Nueva ola de robos a clubes
Lamentar lo que viene ocurriendo no significa que las instituciones deportivas deban resignarse a continuar siendo víctimas de los atropellos delictivos.
Cada tanto, pero con frecuencia cada vez mayor, la ciudad asiste a oleadas de delitos contra las instalaciones de entidades deportivas. Los clubes, desde los más grandes hasta el más humilde, padecen sustracciones de elementos valiosos como luces, cables, tanques de agua, alambrados y elementos para la práctica deportiva, entre otros elementos.
Los delincuentes se amparan en las sombras de la noche y en las deficiencias de los controles. No se arredran ni siquiera ante las cámaras de seguridad que, con gran esfuerzo, muchas instituciones han instalado en sus campos deportivos como un modo de encontrar algo de tranquilidad frente al accionar casi siempre impune de estas bandas de malvivientes que han encontrado en los clubes un filón apetecible y generalmente sencillo de atacar.
Esta vez les tocó a dos instituciones tradicionales de San Francisco. El club más representativo de la ciudad, Sportivo Belgrano y Defensores de Iturraspe, divisa popular en una gran barriada. El predio que la entidad "verde" tiene en barrio San Cayetano fue otra vez escenario del delito. Rompiendo una de las puertas del complejo, durante un fin de semana se llevaron tres reflectores y, no satisfechos con ello, volvieron días después para sustraer otros dos. En el caso de Defensores de Iturraspe se forzó un candado del tablero de energía para robar tres llaves térmicas y también se cortaron los cables subterráneos y sustrajeron una cantidad no precisada de metros de este valioso insumo.
Lamentar lo que viene ocurriendo no significa que las instituciones deportivas deban resignarse a continuar siendo víctimas de los atropellos delictivos. Desde Sportivo Belgrano se informó que la dirigencia ha solicitado una nueva reunión con el jefe de la Departamental San Justo de la policía y también con las autoridades municipales para buscar alguna solución. Es que la preocupación se extiende y los daños económicos que sufren los clubes son cuantiosos cada vez que reciben la "visita" de la delincuencia.
Llegados a este punto, es importante señalar que estos robos incluso pueden llegar a amenazar la continuidad de alguna entidad. En especial a las que no tienen recursos suficientes como para efectuar erogaciones que les permitan colocar infraestructura disuasiva como alarmas o cámaras de seguridad. Sin embargo, todos los clubes sufren perjuicios cuantiosos cuando son objeto del accionar de sujetos fuera de la ley y no encuentran las respuestas que corresponden por parte de quienes deben darlas.
Es encomiable el espíritu comunitario y el tesón que demuestran algunos dirigentes de instituciones deportivas para sobreponerse a estos lamentables episodios. Son muchos los hombres y mujeres dispuestos a continuar trabajando para que los clubes sigan con vida y continúen cumpliendo su invalorable misión social. Pero no por ello dejan de reclamar las medidas que deben adoptarse para que la seguridad no sea una utopía.
Entonces, se torna indispensable que quienes tienen la obligación de dar respuesta a estos hechos, trabajen a destajo para dar con los autores y así evitar que la delincuencia se encarnice como lo hace con estas instituciones tan valiosas para cualquier comunidad. Apelando a al color que identifica a los dos clubes perjudicados por los robos en estos días, es hora de que las soluciones dejen de estar "verdes".