Sociedad
Nicolás, el sanfrancisqueño que sueña con una expo Playmobil en la ciudad
Nicolás Carrizo es uno de los mayores coleccionistas de la provincia; es de los pocos que aún tiene cajas de estos juguetes cerradas e intactas. Con 35 años y 20 de coleccionismo, vive rodeado de estas figuras siempre vigentes.
Por Stefanía Musso | LVSJ
La casa de Nicolás Carrizo (35) parece una más. Sin embargo, cuando se cruza la puerta, hay ¡un mundo de juegos! En una habitación Nicolás, más conocido como Nicone –nombre que lleva su bar-, está armando su “museo” del Playmobil, un histórico juguete que colecciona desde hace 20 años.
Mientras espera instalar el mobiliario adecuado para conservar sus atesorados muñequitos, LA VOZ DE SAN JUSTO tuvo acceso su universo de estos juguetes de origen alemán. Pronto también viajará a Santa Rosa de Calamuchita para participar de la Segunda Muestra del Interior de Playmobil que lo tiene como organizador y participante.
Junto a otro coleccionista, se darán el gusto de recrear una maqueta medieval a la que Nico dará vida a través de sus piezas mientras su colega será quien construirá el escenario de la Edad Media.
“Estas son las piezas que se van conmigo a Calamuchita”, dijo Carrizo a punto de embalar parte de su colección.
Es un castillo enorme, tan grande como una mesa de comedor que viajará acompañado de muñecos alegóricos, repuestos y otros elementos de la gama Playmobil que “da mil posibilidades de armar y desarmar. Podés estar horas y nunca te vas a aburrir”, sostuvo.
Piezas valiosas
En esa habitación especial dedicada a Playmobil, Nicolás puede estar horas ordenando, jugando, armando y desarmando, pero hay algunas piezas que solo se miran, no se abren ni se tocan. “La pieza más valiosa que tengo puede ser, por su costo, un tren referencia 4027 que está impecable de juguetería, también una estación de trenes referencia 4300 o la estación de carga referencia 4305 son sets que están rondando el medio millón de pesos para arriba. Pero considero una de mis figuras más valiosas un monje colorado de los ‘90, que ronda 70 mil pesos solo la figura, por lo exclusiva y rara que es”, contó.
“Hoy en día, con la inflación que hay y el desbarajuste económico, cuando cada uno pone los precios que quiere, podés hablar de algo nuevo en juguetería desde los 10 mil pesos hasta medio millón, aunque con mil pesos en una feria y sin accesorios podés conseguir”, siguió el coleccionista.
“Yo no compro casi nada acá por qué no se consigue –afirmó-. Como el envío es muy costoso, busco mucho que sean de los más viejos, no tan modernos, y que tengan su caja en lo posible”.
De todos modos, “el valor se lo da uno, más allá del comercial porque es un juguete que hace desde 1974 que se fabrica, hay cosas que no solo no vienen ni se van a hacer más, sino que de conseguirlas, es probable que ya haya pasado por varias manos antes y eso suma un valor histórico nostálgico”.
“Cuando uno compra un Playmobil usado, te encontrás con gente que te cuenta desde lo que le salió hasta cómo los obligaban a los hijos a cuidarlos. Para mí son muy valiosos sin pensar en un futuro económico o como inversión, es lo que me distrae y me da alegría”.
Las figuras más difíciles
Como todo coleccionista, Nico quisiera tener algunas pizas muy específicas y tienen que ver con la historia de la marca alemana. “Las figuras más difíciles son las de color pastel que salieron al principio, figuras de pie más planos, manos fijas que tienen 50 años, pueden rondar los 100 mil pesos. Después, las de PCC (Playmobil Colector Club) que son una serie de figuras individuales que solo salieron para miembros de un club exclusivo que ya no existe más y tiene una partida limitada de un costo hasta de 100 euros la pieza”.
Más allá de la vida cotidiana
Si bien Nicolás dedica gran parte de su tiempo a su comercio y bar Nicone, ubicado en la esquina de España y Belgrano, el mundo Playmobil ocupa un lugar importante en su vida. “Todos tenemos un hobby o algo que nos caracteriza o incluso define, que va más allá de la profesión y el trabajo; algunos un deporte, otros el coleccionismo, la restauración, el modelismo…”.
“Yo siempre fui medio acumulador y coleccionista de álbumes de figuritas, etiquetas de cigarrillos, cosas del snack de los ‘90, también de ir guardando todo envase, envoltorio, cosas que algún día serían coleccionables porque hay de todo tipo a la hora de juntar”, dijo.
Él eligió coleccionar Playmobil “por su inocencia, sus detalles, por esa cosa que parece simple y lo dice todo. Durante la pandemia mi pasión por este juguete se hizo más fuerte, empecé a comprar de vuelta y encontré un grupo de Facebook de otros fanáticos de la Argentina que hace juntadas, exposiciones y demás y ahí empecé a vincularme más y de repente, a participar de otra manera que solo comprando o exhibiendo sino haciendo dioramas, fotografías y armando piezas que no vienen de fábrica con cosas que ya existen y así me convertí no solo en un miembro más activo sino que tuve la posibilidad de organizar una exposición en el interior del país”.
El juguete que nunca envejece
Playmobil es una línea de juguetes de plástico fabricados por el grupo Brandstäter (Geobra Brandstätter GmbH & Co KG) con sede en Zirndorf (Alemania), desde 1974.
La base es un muñeco de 7,5 cm de alto. Sus partes móviles son la cabeza, los brazos y las piernas (y en algunos pocos casos, solo una) y dependiendo de su antigüedad, también las muñecas, en muñecos más antiguos del año 2014.
Estas figuras disponen de multitud de accesorios, vehículos, edificios, plantas y animales en su misma escala que permiten crear una gran cantidad de escenarios y situaciones. De hecho, se cree que la marca desde su presentación al mundo hasta 2022 ha creado 4.659 modelos de figuras y fabricado alrededor de 3.000 millones de estos pequeños personajes.
Ese mundo de tantas creaciones e imaginación cautivó a Nicolás. “De niño los conocía, pero siempre fueron un juguete muy costoso y no me lo compraban. Empecé a coleccionar en 2006 luego de ver una exposición de maquetas de un colegio. Yo había hecho uno de las calles con autitos pero de repente vi una granja y estaba echa solo con Playmobil, con su maqueta completa. Me gustó tanto que me robé una”, recordó entre risas. Eso que comenzó como una travesura de chicos, se convirtió en algo mucho más grande que un pasatiempo, que llevó a este coleccionista a ser reconocido en todo el país y hoy a impulsar la Expo Playmobil Calamuchita. “Quiero que la gente comparta, que se vendan y compren piezas, que la gente se sienta cómoda pero también que juegue”, es su deseo.
A Nicolás le gustaría trasladar algún día la misma muestra a nuestra ciudad. “Mi objetivo es mostrar mi colección e interactuar con la gente, conocer más coleccionistas, hacer de esto algo más federal, replicar este evento en otras localidades, difundiendo el coleccionismo o el amor por algún objeto que no solo tiene un valor monetario, también histórico. Mi sueño es poder hacer algo así en mi ciudad”, concluyó.