Entrevista
Luz Lescano: “El teatro es un abrazo que te encuentra donde más lo necesitas”
En el marco del Día Nacional del Teatro, María Luz Lezcano, actriz local nos cuenta todo lo que la apasiona de este arte milenario.
El Teatrillo Municipal de San Francisco vuelve a brillar. Tras un proceso de remodelación largamente esperado, el espacio reabre sus puertas para convertirse, una vez más, en epicentro cultural de la comunidad. Allí, aun maravillada por las remodelaciones, María Luz Lescano, actriz de la escuela de Adrián Vocos, se sienta a charlar con Posta.
Luz, quien ha sido parte de obras premiadas y marcadas por la emoción, nos invita a un recorrido íntimo por su conexión con el teatro y su experiencia como artista en constante aprendizaje.
De espectadora a protagonista
“Mi primer contacto con el teatro fue de muy chiquita, en un show de Floricienta. Estaba encantada, fascinada con todo lo que pasaba en escena”, recuerda María Luz con una sonrisa. Ese primer destello de magia, ligado a la capacidad del arte para hacernos vivir otras realidades, sembró una semilla que florecería años más tarde.
En su adolescencia, las obras de Adrián Vocos despertaron una curiosidad que no se apagaba: “Siempre me preguntaba cómo hacían los actores. Me intrigaba el proceso: cómo alguien sube al escenario y logra suspender la realidad por un momento. Era como si la gente en escena dejara de ser gente que te cruzás en la panadería para convertirse en una familia o en un grupo de amigos. Me fascinaba ese pacto entre actores y público”.
Sin embargo, dar el salto al escenario no fue inmediato. “Soy tímida. Muy tímida. No me animaba”, confiesa Luz. Pero en 2019, motivada por su curiosidad, decidió probar. La pandemia transformó sus primeras clases en experiencias virtuales, algo que no le restó magia a la aventura. “El teatro siempre me pareció mágico. Y aunque empecé como hobby, lo que me dio el teatro fue mucho más que eso. Es una conexión profunda: con tus compañeros, con el público y con vos misma”.
El poder transformador del escenario
Cuando finalmente se subió a las tablas, Luz descubrió algo que había intuido como espectadora: el teatro trasciende lo ficticio. “Es un espacio donde no te sentís solo. Aunque la historia sea ficticia, siempre hay alguien en el mundo que está viviendo algo parecido. El teatro te extiende una mano y te dice: ‘No estás solo’. Esa conexión es lo que me atrapó desde el principio”.
Luz reconoce que su camino en el teatro no ha sido lineal ni sencillo. La timidez todavía aparece, sobre todo en los ensayos o antes de subir al escenario. Pero su mentor, Adrián Vocos, la ayudó a transformar esa barrera en un espacio lúdico: “Adrián siempre dice que el teatro es un juego. Aunque interpretes historias vulnerables o difíciles, hay que encontrar el disfrute. Es un espacio para explorar, para equivocarte, para intentarlo otra vez”.
Historias que conmueven
Uno de los mayores desafíos para Luz llegó con El Loco y la Camisa, una obra que aborda temas sensibles como la violencia y las dinámicas familiares complejas. “Fue un proceso muy largo de trabajo. Mi personaje tenía esta dualidad: hacía cosas que se veían malas, pero venían desde un lugar de vulnerabilidad tremendo. Algunos espectadores venían y me decían: ‘Te odié, pero entendí al personaje’. Eso para mí es lo que hace el teatro: permite que cada uno lo reciba desde su propia historia y que cada función sea una experiencia única”.
Esa conexión con el público se siente especialmente en los momentos posteriores a las funciones. “La gente se acerca emocionada, te agradecen, te cuentan cómo los tocó la historia. Esos momentos me recuerdan por qué amo tanto hacer esto”.
El hogar de las primeras veces
El Teatrillo Municipal ocupa un lugar especial en el corazón de Luz. “Fue el primer escenario que pisé, y ahora, después de tanto tiempo cerrado, volver acá tiene una magia especial. Este lugar es tan íntimo, tan nuestro, que cada obra que se presenta acá se vive de manera única”.
Entre los recuerdos de sus primeras funciones y la emoción de volver a caminar por el renovado escenario, Luz ve en el teatrillo mucho más que un espacio físico: “Es como un hogar para los artistas locales. Volver acá es como regresar a un lugar seguro, lleno de historia y sueños”.
Soñar en grande
Aunque Luz ha tenido la oportunidad de participar en giras y premiaciones, asegura que todo ha sido un regalo inesperado: “Nunca lo soñé. Cada oportunidad que Adrián me presenta es como un sueño nuevo que se me ofrece, y yo lo agarro con ambas manos”.
¿Y el futuro? “Siempre proyecto seguir haciendo teatro. Me encantaría hacer comedia musical. Es un sueño que tengo: ponerle cuerpo, voz y baile a una historia. Me fascina la unión de esas tres disciplinas. Ya tuve una pequeña experiencia antes de la pandemia, y fue mágico. Si alguna vez puedo cumplirlo, sería increíble”.
El teatro, según María Luz
Cuando se le pide que defina el teatro para alguien que nunca lo vivió desde dentro, Luz reflexiona: “El teatro es pura vulnerabilidad, pero también es un lugar donde te reencontrás con todas tus versiones. Es el único espacio donde podés explorar tus emociones más profundas a través de otro ser humano. Te enfrenta con tu propia alma, pero al mismo tiempo te acompaña. Es un proceso intenso, pero hermoso”.
- Una obra: La Casa de Bernarda Alba. Fue mi primera obra, y ahora estamos haciendo una nueva versión por los diez años. Es muy emocionante.
- Un escenario: El Teatrillo Municipal de San Francisco, sin dudas. Es mágico.
- Un sueño: Participar en una comedia musical. Con todo: canto, baile, luces, escenografía. Me encantaría.