Mascotas
Mascotas que dejaron una huella en la historia
Desde hace millones de años, las mascotas se convirtieron en compañeros fieles del hombre. Algunas de ellas, se volvieron tan relevantes que serán recordadas para siempre.
Desde hace millones de años, las mascotas se convirtieron en compañeros fieles del hombre. Algunas de ellas, se volvieron tan relevantes que dejaron una huella en la historia de la humanidad.
El amor por los animales es una de las armas más poderosas del ser humano. Todos aquellos que tienen una mascota entienden la magnitud de tal relación, así como el importante papel que el animal desempeña en la familia.
Lo que quizás sea menos conocido es que la interacción entre el hombre y el animal jugó un papel clave para la evolución de la especie y que nuestro lenguaje y nuestra empatía no serían lo mismo sin ellos.
Estas son solo algunas historias de animales que tuvieron un gran impacto en la humanidad y serán recordados para siempre.
Balto y Togo, los héroes de las medicinas
En el invierno de 1925 estalló una epidemia de difteria en una aldea en Alaska, y los hospitales se vieron desbordados.
No había manera de conseguir la medicina ni por mar, que estaba congelado, ni por aire a causa de las violentas tormentas: la única solución fue enviar a unos 20 mushers a Anchorage, en una misión sin precedentes que fue llamada la Gran Carrera de la Misericordia.
Balto era el líder del grupo que finalmente llegó con la medicina y en consecuencia fue el que recibió más atención, eclipsando al resto de héroes caninos entre los que destacaba Togo, un perro que lideró la misión durante 300 peligrosos kilómetros en contraste con los 50 finales que corrió Balto.
Sam el insumergible
Este gato, supuestamente, sobrevivió al hundimiento de no una sino tres naves durante la Segunda Guerra Mundial.
Sam es mencionado por primera vez como la mascota de uno de los tripulantes del Bismarck, que fue hundido pocos días después de su primera batalla: los británicos, tras una tenaz persecución, hundieron la nave alemana en 1941.
Mientras buscaban sobrevivientes, el barco británico HMS Cossack, avistó al gato flotando sobre escombros, lo rescató y lo adoptó como mascota, nombrándolo Oscar. El gato permaneció en el Cossack hasta que este fue hundido por un submarino.
Los tripulantes con vida fueron reasignados a otras naves, Oscar incluido. Pero no pasó ni un mes hasta que perdió de nuevo su casa flotante. Por lo que, al llegar a tierra no fue reasignado a ningún otro barco, ya que había adquirido la fama de dar mala suerte.
Lampo, el perro ferroviario
Lampo era un perro callejero que apareció en 1953 en la estación de Campiglia Marittima (Toscana) a bordo de un tren de mercancías.
En 1953, Lampo, un perro callejero, apareció en la estación de Campiglia Marittima en Italia. El jefe de estación decidió adoptarlo, y Lampo desarrolló un fuerte vínculo con su hija, acompañándola diariamente en el tren a Piombino para ir a la escuela y luego regresando a la estación para recibirla.
Sin embargo, los superiores del jefe, tratando de alejarlo de la estación, lo enviaron en tren hacia Nápoles, sorprendentemente, Lampo regresó en pocos días.
Después de varios intentos por enviarlo lejos, en los que Lampo siempre regresaba. El perro aprendió a moverse por la red ferroviaria y se convirtió en la mascota de la estación.