Nueva etapa en Seguridad
Se aguarda que las primeras decisiones de la flamante nueva conducción de la seguridad en Córdoba permitan encontrar un nuevo rumbo en el trabajo preventivo y el diseño de políticas de combate al delito.
Tras haber asumido su cargo, el nuevo ministro de Seguridad de la provincia, Julián López, efectuó declaraciones a la prensa en las que admitió que la problemática de la inseguridad es una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y prometió diseñar medidas preventivas y de mitigación de su impacto en los cordobeses, juntamente con los municipios.
Con la renovación de autoridades en esa área tan sensible de la vida de los ciudadanos de la provincia, se abre una nueva etapa. La decisión política de cambiar las autoridades de Seguridad ha sido observada como una reacción saludable frente a un reclamo que viene desde hace tiempo y que fue generado por algunos casos de inconducta de algunos miembros de la fuerza de seguridad, así como por hechos delictivos resonantes que generaron lógica alarma.
El nuevo ministro calificó como "un desafío importante" el diseño de políticas que devuelvan la tranquilidad a una población afligida por sucesos que acrecientan la sensación de indefensión, muchos de los cuales exhiben una violencia que espanta. Vaya si es un reto encontrar el camino adecuado para que las cosas retornen a un carril más o menos normal en materia de seguridad. Se trata de afrontar la cuestión que, quizás, más desvela a los cordobeses, independientemente de ciudades, localidades o regiones.
Se aguarda que las primeras decisiones de la flamante nueva conducción de la seguridad en Córdoba permitan encontrar un nuevo rumbo en el trabajo preventivo y el diseño de políticas de combate al delito. En este marco, origina expectativa cierta el anuncio de que se trabajará con el ministerio de Gobierno en la unificación de las medidas y con los municipios para determinar los mejores programas para cada una de las distintas realidades.
El contexto sociopolítico, económico y cultural de este tiempo no ayuda para encontrar las mejores soluciones. Sin embargo, los desafíos deberán ser afrontados con el ímpetu que la población está requiriendo. La mayor presencia policial en las calles debe asumirse como prioritaria. Pero la complejidad de la problemática exige también intensificar la lucha contra las violentas bandas de narcos que operan en Córdoba. Así también, ante el crecimiento constante de los delitos informáticos, se impone el fortalecimiento de sistemas digitales destinados a combatir este tipo de maniobras cada vez más frecuentes y que generan una sensación de vulnerabilidad creciente.
Ha sido el propio nuevo ministro el que ha señalado que "el Estado no puede escapar a su propia responsabilidad" en la cuestión de la seguridad ciudadana. Por cierto, lo debe hacer aplicando todos los recursos disponibles y, asimismo, apoyándose en otros entes oficiales y privados que deberán convertirse en "socios" de las políticas a implementar. Es de esperar que esta nueva gestión atenúe al menos la dramática sensación de inseguridad permanente que se vive en algunos sitios de la provincia y que vaya erigiendo decididamente una arquitectura sólida que permita restaurar la tranquilidad que se está perdiendo.