Propietaria de Las Cañitas
Lola Cassol, ejemplo de mujer emprendedora
Lola se define como “una mujer emprendedora” con “mucho entusiasmo por hacer” y así lo demuestra día tras día en su casa y en su lugar de trabajo.
A sus 76 años, Lola Cassol visita a diario su local de Panadería y Confitería Las Cañitas –Av. Urquiza 237- y apenas ingresa recibe el cariño de sus empleadas que la consideran como una segunda madre.
Dueña de un entusiasmo envidiable, Lola se define como “una mujer emprendedora” con “mucho entusiasmo por hacer” y así lo demuestra día tras día en su casa y en su lugar de trabajo al que acude a diario porque “lo siento como mi lugar en el mundo”.
Nacida en El Tío, desde muy joven tuvo que hacer frente a los desafíos que la vida le ponía por delante. Fue así que, a los pocos años de casarse con Alberto Molli, sobrevino el inesperado fallecimiento de su esposo y desde allí, con 42 años tuvo que hacerse cargo sola de sus 4 hijos –Diego, Verónica, Fabiana y Pablo- y del emprendimiento familiar vinculado con la fabricación de pastas que, a partir de entonces, continuó creciendo hasta este presente donde dirige ‘Las Cañitas’, una firma de probada trayectoria y seriedad empresarial.
En sus orígenes recordó que “con mi marido teníamos la fábrica de pastas y luego de su fallecimiento continuamos trabajando en ese rubro. En un momento me ofrecieron una panadería y, al principio no quería saber nada hasta que mi hijo Diego tomó la decisión de comprarla y desde hace 18 años trabajamos para hacerla crecer día a día”.
Luego recordó a su esposo a quien calificó como “una persona muy inteligente y por eso aprendí mucho de él a pesar de que falleció muy joven. A mis hijos siempre les cuento cómo era su padre y la inteligencia y vitalidad que siempre tenía”.
“Él era una persona que viajaba mucho y hacía muchas cosas para progresar. Lamentablemente falleció de manera repentina e imprevista de un infarto y con ese tremendo golpe tuve que salir adelante en la vida no solo por mí sino por sobre todas las cosas por mis hijos”, expresó.
Sin embargo, el desafío de salir adelante luego del inesperado fallecimiento de su esposo no fue nada sencillo. “En los primeros meses no sabía para dónde ir ni qué hacer. Con el tiempo fui encontrando el camino, pero por sobre todas las cosas sabiendo que Dios me ayudó mucho a encontrarlo”.
Más adelante recordó que gran parte de lo que pudo conseguir en su vida “lo hice sola” por lo cual dijo que “tuve siempre mucha fuerza de voluntad” y a medida que pasaron los años “se fueron sumando mis hijos” y con ellos “se fueron dando las oportunidades que hay que saberlas aprovechar día tras día”.
En este momento, su hijo menor, Pablo fue “quien tomó la posta” en la dirección de Las Cañitas mientras que Lola confiesa que “vengo todos los días porque no puedo pasar mucho tiempo sin estar por acá”.
Recordó que en la época de la pandemia de Covid 19 “sufrí mucho por no poder venir. De todas maneras, cuando se fueron relajando las restricciones empecé a venir al negocio porque ya no podía más. Apenas entro ya sé cómo están todos, quién está con problemas y quién está feliz. Son tantos años que ya los conozco a todos por acá”.
Luego confesó que trata de no involucrarse en las actividades del día a día, sobre todo “en estos momentos tan difíciles de la economía del país” porque “para eso están los chicos”.
“Si bien hay muchos problemas no pierdo la fe de que podamos salir y de esa manera poder ver una mejora en la situación general de nuestro país”, agregó.
“A veces me pregunto de dónde saqué las fuerzas para salir adelante después del fallecimiento de mi marido y aún hoy no tengo la respuesta. Cuando tenía la fábrica de pastas hacía de todo, hasta los panqueques, armaba las cajas de cartón, siempre trabajé y eso es algo que sigo haciendo ahora” mientras que también aseguró que “voy a seguir trabajando hasta que me dé el cuerpo y la salud”.
Quizá una de las razones de su extrema vitalidad se explica en sus propias palabras cuando asegura que “no puedo pasar un día de mi vida sin hacer nada. En mi casa tengo todo ordenado y no puedo pasarme todo el día mirando televisión”.
De hecho, en cada día de su vida explica que “hago muchas actividades porque además de ser mamá de mis hijos, soy abuela que es algo que me encanta. Entonces durante el día me las arreglo para hacer de Lola, mamá, abuela y además de amiga de mis amigas”.
Mientras cuenta su historia, un grupo de empleadas la escuchan atentamente y asienten a cada una de sus palabras con gestos de mucho cariño. De hecho, Lola explica que con el personal “tengo una excelente relación” para luego comentar que “siempre les aconsejo que estudien una carrera y que sean muy trabajadoras”.