Los pasos gigantes de Leandro Bolmaro
Una charla distendida y profunda con el campeón de América, el varillense Leandro Bolmaro, sobre sus pasos gigantes en el básquet y su experiencia en la selección nacional.
(Por Diego Favot, desde Recife Brasil)
Poder charlar con Leandro Bolmaro en una entrevista individual, totalmente relajados, como si estuviéramos en el patio de su casa en Las Varillas o tomando un café en una confitería de San Francisco, son placeres que no tienen punto de comparación. La realidad es que estuvimos dialogando en la terraza del Hotel Grand Mercure, un ambiente semiabierto con la pileta del hotel de fondo, con esa suave brisa que caracteriza las tardecitas de Recife, la llamada la Venecia de Brasil, una gran urbe que a orillas del mar deleita a los viajeros con su casco antiguo de vestigios holandeses y con su vecina, la colonial y bella Olinda, famosa por su carnaval tan particular.
Leandro Bolmaro, el flaco de Las Varillas, ese que dio pasos gigantes en su carrera dentro del básquetbol, y en pocos años pasó de jugar en Almafuerte de Las Varillas a los Utah Jazz de la NBA, previo paso por Bahía Basket y el Barcelona de España. Si bien es historia conocida, es bueno recordarlo para valorar como tuvo que amoldarse a cambios muy abruptos.
Un chico que a los 17 años se fue de su pueblo, eso ya fue un cambio muy grande, y en 5 meses tuvo que ir a Barcelona, ir sólo a Europa. "No lo dudé cuando apareció la oportunidad, pero tuve un poco de miedo. Y allá, pasé mi cumpleaños solo, por primera vez, los primeros cumples solo, son los peores, allá en España no conocía a nadie", me contaba Leandro, quien se adaptó bien, comenzó jugando en el equipo B, la filial, y luego al año siguiente pasó al primer equipo del Barcelona, un grande de Europa.
Yo pensaba a todo esto, ¿cómo estará la cabeza de este muchacho?, ¿habrá podido asimilar esos cambios? "Cada vez que voy saltando me cuesta, me cuesta asimilarlo, como que no llego adaptarme a un lugar y ya tengo que dar otro salto. Cuando estuve en el Barcelona en el segundo equipo, ni tenía en mente el primer equipo. Después me subieron al primer equipo, hubo unos lesionados en mi puesto y aproveché la oportunidad. Yo pensaba... lo que voy a tardar en llegar al primer equipo, y de repente aparece la oportunidad. Estaba preparado, y la dirigencia y los compañeros me ayudaron mucho. Me integraron, querían que juegue bien para ayudarlos. El grupo era muy bueno, y Saras (por Sarunas Jasikevicius), el entrenador, un maestro, me transmitió mucha tranquilidad y experiencia, era como si me conociera de siempre, de toda la vida", me decía Bolmaro con respecto a esto.
Leandro jugó al nivel más alto de Europa, hasta una Final Four de Euroliga. Como dice él, se fue dando, lo que no podemos negar que estaba preparado para eso. Y como no podía ser de otra manera, la NBA puso sus ojos en él, y ahí se venía otro salto más, cuando ya estaba adaptado a Europa. Y otra vez a dar el salto grande, cruzando de nuevo el Océano para jugar en la mejor liga del mundo. "La NBA te llama, es diferente, es otro mundo. Pero tengo paciencia y me estoy preparando para que llegue el momento. El año pasado jugué poco, pero este verano estuve entrenando mucho y la siguiente temporada la encaro ya mejor. Entrene mucho y poco a poco se va viendo los resultados. Es un proceso que requiere paciencia y mucho entrenamiento, estar preparado" .
Y si de equipos hablamos, en la selección nacional al comienzo le costó insertarse, es un equipo que ya estaba armado, viene trabajando y no es fácil. "Me ayudaron mucho, estoy con confianza, y creo que ya encontré mi lugar en el equipo".
Bolmaro pudo tener contacto con integrantes de peso de la Generación Dorada, algunos los tuvo de compañeros, como Scola y Delfino, y otros siempre están presentes de alguna manera. "Ellos te van dando consejos, enseñando, te dicen todo lo que te va a pasar en la carrera y es verdad, es así. Y tener la posibilidad de contar con ellos es tremendo. Imaginate que Manu, que ahora está en el Salón de la Fama, me mande un mensaje y me recomiende cosas, para mí es increíble. Siempre lo miraba de chico y fue una de las inspiraciones por las que empecé a practicar básquet. Es un sueño poder hablar con él ahora, y aprovecho muchísimo esta oportunidad", nos decía con emoción Leandro.
Después de este torneo en Brasil, donde estuvo acompañado por sus padres, su hermana y su tío, pasará por Las Varillas en una visita fugaz y luego emprenderá el viaje al país del norte, para comenzar otra temporada en la NBA, esa que lo desafía constantemente y que este año vino con mudanza de equipo y ciudad. Ya en casa, seguramente se comerá algún azadazo, un lechón a la parrilla, o lo que pinte, invitaciones de sus amigos y familiares nunca le faltan. Todo esto en ese clima de tranquilidad que tanto le gusta, sentado quizás en el patio de su casa, compartiendo una charla amena y distendida con su gente, en su ciudad que tanto lo quiere al "flaco" de Las Varillas.