Análisis
Nueva etapa de un viaje apasionante
Con el acompañamiento fiel de sus lectores y anunciantes, LVSJ inició una nueva era en este apasionante viaje periodístico. Aproximándose a los 110 años de vida, luce un sello indeleble: es el diario de un pueblo. Tiene el orgullo de ser el diario de este pueblo.
Vivimos en este tiempo anegados de información al instante, sometidos a una constante sucesión de impactos noticiosos que impiden la reflexión profunda y serena, angustiados por las vicisitudes cotidianas y vapuleados por una realidad abrumante que impone drásticos cambios. En ese contexto, no es sencillo adentrarse en la rica historia de un periódico de pueblo y anunciar el comienzo de una nueva etapa en este apasionante viaje dominado por el papel entintado, testimonio de la evolución social, política, cultural y económica de una comunidad.
En el momento de despedir ayer al diario sábana, querible compañero en esta aventura periodística que se aproxima a los 110 años, se reflejaba el sentimiento de satisfacción por mantener LA VOZ DE SAN JUSTO la vigencia de principios fundacionales expresados en la primera hoja salida de aquellas imprentas manuales, herederas de la invención de Gutenberg.
Valores que impregnaron la prédica periodística de este diario. Sus páginas fueron, desde el comienzo, espacios para compartir información, expresar opiniones y debatir, en un marco de libertad y responsabilidad, sobre los temas que nos afectan como comunidad. Año tras año, la propuesta informativa fue incrementándose. Hacia mediados del siglo pasado, la tecnología abrió nuevos horizontes: linotipos y máquinas fotográficas se sumaron a los teclados de las máquinas de escribir para hacer más ágil el proceso de edición. Sobre finales de los años 80, la impresión en offset jubiló a la vieja rotativa y a principios de los 90 el color y la digitalización abrieron una era de transformaciones vertiginosas que hoy exhibe uno de sus puntos sobresalientes.
LA VOZ DE SAN JUSTO, el segundo medio de comunicación más antiguo de la provincia, muestra hoy su nueva cara. Se abre un tiempo nuevo, acorde a los desafíos que enfrenta el ecosistema de la comunicación periodística. Utilizando varios soportes y lenguajes, entre ellos el papel, seguirá siendo testigo fiel de la historia de San Francisco y el departamento. Mantendrá su compromiso con la verdad y la responsabilidad. Trabajará para preservar la confianza y el respeto. Continuará siendo un vehículo para la expresión de las ideas, un catalizador de las transformaciones de la comunidad, un espacio para el debate social y una puerta abierta a las aspiraciones de progreso y desarrollo de la comunidad. En definitiva, como ayer se señaló, la ropa nueva tiene el aroma de los principios de siempre.
Con el acompañamiento fiel de sus lectores y anunciantes, LA VOZ DE SAN JUSTO inicia una nueva era en este apasionante viaje periodístico. Aproximándose a los 110 años de vida, luce un sello indeleble: es el diario de un pueblo. Tiene el orgullo de ser el diario de este pueblo.