Día del Párroco
Padre Mario Ludueña: "El ser solidarios es lo que amortigua el dolor de mucha gente"
El cura párroco de nutra ciudad habló del papel que cumple la Iglesia ante la crisis económica y la necesidad de la comunidad.
El rol del cura párroco como cabeza visible de cada comunidad religiosa es multifacético. Y en tiempos de crisis económica, su papel se hace primordial para dar respuestas a la gente necesitada.
Sobre ello dialogó el padre Mario Ludueña con LA VOZ DE SAN JUSTO, a poco de celebrarse el Día del Sacerdote. También abordó la problemática de la crisis de fe que caracteriza a estos tiempos.
¿Cómo afecta a la cotidianidad de la iglesia los tiempos difíciles en términos económicos que estamos viviendo?
La gente solicitando ayuda es mucha. Hay gente con muchas necesidades. Es un momento difícil el que estamos atravesando. Yo agradezco a Dios por la generosidad de la gente de las parroquias. Hay gente tan buena, que colabora tanto, que eso permite que nosotros podamos dar respuestas.
¿Y cómo hacen para afrontar tal demanda?
Encontramos un sistema que hace un tiempo que la gran mayoría de la gente lo ha comprendido. Lo que hacemos es ir juntando mercadería y cuando la gente viene a buscar le solicitamos una colaboración. Lo que puedan. Si no pueden, se llevan igual, pero la idea es que colaboren. Con eso que vamos juntando, a su vez, conseguimos otras cosas. Entonces se hace una cadena en la que, aun con la ayuda de la gente más necesitada, se puede seguir brindando mercadería.
“Para salir de esta crisis necesitamos humanismo. Que esté quien esté, tenga la capacidad de ponerse en el lugar del que padece”.
¿Qué pide la gente?
El tema puntual es el alimento. Y es algo muy serio, porque viene gente con niños pequeños y a los chicos hay que alimentarlos. Con la ropa es distinto porque si tenés una ropa que cuidas, te dura. Pero el alimento es algo que necesitás todos los días. Tenemos que atender necesidades de gente que se quedó sin trabajo o que tiene trabajos que ganan muy poco. Por suerte contamos con ayuda de mucha gente, en todas las parroquias.
¿Qué rol cumple Cáritas en este contexto?
El camino de Cáritas en la ciudad lleva añares. Si hay una institución en la ciudad que conoce a fondo las necesidades de la gente es Cáritas. No es que comenzó ayer.
Hemos tenido encuentros en un grupo de trabajo interreligioso, que nos reunimos periódicamente. A todos los cultos les toca la misma realidad, la misma necesidad de dar una mano, y lo hacen de una manera muy generosa. Todos lo hacemos desde lo que recibimos. Lo neurálgico de la ayuda viene de las comunidades. Hay situaciones sorprendentes: a veces viene gente que realmente la está pasando muy mal y trae ropa bien cuidada, solo que a sus hijos le quedó chica, pero lo hacen de corazón. También hay gente muy pudiente que trae ropa en muy buen estado, que ayuda mucho. Yo creo que si esta situación está siendo amortiguada es porque hay una ayuda sumamente silenciosamente.
Necesitamos hacer una ayuda inteligente. Nosotros observamos que hay mucha gente que va dando vuelta por las distintas iglesias. Entonces hay que tratar de ser eficientes para distribuir lo que hay de la mejor manera. Las distintas Cáritas se van avisando lo que tienen, lo que les falta, lo que más se pide.
El ser solidarios es lo que amortigua el dolor de mucha gente.
Pareciera que la solidaridad es la única respuesta que encuentran quienes más padecen…
Uno va generando todo un sistema para ayudar. A mí siempre me impactó lo que pasó con las inundaciones en Santa Fe. Hubo mucha gente que ayudó, pero cuando pasó el boom, se fueron y ¿quién quedó? Quedó Cáritas. Siempre va a estar. Y una muestra de su valoración es la cantidad de gente que le lleva cosas a Cáritas. La gente confía ciegamente en ellos.
¿Se nota un incremento en la gente que pide ayuda?
Va yendo a peor, desde hace mucho tiempo. Lo ves en el día a día. Antes sabías que tanta mercadería te duraba para una semana. Y al tiempo empezó a durar menos días, porque cada vez viene más gente a pedir. Esto pasa en varias comunidades. Esto se va agravando. Lo que realmente nos urge es tener trabajo genuino. Hace a la dignidad del ser humano poder ganarse su sustento trabajando.
¿Qué piensa del avance de la derecha en la política nacional?
Personalmente creo que cuando avanza la derecha o avanza la izquierda los resultados no terminan siendo muy distintos. Cuando se está en el poder, si no tenés realmente un equilibrio y –utilizando un término cristiano- una virtud centrada en la Justicia y la solidaridad… podés fabricar pobres.
¿Cuál es la salida que ve?
Para salir de esta crisis necesitamos humanismo. Que esté quien esté, tenga la capacidad de ponerse en el lugar del que padece. La persona, cuando va a haciendo su historia tiene la necesidad de sentirse protagonista. Eso corresponde a su sentido de ser humano, sea creyente o no. Vos querés ser protagonista de tu historia desde tu libertad. Un gobierno puede ahogarte, otro mantenerte, pero no terminás escribiendo tu historia. Eso es peligroso. Lo clave es tomar partido por el ser humano. Hay que ayudar a que el humano crezca en su dignidad, que pueda ganar un sueldo digno, tener acceso a la educación, que pueda criar a sus hijos, llegar a una jubilación que le permita vivir sus últimos años con dignidad.
Hace años que vivimos una crisis de fe… ¿a qué la atribuye?
La respuesta es bastante compleja, porque no hay una sola causa. Hay muchos motivos que se entremezclan. Hay una crisis antropológica, cultural, muy profunda. Crujen valores muy fundamentales. Las crisis sirven para crecer y madurar, siempre y cuando se asuman bien. Si se asume mal, te quedás hundido. Estamos viviendo un momento muy duro. Algunos hablan desde un tiempo de un verdadero cambio epocal. Hay que repensar y redescubrir los valores más profundos.
¿Cómo analiza el papado de Francisco hasta ahora?
Me parece que apuesta a algunas cosas muy fuertes y muy urgentes. La atención de los más necesitados, por ejemplo. No puede ser que en un mundo plagado de riquezas haya tanta gente que padezca. Hace un profundo llamado a la fraternidad humana, porque estamos todos en el mismo barco, que es el mundo. Tenemos que cuidarlo desde lo ecológico, que urge, hasta cómo nos ubicamos para vivir con respecto a los demás. Hay un llamado a la fraternidad, a la hospitalidad. Hay un esfuerzo de Francisco muy importante para que su contribución sea esa, para que después la continúe quien lo suceda.
La ventaja de Francisco es su modo de lenguaje, porque es muy accesible. Pero hay temas que han tocado otros papas magistralmente. La profunda crisis familiar estaba muy bien explicada por el familiaris consortio (1981) de Juan Pablo II, o la relación fe-cultura a la que echó tanta luz Benedicto. Pero hay una parte que le toca a los medios, porque es escandaloso cómo le niegan espacio a los temas profundos, en boca de gente que hace aportes muy significativos. El criterio es económico entonces solo le dan espacio al sensacionalismo.