnóticos.
"Hay un aumento sostenido a partir de 2020 con respecto a 2019, de 2021 con respecto a 2020 y de 2022 con respecto a 2021. El incremento es sostenido desde el inicio de la pandemia. A eso se le agrega la situación económica preocupante", añadió.
El coctel de psicofármacos que consume la población es variado y tiene relación directa con la vinculación que existe entre distintos padecimientos. "Subió muchísimo -10 por ciento interanual en el primer trimestre de 2023- la venta de hipnóticos y sedantes, que se utilizan para el sueño. Pero también la de antidepresivos. Una cosa lleva a la otra: muchas veces no descansar bien, estar estresado o con miedo, lleva al estado depresivo", explicó Racagni.
En Santa Fe, puntualmente, lo que se disparó fue el nivel de consultas por situaciones de crisis de salud mental. Quienes acuden a las guardias de los hospitales, además, no son solo adultos: los malestares también alcanzan a jóvenes y niños.
"Luego de la pandemia advertimos un incremento importante de las consultas en situaciones de crisis. Comparando los datos de 2019 con los de 2022, se duplicaron ese tipo de consultas de adultos en guardias de hospitales generales de Rosario y la ciudad de Santa Fe. Y se triplicó la cantidad de consultas en niños y jóvenes en situación de crisis", alertó Celina Pochettino, directora de Salud Mental de la provincia.
La funcionaria del Ministerio de Salud también precisó que, en ese lapso, a nivel provincial registraron "un aumento del 67 por ciento en el uso de psicofármacos".
Economía e inseguridad, causantes de dolor
La pandemia de coronavirus ocasionó un impacto sanitario inmediato, que llevó a que las salas de terapia intensiva del país estén repletas de pacientes peleando por sus vidas. Pero también generó otro impacto, inmediato en algunos casos, paulatino en otros, que afectó a la salud mental.
Y a la angustiante coyuntura marcada por los reportes diarios de muertes y contagios, se le sumaron la crisis económica y los indómitos niveles de violencia e inseguridad, que en Rosario hasta se hicieron sentir en las escuelas.
"El hecho de que el dinero no alcance y haya una inflación altísima agrega incertidumbre y miedo. Eso, desde luego, lleva a que muchas personas utilicen estas muletas farmacológicas que ayudan a conciliar el sueño o a equilibrar un estado depresivo", detalló Racagni sobre la relación entre el bolsillo y la cabeza.
En ese sentido, advirtió que muchas veces al tema psicofármacos lo manejan médicos clínicos, "cuando esos medicamentos deberían ser solo prescriptos por especialistas".
En paralelo, consultada por el impacto de situación económica y la inseguridad en la salud mental, Pochettino aseguró: "Lo vinculado al trabajo y la violencia afecta a la salud mental".
A su vez, decidió brindar una recomendación para que la ciudadanía asimile la importancia que tienen los temas de salud mental -incluido el suicidio- en la vida cotidiana. "No hay que subestimar cuando alguien la pasa mal. Si alguien está así o tiene ideas de muerte, hay que escucharlo y buscar ayuda específica. Esto puede afectar a cualquier persona a lo largo de su vida, aun sin previo diagnóstico de salud mental", sentenció.