Día Mundial de la Mujer Médica
Mujer y médica: un desafío de vocación y compromiso con la protección de la salud
Gabriela Giletta es médica en la Clínica Carrá. En el Día Mundial de la Mujer Médica reflexiona sobre el rol y el espacio, cada vez más importante, que ocupan las mujeres en la medicina. “Les digo a todas las mujeres que sientan la vocación, que acepten el desafío de ser médicas”.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Comprometida con la promoción y protección de la salud, la doctora Gabriela Giletta trabaja día a día en su consultorio y logra abrirse camino en una carrera que hace unos años era territorio casi exclusivo de los varones.
Millones de mujeres médicas en el mundo, todavía tienen que sostener las tareas del hogar, de cuidado y de crianza, además de desempeñar tareas en la medicina que implican jornadas laborales extensas y noches en la guardia de un hospital o sanatorio, enfrentando desafíos y algunos obstáculos debido al género.
Cada 11 de febrero se celebra el Día Mundial de la Mujer Médica en honor a Elizabeth Blackwell, quien fuera la primera mujer en obtener su título de médica en 1849. Quizá sin proponérselo, fue la responsable de abrir el camino para que millones de mujeres pudieran dedicarse a la medicina.
En nuestro país, Cecilia Grierson fue la primera graduada de medicina en 1889, convirtiéndose en un símbolo de lucha y de entrega, una mujer que en pleno siglo XIX supo convertir obstáculos en desafíos.
En esta fecha especial, la doctora Giletta, que atiende Clínica Médica en la Clínica de Especialidades “Enrique J. Carrá (h)”, reflexionó junto a LA VOZ DE SAN JUSTO sobre el rol y el espacio que ocupa hoy la mujer en la medicina.
“Ser médica es parte de mi identidad, el eje de mi vida pasa por la medicina”, aseguró la doctora Giletta, quien en su adolescencia quería ser profesora de Educación Física pero se dio cuenta que la docencia no era lo suyo. Como encontró cierto atractivo en las materias relacionadas con la biología se decidió por la práctica médica que es su vocación como servicio a la comunidad.
Consideró que actualmente “las mujeres tienen mayor acceso académicamente y en la práctica de la medicina. Aunque es difícil para una mujer acceder a ciertas especialidades que demandan más tiempo, ya que debe sostener también su familia”.
“Les digo a todas las mujeres que sientan la vocación que acepten el desafío de ser médicas -remarcó-, es una carrera hermosa, se lidia con limitaciones del sistema para las que no te preparan en la universidad, pero si logran dejar eso de lado es una carrera que realmente te llena el alma, en la que se puede interactuar con gente de todas las edades, de todos los niveles sociales y distintos niveles educativos. Se crece como ser humano”.
“No es una carrera para mujer”
Contó que cuando dijo que iba a estudiar medicina la respuesta que obtuvo de todos lados era: “No es una carrera para mujer”. ”Esa respuesta para mí fue un desafío y entonces dije: yo quiero ser médica”.
Con ese reto llegó a la Facultad de Medicina que en esa época era territorio masculino. “Si bien a mí no me tocó vivir en carne propia discriminaciones tremendas, sí era difícil abrirse camino y mostrar tus capacidades y ganarte el respeto. Sentía que siempre tenía que hacer algo más para ser igual en las evaluaciones que hacían de tu desempeño”.
“Lo mismo ocurría a la hora de conseguir trabajo las primeras preguntas eran si estabas casada, si tenías chicos y eso siempre representaba un problema, ni hablar de transitar un embarazo, postparto, siempre con apuros, apremios y culpas. Pero socialmente era así, no es que en el ambiente de trabajo te tratan mal, era así para cualquier mujer en cualquier lado”, analizó.
Remarcó que afortunadamente, en la actualidad “todo eso cambió, fue cambiando a lo largo de los años. Ocupé cargos como supervisora de residentes y pude ver que las mujeres que fueron entrando fueron ganando su espacio”.
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“La maternidad se vivía de otra manera, el reposo que necesitaban en el tiempo para la lactancia todo eso se fue respetando simplemente sin tener que dar explicaciones, ya estaba establecido y no representaba un freno para el ingreso del aspirante el hecho de ser mujer, tener hijos o estar casada”, afirmó.
Giletta opinó que con el tiempo “fue cambiando la mentalidad de la sociedad y eso se ve reflejado en las instituciones porque hay muchas mujeres médicas”.
“Lo que si ocurre, es que se pospone la maternidad entre las mujeres médicas porque en el caso de querer hacer especialidades a veces hay que viajar y se ve que van posponiendo la maternidad, son madres a edades más avanzadas, aunque no fue mi caso”
La doctora remarcó que en esta profesión “es fundamental el compromiso como médica, pero también el compromiso de la familia que es la que te respalda. La médica que es esposa y madre duerme fuera de la casa varios días a la semana y además continúa trabajando al día siguiente”.
“Terminás una jornada de trabajo que puede ser larga y después continúas con tu familia que te espera. Uno la vocación la tiene, pero, si no se tiene el sostén y el apoyo familiar es complicado. Actualmente mis hijos son grandes ya tienen su independencia y entonces estoy en una edad en la que estoy más tranquila y disfruto de la práctica médica sin apuros y apremios”, dijo.
Contó que eligió la Clínica Médica porque dentro de la medicina “me atrae más el aspecto preventivo de la salud, por eso participo, junto a otros médicos, en el programa de Chequeo Express que ofrece la clínica. La práctica médica es muy reconfortante, es un ida y vuelta, uno da y recibe”.
“Creo que ya no existe la relación médico paciente de manera vertical, esa relación paternalista que te dice que hacer o que no hacer. Ahora es más horizontal y en esa horizontalidad es importante que los pacientes no pierdan el respeto por la voz del profesional”, finalizó.