Otra vez el horror
El femicidio de María Paz nos puso otra vez de cara al espanto y la necesidad de que se tomen medidas para acabar con este flagelo.
Una jovencita de tan solo 17 años fue hallada muerta en la ciudad de Frontera. La policía detuvo a quien sería el presunto homicida, un adolescente de 16 que habría sido su pareja. Se confirmó que existían denuncias previas por violencia, las que habríangenerado la búsqueda del menor por parte de personal de la Departamental San Justo la semana pasada y su detención por algunas horas, porque luego fue liberado.
Esta es la síntesis de una noticia que vuelve a instalar el horror de la violencia contra la mujer en nuestra comunidad. Porque Frontera forma parte de la misma ciudad aun cuando se trate de otra jurisdicción. Y porque estamos frente a otra situación terrible en el marco de un contexto signado por la violencia, que genera el dolor más profundo ante un nuevo femicidio.
En la Argentina, una mujer muere cada 26 horas víctima de la violencia de género: casi un homicidio de estas características por día. Las últimas estadísticas difundidas la semana anterior indicaban que desde que inició el año, se registraron 235 femicidios, trece de los cuales sucedieron en los primeros 17 días de septiembre, según un relevamiento de medios gráficos y digitales de todo el país realizado por el observatorio de violencia de género Ahora Que Sí Nos Ven. Tomar verdadera dimensión de estos números es un imperativo. Porque de lo contrario podríamos comenzar a naturalizar hechos, apelando a la falacia de señalar que son habituales en todas las regiones del país. Mal de muchos, consuelo de tontos, dice el refrán.
No es verdad que nada se ha hecho para intentar la morigeración o eliminación de la violencia en los ámbitos domésticos y contra el sexo femenino. En todas las escuelas de la provincia -en el marco de una ley nacional- se llevan a cabo jornadas especiales sobre la problemática. Incluso en San Francisco, días atrás se realizó una jornada importante sobre la temática en la UTN. Los medios de comunicación están permanentemente enviando mensajes que procuran prevenir este flagelo. Sin embargo, los asesinatos, las violaciones y los abusos contra la mujer continúan.
Entonces, hay mucho más por hacer. No hay que cejar en el empeño de encontrar paliativos preventivos y aplicar toda la fuerza de la ley. Nadie debe quedar afuera de esta tarea. Porque estamos en presencia de un fenómeno que tiene manifestaciones muy variadas y se da en todos los ámbitos sociales. Mientras estamos otra vez conmovidos por el crimen de una joven mujer, las familias, la Justicia, las fuerzas de seguridad, el sistema educativo, los medios, las organizaciones no gubernamentales, entre otros, tenemos que recuperar instancias de reflexión y acción para que el horror no tenga más cabida.