Historias
Madres con trabajos nocturnos: entre esfuerzo y organización
En el marco de los festejos del Día de la Madre, dos trabajadoras de una estación de servicio de San Francisco comparten cómo es llevar adelante sus responsabilidades laborales, mientras cuidan y crían a sus hijos.
Por María Laura Ferrero | LVSJ
Tal como lo anticipaba el pronóstico, el pasado jueves San Francisco amaneció con un cielo cargado de nubes grises. La amenaza de lluvia persistió durante toda la mañana, y alrededor de las 12.30, un fuerte chaparrón cayó sobre la ciudad, obligando a los transeúntes a buscar refugio bajo techos o paraguas improvisados. En medio de ese escenario, en la estación de servicio YPF ubicada en la esquina de 9 de Julio y Mitre, dos mujeres se mantenían firmes en sus puestos: Jésica Benítez y Alicia Ferreyra, encargadas del despacho de combustible y GNC en ese turno, trabajaban con la misma energía con la que habían comenzado su jornada a las seis de la mañana.
LA VOZ DE SAN JUSTO dialogó con estas madres trabajadoras para conocer de primera mano cómo equilibran su vida laboral y familiar, con la particularidad de desempeñarse en turnos rotativos, a veces nocturnos, lo que implica desafíos adicionales para quienes también son el sostén de sus hogares.
Jésica Benítez, de 38 años, lleva casi nueve trabajando en la estación de servicio. Es madre de tres hijos de 21, 19 y 14 años. "Cuando empecé, mi hijo menor era muy chico, pero siempre tuve la ayuda de mi hija mayor", cuenta Jésica, destacando el rol crucial que su hija ha jugado en la crianza de sus hermanos durante los horarios laborales más complicados. "A veces es difícil, porque con un solo sueldo y tres chicos, sí o sí tenés que salir a trabajar", comenta con una sonrisa, reflejando el esfuerzo que conlleva su rutina diaria.
Por su parte, Alicia Ferreyra, que lleva 15 años en el mismo empleo, tiene tres hijas de 13, 9 y 6 años. Al igual que Jésica, Alicia depende del apoyo familiar, en este caso de su madre, para poder trabajar. "Cuando trabajo a la mañana, las chicas quedan con mi mamá, pero la mayor ya es muy responsable y se encarga de sus hermanas", comenta. El trabajo en turnos rotativos no ha sido fácil para Alicia, quien debe organizar con antelación las tareas del hogar, desde las comidas hasta la preparación de la ropa, para asegurarse de que todo esté en orden cuando ella no está.
“Somos luchonas“
Ambas mujeres coinciden en que los turnos nocturnos representan uno de los mayores desafíos. Jésica recuerda que durante los primeros años, cuando sus hijos eran más pequeños, las noches se volvían particularmente difíciles, pero siempre contó con el apoyo de su familia. "Mi hija mayor se quedaba a cargo de los más chicos cuando yo trabajaba de noche", relata. En tanto, Alicia también destaca la importancia de la organización: "A las corridas, los baño temprano, les doy de comer y me aseguro de que todo esté listo antes de irme", comenta sobre su rutina antes de comenzar su turno de noche.
La conciliación entre el trabajo y la familia es un desafío constante para estas madres. Jésica menciona que en ocasiones sus hijos reclamaban su presencia, especialmente cuando eran más pequeños, pero reconoce que con el tiempo han aprendido a adaptarse a la situación. "Mis hijos ya son grandes, ya no me reclaman tanto, pero cuando eran chicos sí era más difícil", confiesa. Alicia, con hijas más pequeñas, señala que en ocasiones sus hijas le piden pasar más tiempo juntas. "Me reclaman que no las llevo tanto a la plaza como quisiera, pero intento compensarlo los días que no trabajo", explica.
El esfuerzo de estas mujeres no pasa desapercibido. Ambas destacan el valor de tener un trabajo en horario corrido, lo que les permite, dentro de todo, organizarse mejor. "Es un poco más fácil que tener un horario cortado", comenta Jésica. Alicia coincide: "Con turnos de seis horas seguidas, no tenés que ir y volver todo el tiempo, lo que hace más sencillo ver a los chicos".
A lo largo de los años, tanto Jésica como Alicia han aprendido a gestionar las demandas de su trabajo y de sus familias. "Es cansador, sobre todo cuando tenés que dormir poco, pero uno se acostumbra", afirma Jésica. Sin embargo, ninguna de ellas considera dejar su empleo. "Agradezco tener trabajo", dice Alicia, quien reconoce que en un contexto económico difícil, su empleo le brinda estabilidad a su familia.
En cuanto a la seguridad durante los turnos nocturnos, ambas afirman sentirse tranquilas. "Estamos en el centro, no es tan peligroso", comenta Alicia. Hasta el momento, ninguna ha tenido inconvenientes serios durante la noche, lo que les da un alivio en una ciudad donde, según dicen, aún se puede trabajar con relativa tranquilidad en horas tardías.
La experiencia de Jésica y Alicia refleja el valor y la fortaleza de las madres trabajadoras, quienes no solo deben enfrentar las dificultades cotidianas de sus empleos, sino también ser el pilar de sus familias. "Somos luchonas", dicen con orgullo ambas, y es que para estas mujeres, el esfuerzo diario se traduce en un mejor futuro para sus hijos.
La historia de estas trabajadoras pone en evidencia que detrás de cada sonrisa con la que atienden a sus clientes, hay una historia de sacrificio y compromiso, en la que se destaca la importancia de la organización, el apoyo familiar y la fortaleza personal. Y aunque el cansancio muchas veces las acompañe, su amor por sus hijos es el motor que las impulsa cada día.
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