Solidaridad
Más salud y bienestar, los beneficios de ayudar a los demás
“Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”, decía la Santa Madre Teresa de Calcuta. En el marco del Día de la Solidaridad, analizamos junto a la psicóloga Camila Liendo, los beneficios que tiene para la salud mental la actitud de brindarse a los otros.
Por Isabel Fernández|LVSJ
Ayudar a los demás nos permite crecer como seres humanos, a mejorar nuestro estado de ánimo, la salud y a lograr la felicidad plena, haciendo un mundo mejor para todos.
Cada 26 de agosto se celebra el Día Nacional de la Solidaridad, en recuerdo del nacimiento, en 1910, de la Santa Madre Teresa de Calcuta, una de las máximas líderes de la paz mundial y emblema de la solidaridad como valor internacional.
Ofrecer tiempo, brindar apoyo, empatía a quienes más lo necesitan es lo que Madre Teresa deja en su mensaje en una de sus frases destacadas: “Si no se vive para los demás, la vida carece de sentido”.
La solidaridad entonces, cambia el mundo, construye la sociedad y también tiene muchos beneficios para la salud mental y física. La licenciada en Psicología, Camila Liendo (MP-14282) analizó en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO las ventajas de ayudar a los demás y remarcó la importancia de educar en solidaridad desde los primeros años de vida.
“Ayudar a otros también es ayudarse a uno mismo, ambas partes se fortalecen, ambas partes experimentaran bienestar. Está demostrado científicamente que las actividades solidarias impactan de manera positiva en las personas que las realizan y en quienes las reciben. Les permite desarrollar empatía, involucrarse en relaciones interpersonales como tener conductas solidarias con otro, son formas de potenciar el bienestar común y aumentar la autoestima”, aseguró la psicóloga.
Remarcó que tal como plantea el neurocientífico, Facundo Manes, “la autoestima actúa como el sistema inmunológico del psiquismo, proporcionándonos resistencia, fortaleza y capacidad de recuperación, mientras que la baja autoestima nos torna vulnerable y con predisposición al malestar”.
Pequeños gestos
No hace falta hacer grandes cosas para ayudar, con lo más simple y sencillo como ser solidarios en casa, podemos cambiar nuestro mundo y el de los otros. La licenciada Liendo afirmó que la actitud de ser solidarios “se debe aprender e incorporar en la vida cotidiana desde los primeros años de vida. La solidaridad puede observarse en la ayuda que brinda un niño o una niña a un integrante de su familia, donde dicha acción le puede provocar un sentimiento de utilidad”.
“Eso impactará directamente en su autoestima que permitirá ir construyendo su fortaleza y estableciendo un valor humano que luego podrá aplicar en otras relaciones interpersonales. Colaborar en el hogar, en la escuela, etc. es un valor humano, no un castigo”, manifestó.
Ser solidarios brinda bienestar
Todos podemos ser solidarios, todos necesitamos dar y recibir, y si lo aprendemos desde pequeños será una conducta natural. “Aprendiendo la solidaridad es una manera de aprender a ser generoso/a, a ser respetuoso/a, responsable/a , a desarrollar la empatía tan valiosa para nuestra formación como personas, poder entender y comprender el dolor o malestar del otro/a y poder hacer algo. De esa manera se van tejiendo redes sociales que nos contienen como sociedad”.
“Así como los padres les enseñan a sus hijos hábitos de higiene, también es recomendable enseñar valores humanos como la solidaridad, responsabilidad, compañerismo, etc., con lo que no sólo serán buenas personas, también les estarán dando la posibilidad de generar recursos para su estabilidad emocional y bienestar en general”, aconsejó la psicóloga.
Siempre hay tiempo para aprender, y los adultos también pueden descubrir la solidaridad como una forma de colaborar con alguien que lo necesita, “también estará aprendiendo que ser solidario es una forma de estar bien consigo mismo”, agregó la psicóloga,
Destacó que, en los espacios de solidaridad, “como en una iglesia, un hospital, una escuela, etc. Los adultos se encuentran con otras personas y de esa manera evitan estar solos/as, pueden dialogar, compartir, participar, crear, etc. La solidaridad es un valor humano que brinda y nos brinda bienestar”.
Nos protege de otros males
Practicar la solidaridad alienta la sociabilidad y nos protege también de otros males. “Los seres humanos somos naturalmente sociales, por lo tanto, necesitamos estar relacionados con los demás para obtener un sentido de pertenencia e identidad colectiva. Si a eso le sumamos la solidaridad es indudable que el bienestar será el resultado”, dijo Liendo.
Indicó que todo esto “impacta en el bienestar físico y mental, las personas participan en actividades culturales, espirituales, deportivas, recreativas, etc. y quienes tienen este tipo de participación social estarán protegidas de otros males, como la droga, alcohol, uso excesivo de la tecnología, o malestares psíquicos”.
Practicar la solidaridad es recomendable siempre, para todos, incluso para las personas que sufren algún problema como la depresión. Liendo aseguró que siempre es recomendable, “primero que las personas que sufren trastorno como la depresión reciban la asistencia médico-psicológica para tratar ese malestar, y luego sugerir la participación en actividades solidarias que se presentan en la sociedad”.