Entrevista
Pablo Rojas: “La escuela tiene que potenciar capacidades”
Es vicedirector del Colegio Superior San Martín en San Francisco desde los 33 años, siendo uno de los más jóvenes en ese rol. Considera que la transición del aula a la administración fue desafiante pero enriquecedora, y valora la relación con los estudiantes. "Necesitan que uno los escuche, que esté presente", sostiene y enfatiza la importancia de adaptarse a las realidades diversas de los alumnos.
Al ingresar al Colegio Superior San Martín, en San Francisco, nos encontramos con Pablo Rojas (38) en el centro del patio dialogando con los estudiantes. Ahí está Pablo, o Pablito, el “profe”. Cuesta decirle “el vice” porque por su personalidad, empatía, dedicación, compromiso y calidez con toda la comunidad educativa, es más que una autoridad, es un verdadero compañero para crecer y aprender.
A los 33 años asumió el cargo de vicedirector del colegio secundario en el turno tarde, siendo de los más jóvenes en el desafío. “Para ser vicedirector, uno se capacita para tener el puntaje o la formación necesaria en gestión. Cuando llegó la oportunidad, acepté el reto de ser vicedirector suplente del San Martín”, recordó en entrevista con Posta.
"Me siento muy identificado con esta escuela, me siento como en mi casa".
Pablo está al frente de una institución con 275 estudiantes y 100 docentes. “Lo que hizo que finalmente me animara a asumir, fueron mis compañeras. Hoy no pensamos más en cargos sino en un equipo de gestión que está organizado por una directora, un regente y dos vicedirectores. Caminamos juntos en la gestión”, aseguró.
Del aula a la oficina
“Pablito”, como lo llaman los alumnos, contó que no es fácil pasar de la clase al escritorio; de la dinámica del aula a la oficina. “Uno tiene que aprender constantemente. Primero, porque cuando estás en el aula es tu espacio curricular, es tu espacio ´micro´, pero cuando pasás a lo macro, descubrís todo lo que hay como lo administrativo, la preceptoría y más”, explicó.
A pesar de los desafíos que presenta el trabajo diario de sostener ambos lugares, para Rojas “es imposible dejar el aula o este lugar (la vicedirección) porque me siento muy bien en la escuela”.
Con su carisma y forma de ser logra llevar adelante una manera de autoridad diferente. “Cuando yo iba al secundario, era otro tipo de autoridad. Hoy se construye. Como vicedirector, soy el mismo Pablo siempre pero considero que es importante estar presente, conocerlos a los chicos”.
“Los chicos nos enseñan un montón de cosas. Ellos me llaman ´profe Pablito´. Todo el tiempo están enseñándote algo. Hoy no podés estar en un aula si no tenés vínculo con los chicos, si no tenés una relación, no podés enseñar una materia”.
“Los chicos necesitan que uno los escuche, que esté presente, que les digas ´buenos días´ o les preguntes ‘qué tal el finde’. Es importante acercarse y preguntarles qué les pasa, porqué les pasó tal o cual cosa”, agregó.
Con buena memoria visual, Pablo recuerda el nombre de todos los que hacen al San Martín turno tarde y también se involucra en cada historia. “No es fácil marcar el turno e irse a casa y olvidarse lo que un estudiante te contó”, confesó.
Para el docente y vicedirector, “la pandemia marcó un antes y un después porque de alguna manera, todo se potenció. Los adultos vemos lo que pasa a nivel país y eso hizo que los papás tengan que trabajar más horas, hay chicos que tienen o no acceso a algunas cosas y son situaciones que hay que aprender a acompañar”.
Un ejemplo, citó Pablo, es el uniforme. “Algo tan simple como eso te muestra la realidad que viven muchos chicos. Uno le puede decir que un camperón rojo no es para la escuela y ellos te muestran que debajo del abrigo sí tienen la ropa escolar. El problema es que el único abrigo que tienen es ese camperón rojo. Entonces vos, como autoridad, tenés que saber qué hay chicos y chicas que viven realidades muy diferentes”.
“El rol del adulto hoy no es como el de antes. Capaz, por estas realidades y los tiempos que vivimos, se les dificulta estar presentes y hay una necesidad de padres presentes”.
Un profe 4.0
Pablo es de la generación de profesores que hace uso positivo de los dispositivos electrónicos. Para él, el teléfono celular y las redes sociales son una herramienta más para poder captar la atención de los alumnos a la hora de enseñar. De hecho, es el profe que hace uso de los estados de WhatsApp para mostrar lo que habrá en el examen o recordarles cosas para que los chicos se acuerden de las pruebas o se involucren con la materia.
El Tik Tok se convirtió en su aliado para poder captar a sus estudiantes y las redes sociales también le permitieron acercase a ellos. “Hay que usar los dispositivos y las redes sociales de manera pedagógica. Uso la pizarra, mis cuadernos pero con los estudiantes tenemos que trabajar en construir su rol como alumno y que sepa que puede usar los dispositivos de manera positiva”.
También “uso videos, plataformas para que compartan sus pensamientos o aulas virtuales donde pueden participar”.
“Hay que usar los dispositivos y las redes sociales de manera pedagógica. (…) Tenemos que trabajar en construir su rol como alumno y que sepa que puede usar los dispositivos de manera positiva”.
“Cada profesor debe lograr despertar el interés del estudiante y ese es un desafío. Con las herramientas actuales, hay que acompañar el proceso de aprendizaje de cada uno. No es sencillo, porque un profesor, para tener un sueldo que le permita subsistir, tiene hasta 9 cursos que atender, cientos de chicos y trabajo en casa”.
“Muchas veces se habla que hay que contener a los chicos pero eso va más allá. La escuela tiene que potenciar capacidades, que el estudiante pueda construir una proyección de vida y darle la confianza necesaria para su futuro”, reflexionó.
La escuela, como su casa
Pablo está en el colegio desde 2012 cuando comenzó como profesor de Historia. Lo que pocos saben es que, a pesar de estudiar en otro colegio y formarse en Las Varillas, el San Martín era el lugar en el que quería ejercer su vocación de docente. “Cuando quise empezar mi formación en el profesorado de Historia, la carrera todavía no estaba en el nivel superior de la escuela entonces, las opciones eran Las Varillas o Córdoba. Como mis padres no podían solventar mi carrera en Córdoba, viajaba todos los días a Las Varillas”.
El Colegio San Martín siempre lo cautivó. “Recuerdo que pasaba todos los días frente a la escuela en mi bicicleta camino a la Terminal de Ómnibus y me llamaba la atención el edificio. Era una enormidad y entre mí siempre decía que este era el lugar en que quería dar clases”.
Los primeros pasos de Pablo, como ocurre con muchos docentes, fueron en escuelas de la zona donde tenía algunas horas y también en el ámbito rural. “Trabajé en Colonia Iturraspe, Las Pichanas y en Morteros. Hice dedo para llegar a dar clases”
Con el tiempo, llegaron las horas como profesor de Historia y luego, la oportunidad de sumar otras. “Me siento muy identificado con esta escuela, me siento como en mi casa”. Es que Pablo pasa más horas en el San Martín que en su propio domicilio. “Doy clases, estoy al frente de la vicedirección; hay días que entro a las 7.30 de la mañana, tengo una horita libre y sigo hasta la noche”, describió.
“En esta escuela tengo muchos amigos docentes y poco a poco fui construyendo un sentido de pertenencia que hoy me hace sentir que tengo la camiseta de la escuela”, concluyó.
Los pilares de Pablo docente:
- Responsabilidad y compromiso
- Alegría
- Creatividad
- No tener límites a la hora de aprender
- Reflexionar