“Me encontré con un tipo gracioso y no el cascarrabias que pintaban los medios”

Los amantes del deporte tuvieron una cita de lujo ayer en la Feria del Libro San Francisco 2023 con la presencia de Gabriel Rosenbaun, el periodista que escribió junto a Rubén Magnano la biografía sobre el entrenador que llevó a la selección argentina de básquet a la cima del mundo cuando consiguió la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

El cordobés pasó, antes de subirse al escenario con el entrenador, por el stand de LA VOZ DE SAN JUSTO, AM 1050 y el Archivo Gráfico y Museo Histórico y habló de todo un poco: desde su incomodidad de tener que firmar un libro en esta nueva etapa como escritor hasta la intimidad de un Magnano al que encontró “mucho más gracioso” de lo que lo pintaban los medios.

Rosenbaun comentó que desde que se publicó el libro vive un período “muy raro”. “Yo soy un apasionado de la lectura, de todo lo que sea escrito no sólo del libro, del diario, de haber tenido habitaciones repletas de material escrito y siempre estuve del otro lado. Ahora, no sé, me da pudor todo esto. Por ahí me piden un libro ‘que esté firmado por Rubén y firmado por vos’. Yo se lo entrego firmado por Rubén que es el protagonista y me insisten que querían también mi firma. Eso del autógrafo todavía me recontra cuesta así como esto de estar dando notas y demás. Siempre estuve del otro lado, entonces es raro. Pero también está buenísimo”.

El periodista deportivo dijo que no toma la oportunidad de escribir un libro sobre una figura tan importante para el deporte argentino como el premio al mérito, a tantos años de trabajo metódico escribiendo apasionadamente y difundiendo cuestiones que quizás no son tan “main stream” para la industria periodística.

Pero asegura que de todas maneras disfrutó el aprendizaje. "Disfruté mucho pero muchísimo cada instancia. Incluso el aprendizaje de qué poner y qué dejar afuera del libro. Quedó en 350 páginas pero la versión original yo creo que tenía arriba de 500. Me preguntaba qué cortar y eso lo hablaba con Eugenia Almeida, la escritora que es amiga mía, y ella me dijo ‘bueno, arrancá desenamorándote del dato que te llevó mucho tiempo conseguir y que para vos está clavado en el corazón pero para el lector no le cambia la vida exacto. Está bueno aprender esas cosas, ¿cómo estructuras una biografía?”.

Acerca de la obra comentó: “Si hay algo que yo no quería hacer era una biografía aburrida de ‘nació en tal lugar, pesó tanto… No vas a encontrar info de esa, por ejemplo no hay resultados de partidos o casi no hay. Yo quería ir por otro lado, de hecho el libro tiene un juego en espejos entre periodismo narrativo y capítulos autobiográficos. Arrancamos con el 4 de septiembre del 2002 cuando Argentina le gana al Dream Team. Desde la previa, cómo Rubén les cambia la cabeza a los jugadores y cerramos en 2004 en el oro olímpico. En medio de toda esa parábola hay toda una vida de casi 70 años”.

Sobre la faceta personal de Magnano, el periodista contó una anécdota de la presentación del libro en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Córdoba. “Él siempre dice que no hay que mirar para atrás porque si uno se sienta sobre ese pasado de gloria deja de tener desafíos hacia adelante. Ahí le tiré una trampita y le dije ‘bueno, dale, vos no querés mirar hacia atrás pero mirá hacia adelante. Había un auditorio de 350 o 400 personas y había más de 160 personas que había invitado él. Tenías desde familiares –hijos, esposa, nietos y demás- pero también estaban sus compañeros de la secundaria, sus compañeros de Unión Eléctrica cuando era adolescente y empezó a enamorarse del básquet. Sus compañeros del profesorado, sus jugadores de los 80’s, de los 90’s, de los 2000. Tenés que ser un tipo noble, tenés que haber recorrido mucho y haber sido generoso y buena gente para que ese día mirar hacia adelante y ver toda esa gente. La medalla de oro sabemos lo que significa: yo escribo un libro de un tipo que revolucionó el básquet mundial. Pero si vos entras al espesor de la persona, al espesor del humano Rubén Magnano tenés esas 160 personas que hablan mucho de su nobleza”.

Internándose en ese descubrir el costado humano de la figura reconocida, Rosenbaun descubrió a una persona sensible: “Lo comparo por ahí con mi viejo, un tipo duro al que le cuesta emocionarse, pero que cuando se emociona directamente llora. Rubén dice que para el libro aprendió a descascararse, a sacar capitas que antes tenías para mostrarte como un tipo duro, un tipo enérgico. En esa presentación el ‘Pichi’ Campana le dijo ‘Rubén, la verdad que el básquet nos unió, por el básquet hemos vivido tantas cosas juntas pero hoy te puedo decir que te quiero y que te sigo eligiendo para comer un asado”.

“Me encontré con un tipo mucho más gracioso de lo que suponía. Lo que sí tiene de mérito la biografía, me parece, es la cuestión de romper con esa frontera, con esa muralla que habían armado de los medios de que era un tipo hermético, de que era un tipo cascarrabias y apenas pasas esa puerta hay un Rubén muy interesante desde lo emocional, desde lo táctico obviamente, pero principalmente desde lo humano”, concluyó.