Día de la Danza
María Eugenia Ferreyra: la danza como esencia
Desde su niñez, María Eugenia Ferreyra encontró en la danza una vocación que marcó el rumbo de su vida.
Desde pequeña, María Eugenia Ferreyra (48), directora de Academia Integral de Danzas FEM de la ciudad de San Francisco, recuerda cómo su madre la preparaba para las clases de danzas españolas. "Me ponían los tacos y el rodete, y cruzaba la calle toda vestidita, producida. Era lo más lindo de ir a la clase. Toda cambiada, sin ningún pudor. Me encantaba que la gente me mirara ", relata con los ojos todavía llenos de picardía de aquellos años. A los seis años, comenzó su camino en la danza en el barrio Independencia, bajo la tutela de Marcela Arguello. "Ella fue mi primera maestra y le guardo mucho cariño", confiesa.
A partir de ese momento, la danza se convirtió en una parte esencial de su vida. Mientras asistía a la escuela Sarmiento, participaba en actos y eventos, pero no fue sino hasta los 13 años, cuando su maestra Marcela dejó de enseñar para dedicarse a la kinesología, que tuvo que enfrentar la decisión de seguir sin ella. "Mi mamá me decía que tenía que seguir con Eliana Oskrencki, que tenía su academia en el centro. Yo no quería, pero finalmente me convenció", relata.
Ileana Ocrainschi, su segunda maestra, fue una figura fundamental en su formación. "Iliana era muy exigente, pero eso fue lo que me marcó. La disciplina, el respeto por el uniforme y el horario, esos son los valores que me quedaron", destaca “Maru”, como todos la conocen. Aunque su maestro tenía un enfoque estricto, nunca dejaba de ser cariñosa y atenta, marcando cada corrección con un bastón y un puntero.
Con Iliana, no solo perfeccionó su técnica, sino que también comenzó a enseñar a las niñas más pequeñas. "Ella me hizo hacer prácticas con las más chicas, y fue ahí cuando me di cuenta de que tenía algo para enseñar. No solo para bailar", confiesa. A los 16 años, Eliana le entregó su título de maestra en danza clásica y española, un momento inolvidable para María Eugenia, quien recuerda cómo la invitación a dar clases llegó casi como un mandato. "Me dijo que tenía condiciones y que tenía que empezar a enseñar. Fue como un empujón hacia mi futuro".
Desde ese primer año de clases en su casa, en el living familiar, María Eugenia no paró de enseñar. Recuerda con nostalgia aquellos primeros tiempos, cuando sacaba los sillones y formaba a sus alumnas en el espacio reducido. "Fue un año de prueba, un año ad honorem, pero fue el comienzo de mi carrera como docente", cuenta con una sonrisa. Aunque al principio era algo informal, con el tiempo decidió formalizar su academia.
La docencia como vocación
Los años que siguieron fueron una constante evolución. “Maru” no solo continuó su formación en danza clásica y española, sino que también se aventuró en el jazz, el folclore y, finalmente, en la danza árabe.
Al cumplir sus 19 años, se le otorga el título de "Profesora de danzas clásicas" con la examinadora nacional de danzas Marden Salazar, en el año 1995, siendo su maestra Aida Stevez, en donde inicia también, sus estudios de Danza Jazz y Aeróbica de competición, con la maestra Claudia Mina.
En 1999, a sus 23 años, comienza sus estudios de Danzas Folklóricas y Nativas Argentinas, estudios que culmina al lograr su título de “Profesora de Danzas Nativas y Folklóricas Argentinas", al cabo de seis años de cursado, con su maestra Teresa Ochoa. "A los 23 me decidí a aprender folclore, algo que nunca me había gustado, pero que luego me enamoró", recuerda.
Ese mismo año conoce al maestro Blas Massafra, quien la introduce en la danza contemporánea, en técnica Graham y fue quien la perfeccionó en sus estudios anteriores, técnica y artísticamente. Tras el retiro de su maestro, María Eugenia continúa con su salón de baile hasta la actualidad donde funciona su academia.
Logros destacados
Uno de los momentos más significativos en la carrera de María fue su participación en el Festival Nacional de Folklore en Cosquín en 2005. "Fue una experiencia inolvidable; nunca había audicionado antes y sentirme elegida fue un gran logro", recuerda. Este evento no solo le permitió mostrar su talento, sino también abrir puertas a nuevas oportunidades.
Por otro lado, el descubrimiento de la danza árabe fue uno de los momentos clave en la carrera de “Maru”. En 2003, conoce a la maestra Liliana Ferao, quien llega desde Córdoba con todo su conocimiento en esta cultura milenaria, continuando con el maestro Hakim al Yassir, de la ciudad de Rosario, con quien estudió durante 5 años y comenzó su gran camino en árabe con giras por México. Luego, siguió con el gran maestro de esta danza Amir Taleb en Buenos Aires, viajando cada mes para recibir formación. "La danza árabe me permitió conectarme con una parte más femenina, sensual y expresiva de la danza", explica.
"Viajé a Egipto en 2016 y sentí que logré empaparme de la cultura con todos mis sentidos", comparte emocionada.
Desde 2009, ella es directora de la Escuela Municipal de Danzas Árabes de la ciudad de San Francisco.
Su legado
Hoy en día, su academia es un referente en la comunidad de San Francisco y cuenta con una gran cantidad de alumnos que la siguen, ingresando desde los 3 años hasta el nivel de adultos, en las siguientes disciplinas: danza clásica, jazz, contemporáneo, árabe, iniciación al movimiento, folklore, ritmos latinos, ritmos kids, K - Pop; además de las actividades recreativas, stretching, pilates, ritmos Cardio y fitnes y método de elongación relajación. "Cada generación tiene sus propios gustos, y los niños de hoy son diferentes, pero creo que la disciplina sigue siendo clave", afirma. A pesar de los cambios generacionales, María Eugenia trata de preservar los valores fundamentales de la danza: respeto, dedicación y pasión.
También desde 2022, “Maru” trabaja como docente en la materia artística danza en la Escuela Normal Dr. Nicolás Avellaneda.
Con 30 años dedicados a enseñar y bailar, sigue siendo una figura inspiradora para nuevas generaciones. "Cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo", concluye con una sonrisa radiante, recordando que la danza siempre será su esencia.